Presidente alemán califica las protestas de ayer como un ataque al corazón de la democracia
Frank-Walter Steinmeier condenó hoy enérgicamente la irrupción de manifestantes en las escaleras del edificio del Reichstag, sede del Parlamento, durante las protestas de ultraderecha de ayer en Berlín contra la gestión de la pandemia, que congregó a unas 30.000 personas. (Télam)
La presencia de «banderas del Reich (Imperio Alemán, 1871-1918) y de eslóganes de la extrema derecha frente al Bundestag (Parlamento alemán) son un ataque intolerable al corazón de nuestra democracia. Nunca aceptaremos esto», advirtió Steinmeier, citado por la agencia de noticias Europa Press.
«Nuestra democracia funciona», subrayó el mandatario y acotó que cualquiera que esté molesto por las medidas implantadas a causa de la pandemia del coronavirus o dude de la necesidad de las mismas puede hacerlo, incluso manifestarse públicamente.
Alemania cuenta al día de hoy con 242.880 casos desde el estallido de la pandemia y 9.300 muertes.
El Instituto Robert Koch, ente gubernamental encargado del control de enfermedades infecciosas en Alemania, informó 785 nuevos contagios en las últimas 24 horas, aunque reconoció que los números son relativos, dado que los domingos los casos notificados son menores.
Las declaraciones del presidente reflejaron el estupor que generó en gran parte de la dirigencia política y la sociedad alemanas las imágenes de militantes radicales con banderas del antiguo Reich y símbolos nazis en las escaleras del Reichstag, sede parlamento federal.
La intención de «tomar» la sede parlamentaria había sido anunciada en las redes sociales días antes de la manifestación, por lo que la Policía desplegó 3.000 agentes ayer.
El Reichstag fue acordonado, pero en el momento de producirse los incidentes apenas había tres agentes para contener a los manifestantes, y el grupo logró rebasar el cerco de vallas y posar en la escalinata.
Durante la manifestación también se vieron banderas negras, blancas y rojas, que históricamente corresponden al periodo del Imperio Alemán y que son utilizadas por adeptos al movimiento identitario Reichsbürger (Ciudadanos del Imperio), un colectivo de extrema derecha que no reconoce a la República Federal de Alemania y niega el Holocausto.
En el grupo se mezclaron defensores de teorías conspirativas, como el cocinero vegano germano-turco Attila Hildmann, máxima figura de estos movimientos, que acabó detenido, informó la agencia de noticias EFE.
La Policía disolvió la manifestación, despejó la plaza frente al Reichstag y expulsó a todos los manifestantes de esa zona céntrica.
Según las estimaciones de las autoridades, un total de unas 38.000 personas participaron en las diversas marchas de protestas del sábado en la capital.
De acuerdo con un informe vespertino del titular de la cartera de Interior de Berlín, Andreas Geisel, unas 300 personas fueron arrestadas durante el día, 200 de ellas en disturbios ocurridos frente a la embajada rusa, donde unos 3.000 manifestantes del movimiento Reichsbürger y de la extrema derecha lanzaron piedras y botellas contra la Policía.
Todas estas protestas fueron repudiadas por todos los partidos que conforman el Gobierno.
«El edificio del Reichstag es el centro de nuestra democracia. Es intolerable que lo usen extremistas y caóticos para sus fines», apuntó el ministro del Interior, el conservador Horst Seehofer.
El ministro Relaciones Exteriores, el socialdemócrata Heiko Maas publicó en su cuenta de Twitter: «Es una vergüenza ver banderas del Reich ante nuestro Parlamento.»