Muerte de jueza Ginsburg desata puja más trascendente de cara a las elecciones de EEUU
Lo que está en juego es la conformación ideológica del tribunal que tiene la última palabra sobre los temas que más dividen a la sociedad estadounidense, como el aborto, los derechos de las minorías, el poder de la presidencia, la portación de armas, la atención médica y la pena de muerte, entre otros. (Télam)
El puesto vacante en la Corte Suprema de Estados Unidos tras la muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg, un ícono progresista de la justicia, inauguró un trascendente frente de batalla política entre los republicanos, que quieren aprovechar su mayoría en el Senado para nombrar un sucesor, y los demócratas, que exigen hacerlo después de las elecciones del 3 de noviembre.
Se trata de una puja central, ya que puede desbalancear aun más el peso del máximo tribunal, conformado actualmente por cinco magistrados conservadores sobre el total de sus nueve miembros que ocupan el cargo de por vida.
Lo que está en juego es la conformación ideológica del tribunal que tiene la última palabra sobre los temas que más dividen a la sociedad estadounidense, como el aborto, los derechos de las minorías, el poder de la presidencia, la portación de armas, la atención médica y la pena de muerte, entre otros.
«Mi deseo más ferviente es que no sea reemplazada hasta que se instale un nuevo presidente», indicó Bader Ginsburg, histórica defensora de los derechos de las mujeres, en lo que fue su última voluntad, dictada a su nieta Clara Spera en su casa de Washington antes de morir ayer por un cáncer de páncreas.
Pese a ese deseo, el presidente Donald Trump insistió hoy con que propondrá un candidato, aprovechando que los republicanos todavía controlan la Casa Blanca y la mayoría del Senado, al que de acuerdo a la Constitución le corresponde aprobar la designación.
«Fuimos puestos en esta posición de poder e importancia para tomar decisiones por las personas que con tanto orgullo nos eligieron, como la selección de los jueces de la Corte Suprema, considerada una de las más importantes. ¡Tenemos la obligación, sin demora!», tuiteó el magnate.
En sintonía, el jefe republicano del Senado, Mitch McConnell, adelantó que organizará una votación en la cámara alta del Congreso si Trump nombra antes de la elección del 3 de noviembre al sucesor de la magistrada.
«Nosotros prometimos trabajar con el presidente Trump y apoyar su programa, especialmente sus notables selecciones para los puestos de jueces federales», declaró McConnell, en un comunicado.
«Una vez más, mantendremos nuestra promesa; el candidato de Trump tendrá derecho a una votación en la sede del Senado», añadió el dirigente, que en marzo de 2016 se negó a hacer lo mismo en el caso de un magistrado propuesto por el entonces presidente Barack Obama, argumentando que era un año electoral.
Esta jugada política, inédita en la historia moderna del país, despertó el enojo de los demócratas, que ya se apresuraron a pedir a McConnell que espere para llevar una nominación a consideración del Senado al menos hasta enero, cuando el control de la Casa Blanca y de la cámara alta podría cambiar.
«Los votantes deben escoger un presidente y el presidente debe proponer un juez al Senado», escribió el candidato demócrata, Joe Biden, en su cuenta de Twitter.
Su compañera de fórmula, Kamala Harris, fue más contundente: «Lo que está en juego en esta elección no podría ser mayor; millones de estadounidenses cuentan con nosotros para ganar y proteger la Corte Suprema, por su salud, sus familias y sus derechos», dijo.
Trump ya había declarado en agosto que no dudaría en designar a un magistrado a la Corte Suprema aunque las elecciones estuvieran muy cerca e incluso publicó después una lista de precandidatos que incluye a los senadores republicanos Ted Cruz, Tom Cotton y Josh Hawley, todos conservadores muy próximos a él.
Los cinco jueces conservadores que tiene hoy la Corte Suprema no votaron de manera unificada en casos importantes, lo que permitió hasta ahora al cuarteto progresista, que encabezaba Bader Ginsburg, defender los derechos de las mujeres a interrumpir el embarazo, de los homosexuales a casarse y de los inmigrantes.
Pero la muerte de «RGB», como se la conocía, puede alterar esta ecuación y esto traería consecuencias sobre los derechos sociales, políticos y penales más importantes.
Hasta hoy el Senado, controlado por el Partido Republicano, confirmó a unos 200 jueces conservadores durante el Gobierno de Trump y el 9 de este mes el presidente llamó a confirmar a otros 100.
Durante sus cuatro en el poder, el magnate ya nombró dos magistrados de la Corte Suprema: Neil Gorsuch en 2017 y Brett Kavanaugh en 2018.
Pero estos dos jueces reemplazaron a otros que llegaron al tribunal de la mano de anteriores presidentes republicanos, a diferencia de lo que podría pasar con Bader Ginsburg, que fue nominada por Bill Clinton en 1993.