La ONU denunció asesinatos y torturas en las protestas tras elecciones de 2019 en Bolivia
La ONU publicó hoy un informe que documenta "asesinatos, torturas, malos tratos y detenciones arbitrarias" cometidos en Bolivia en medio de la crisis desatada tras las elecciones de octubre pasado, anuladas bajo sospechas de fraude, situación que derivó en la renuncia del entonces presidente Evo Morales, que denunció que fue víctima de un golpe de estado. (Télam)
El reporte elaborado por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (Acnudh), a cargo de la exprsidenta chilena Michelle Bachelet, contiene más de 150 entrevistas con víctimas, testigos, representantes de la sociedad civil y autoridades.
Al menos 30 personas murieron durante las protestas entre el 20 de octubre y el 25 de noviembre, tras conocerse los datos de las elecciones que dieron como ganador a Morales, y al menos 20 de estas muertes ocurrieron durante operaciones de la policía y las fuerzas armadas.
«Algunos testimonios indicaron que las fuerzas de seguridad recurrieron al uso innecesario o excesivo de la fuerza contra los manifestantes y utilizaron armas para dispersar a la multitud», afirmó un comunicado de la oficina de Bachelet difundido en Ginebra, sede del organismo.
En cuanto a las muertes, solo «fue posible documentar 30, mientras que para otras seis muertes de las cuales se recibió una denuncia, no fue posible realizar las oportunas verificaciones», informó la agencia de noticias EFE.
«Por lo menos 20 de los fallecimientos ocurrieron durante operaciones realizadas por la policía y por las fuerzas armadas en el contexto de protestas; en otros cuatro casos las personas murieron en enfrentamientos entre manifestantes, mientras que para los seis casos restantes no se pudo determinar el origen seguro del deceso».
Entre los hechos más graves figura el asesinato de nueve personas en manifestaciones en Sacaba, Cochabamba, y de 10 en Senkatae, en El Alto, al lado de La Paz, de los que pasaron nueve meses y alrededor de los cuales todavía reina la impunidad, lamentó Bachelet.
«Me preocupa profundamente que, nueve meses después, aún no ha habido rendición de cuentas por las muertes en Sacaba y Senkata, ni para la mayoría de las muertes ocurridas en el período cubierto por nuestro informe», señaló.
Otras violaciones documentadas incluyen la detención arbitraria de 28 personas en El Alto el 11 de noviembre de 2019, sometidas a torturas y otras formas de malos tratos por parte de la policía.
Asimismo, el personal del Acnudh pudo observar a funcionarios públicos y particulares haciendo uso de un lenguaje violento e incendiario, así como violencia verbal y física contra indígenas, evidenciando «un racismo profundamente arraigado».
Otro motivo de preocupación destacado en el informe es la forma en que funcionarios o personas vinculadas al anterior Gobierno fueron objeto de supuesta persecución judicial.
Ello «pone de relieve las deficiencias de larga data del sistema judicial boliviano, y de ahí la necesidad e importancia de garantizar el debido proceso», remarcó el comunicado.
También hubo 94 casos en los que se agredió a periodistas, y personas que trabajaban en la Defensoría del Pueblo de Bolivia sufrieron amenazas y ataques.