Chile debe demostrar que es un país
Hemos vivido una dictadura, terremotos, inundaciones, injusticias, erupciones volcánicas y miles de historias y acontecimientos juntos. No siempre unidos necesariamente, pero desde la misma ubicación geográfica. Eso claramente es insuficiente para constituirnos como un país.
Por José Ramón Cárdenas, publicista
Pareciera ser que queremos cosas diametralmente opuestas, y como no hacerlo, si nos contaron cuentos diferentes, tuvimos oportunidades muy disímiles y somos tan distintos unos de otros.
Hoy las crisis: digital, de dignidad y del Covid19 se entremezclan, se potencian unas a otras y nos muestran con cruel elocuencia que, a pesar de estar cerca físicamente, nuestras condiciones son más desiguales de lo que imaginábamos. Más aún, nuestra riqueza y diversidad cultural, se ha constituido en conflictos porque no se ha podido expresar, producto de la enorme supremacía de un grupo pequeño, que ordena, conduce y dirige el destino de todos y de casi todo.
Siendo extremo, pero no exagerado, hay chilenos que viven sabiendo que su cuarta generación de descendencia podría no hacer nada por generar recursos y aún así, tener una vida económicamente estable. Otros en cambio, no pueden vencer la ansiedad de saber cómo sortearán el día siguiente. Insisto: eso no es un país, ni una patria, ni mucho menos, una comunidad. Pareciera ser entonces que somos más bien un grupo de personas viviendo en un territorio común, pero que carece de lógica, objetivo e identidad que los una.
Volviendo a la contingencia, lo que hoy nos mantiene alerta, es que enfrentamos momentos de dificultad tan enormes como pluricausales, y debiera ser el tiempo en que todos estemos a disposición. No me imagino, por ejemplo, ser testigo del eminente riesgo de alguien querido y no saltar por instinto, en su ayuda, pero de no existir un sentido verdadero de pertenencia y de enlaces emotivos con el propio país, no existe la motivación para hacerlo, ni estructura argumental que lo sostenga.
Quizás esa es la real importancia de reescribir la Constitución. Es probable y esperable que ser parte de un nuevo pacto, permitirá no solo efectos por lo que ahí se escriba o acuerde, sino, devolverá el sentido de pertenencia, de un mismo camino y siendo en exceso optimista, un mismo sueño por lograr. La mejor consecuencia esperable, será que más ciudadanos estén dispuestos a colaborar. Ese es el primer paso para volver a pensar en Chile como un hogar común, una patria. Si no logramos volver a creer en construir un destino conjunto, será imposible seguir sosteniendo un Chile común, solo con una bandera y una camiseta, que no reemplazan la necesaria estructuración a partir de igualdad de derechos, oportunidades y accesos.
Personalmente, creo que cada vez se hace más evidente que, se requieren, menos Phd. en economía, y más líderes sensibles a las condiciones de las personas, cuya sangre en las venas, les orienten en el ejercicio de un liderazgo unificador, no remitido a un guion comunicacional elaborado por asesores y abiertos con sinceridad a nuevas opciones.
Pareciera ser que este tipo de lideres, ya no requieren tener domicilio ideológico o al menos, debieran estar dispuestos a renunciar a él, porque el compromiso con su conglomerado será una dificultad adicional en el entendimiento cabal del momento y en la toma de las imprescindibles decisiones que se avecinan. Hoy quizás debamos buscar en organizaciones de la sociedad civil. Ahí ya se vislumbran personas cuyas competencias, características, inspiración y experiencias serían un tremendo aporte. Solo falta darles el poder.
*gestor de www.esoquiero.cl