Abuchean a Trump al visitar la Corte Suprema por las exequias de jueza Ginsburg
Trump llegó al tribunal a media mañana acompañado de la primera dama Melania, ambos con mascarilla negra, y guardaron un minuto de silencio antes de partir raudos hacia la Casa Blanca, informó la agencia de noticias AFP. (Télam)
Un grupo de personas que se hallaba afuera de la Corte Suprema de Estados Unidos para homenajear a la fallecida jueza progresista Ruth Bader Ginsburg abucheó hoy al presidente, Donald Trump, cuando acudió a presentar sus respetos a la magistrada.
Antes de que Trump saliera de su vehículo la multitud lo recibió con abucheos y al grito de «voten para que se vaya», en referencia a las próximas elecciones del 3 de noviembre, en las que el mandatario republicano busca otro mandato.
Trump llegó al tribunal a media mañana acompañado de la primera dama Melania, ambos con mascarilla negra, y guardaron un minuto de silencio antes de partir raudos hacia la Casa Blanca, informó la agencia de noticias AFP.
Trump ya dijo que va a nombrar a la reemplazante de Ginsburg antes de las elecciones, con lo que seguramente el máximo tribunal sumará otro juez conservador, quedando con apenas tres progresistas de un total de nueve integrantes.
Esto desató la indignación de la oposición demócrata, que exige esperar a después de los comicios, y contraviene además a la última voluntad de Ginsburg de que fuera el Gobierno resultante de los comicios quien nombre a su reemplazante.
«Honre su deseo», gritaron hoy los manifestantes a Trump, en alusión a Ginsburg.
«Creo que todo va a andar muy bien, que va a ir muy rápido», dijo hoy Trump a Fox Radio sobre el proceso de nominación de un nuevo integrante de la Corte.
«Tenemos a cinco mujeres en la lista y todas me gustan», agregó el mandatario, que ya adelantó que entre las finalistas está la magistrada conservadora Bárbara Lagoa, una jueza de Miami de origen cubano.
La dirigencia republicana defiende que sea el Gobierno de Trump y el Senado controlado por el oficialismo los que nominen y ratifiquen, respectivamente, al reemplazo de Ginsburg.
Pero la oposición demócrata reclama que se respete el deseo que dejó la magistrada en su testamento y se entregue esa responsabilidad al presidente y el Senado electos en las próximas elecciones de noviembre.
El anuncio de Trump de la reemplazante, que se espera para el sábado, desatará una batalla política para lograr la ratificación en el Senado en un tiempo récord, antes de las elecciones a las que Trump y su rival, Joe Biden, llegan con una brecha cada vez menor, según las encuestas.
Los restos de la magistrada se trasladarán mañana al salón de estatuas del Capitolio, la sede del Congreso frente a la Corte Suprema, y la próxima semana será enterrada en una ceremonia privada en el cementerio nacional de Arlington, en las afueras de Washington.
La muerte de Ginsburg no solo significa la pérdida de un ícono popular para la izquierda estadounidense por su defensa por la igualdad de las mujeres ante la ley, sino que además amenaza el «equilibrio» ideológico histórico de la Corte Suprema.
Hasta su muerte, los conservadores eran cinco frente a cuatro progresistas en el tribunal, que decide sobre asuntos de la vida de los estadounidenses, como el derecho a portar armas o al aborto, pero también toca asuntos migratorios o el acceso a la salud.