Con represión en las calles y en secreto asume Lukashenko su sexto mandato

El presidente bielorruso, que se enfrenta a protestas sin precedentes en las calles tras su polémica reelección en agosto, asumió hoy un sexto mandato en una ceremonia mantenida en secreto. (Télam)

«Alexander Lukashenko prestó juramento en lengua bielorrusa, después firmó el acta y la presidenta de la Comisión Electoral le entregó el certificado de presidente de la república de Bielorrusia», informó la agencia de noticias estatal Belta.

La información fue confirmada más tarde por la Presidencia en su página web.

Horas más tarde de esa investidura, Estados Unidos informó que no reconoce a Likashenko como presidente legítimo de Bielorrusia.

«Las elecciones del 9 de agosto no fueron libres ni justas. Los resultados anunciados fueron fraudulentos y carentes de legitimidad», dijo un portavoz del Departamento de Estado, que agregó que «Estados Unidos no puede considerar a Alexander Lukashenko como el presidente legítimo» y reclamó «poner fin a la represión contra ciudadanos que protestan pacíficamente».

Tras el anuncio de investidura a puerta cerrada, el Consejo de Coordinación convocó a una protesta en el centro de Minsk, donde miles de personas se reunieron en la avenida de los Vencedores para manifestarse en contra de la sexta asunción presidencial.

Las fuerzas de seguridad comenzaron a dispersar a varios miles de personas con cañones de agua, informó la agencia de noticias AFP.

La portavoz de la Policía bielorrusa, Natalia Ganusevich informó, sin dar más detalles al respecto, que hay más de 10 detenidos, consignó la agencia de noticias Europa Press.

La presidenta de la Comisión Electoral, Lidia Yermoshina, le entregó hoy a Lukashenko el certificado que lo acredita de nuevo como jefe de Estado, en virtud de unos comicios en los que, según los resultados oficiales, obtuvo más del 80% de los votos.

Tras ver el cortejo del presidente recorrer la ciudad a gran velocidad, con la principal avenida de Minsk cerrada al público y con una importante presencia policial, los medios de comunicación independientes y plataformas de la oposición habían mencionado la posibilidad de que Lukashenko preste juramento a puertas cerradas.

Para la oposición política y los medios contrarios al Gobierno, esta ceremonia, que debía tener lugar legalmente antes del 9 de octubre, se organizó en secreto para que no se convirtiese en catalizador de una nueva gran manifestación.

La dirigente opositora bielorrusa Svetlana Tijanovskaya aseguró que el «secreto» inicio del sexto mandato de Lukashenko solo evidencia su deseo de seguir en el poder a toda costa y afirmó que, con los «hechos» que ya se conocen, «no es el jefe de Estado ni legal ni legítimo» de la antigua república soviética.

«El presidente en funciones afirmó que había ganado con un 80% de los votos, pero convierte su investidura en una operación de los servicios especiales, con protección de las fuerzas antidisturbios y secreta», ironizó en la red Telegram uno de los líderes de la oposición, Pavel Latushko, en el exilio como la mayoría de sus compañeros.

Según la agencia de noticias estatal Belta, Lukashenko, en el poder hace 26 años, mostró su «orgullo» en este discurso de investidura.

«No solo hemos elegido un presidente, hemos defendido nuestros valores, la vida en paz, la soberanía y la independencia», dijo, según informó la agencia de noticias AFP.

Desde el 9 de agosto pasado, día de las presidenciales, en las calles de Minsk hay manifestaciones multitudinarias que piden la salida del poder de Lukashenko, cuya reelección es considerada un fraude por la oposición, a menudo reprimida violentamente.

Lukashenko, que asumió su primer mandato en 1994, acusa a Occidente de orquestar la protesta.

La mayoría de los líderes opositores están exiliados o fueron encarcelados, como Tijanovskaya, que reivindica su victoria en las elecciones y está en Lituania.

La Unión Europea (UE) y Estados Unidos no reconocieron los resultados de las elecciones en las que se impuso Lukashenko.

El ministro de Relaciones Exteriores lituano, cuyo país alberga a opositores bielorrusos y al que Lukashenko acusa de conspiración en su contra, se burló de la ceremonia.

«¡Qué farsa! Elecciones fraudulentas, investidura fraudulenta», tuiteó Linas Linkevicius.

Alemania «no reconoce», por falta de «legitimidad democrática», a Lukashenko, declaró de su lado el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert. «No se cumplieron las exigencias mínimas para unas elecciones democráticas», denunció en rueda de prensa.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

El Periodista