Efectos de la enseñanza virtual sobre la comprensión lectora los vamos a ver en el futuro

La pandemia obligó a las escuelas y a los docentes a repensar las clases y adoptar estrategias de interacción virtual que modifican el proceso de aprendizaje: las consecuencias de este cambio abrupto solo podrán evaluarse en el mediano plazo, según explica Valeria Abusamra, doctora en Lingüística que acaba de lanzar el libro "Batería para la evaluación de la escritura", una herramienta para diagnosticar la comprensión lectora de un chico o un grado escolar y planificar cómo ayudarlo a mejorarla. (Telam)

Abusamra es doctora en Lingüística por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigadora de la Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Es autora de «Batería para la evaluación de la escritura», que acaba de publicar la editorial Paidós, una herramienta que valora las habilidades grafomotoras, ortográficas y de planificación escrita a nivel individual o grupal.

La especialista desentraña qué hay de cierto en la idea de que los chicos cada vez tienen más problemas para comprender un texto y analiza los efectos que la virtualidad y el uso de dispositivos tecnológicos podría tener sobre las habilidades ligadas a la lectoescritura.

Hay un tema que preocupa a los padres en este momento: el efecto de la interacción presencial de los chicos con sus maestros. En términos de comprensión lectora, ¿la virtualidad de la enseñanza afecta el aprendizaje de los alumnos?

Lo primero es entender que se trata de una situación excepcional y transitoria que hace que sea difícil medir su impacto sobre el aprendizaje separado de otros factores: la ansiedad, la angustia por la pérdida de seres queridos, el aislamiento e incluso los problemas de conectividad o la vergüenza de mostrar su entorno. Los docentes están haciendo un enorme esfuerzo por contener, acompañar, transmitir contenidos, adaptarse a una modalidad inhabitual para muchos. Por eso, los efectos de la enseñanza virtual sobre la comprensión lectora de los chicos los vamos a poder ver recién en el futuro.

Por supuesto que esta situación no es la ideal, especialmente pensando que la lectura, la escritura, la comprensión y la producción de textos son habilidades lingüísticas culturales, que requieren de acompañamiento, de enseñanza y de ejercitación. A leer y a escribir se enseña. Pero también se necesita la instrucción explícita de las habilidades de comprensión y producción de textos. Ya antes de la pandemia, la era de la tecnología dio lugar a dos desplazamientos: pasamos de la escritura a la imagen y del libro a la pantalla. Y, como dice el sociolingüista Gunther Kress, el mundo de lo dicho es distinto al mundo de lo mostrado: si la enseñanza virtual produce efectos o no sobre la comprensión lectora, los vamos a ver en el futuro.

¿Cuánto influye el soporte en el desarrollo de estos procesos ligados al aprendizaje escolar?

Más allá del soporte, la tarea de leer para comprender un texto no pierde su esencia: es compleja, multicomponencial. Tengas una computadora enfrente, un celular o simplemente papel hay subprocesos que se ponen en marcha inevitablemente: el vocabulario, el conocimiento del mundo, la capacidad de jerarquizar, la de generar inferencias. Claro que cada soporte habilita ciertos recursos y tiene sus propias características. Uno podría pensar que la pantalla de un celular requiere de una capacidad de memoria más amplia ya que solo puedes visualizar un fragmento de los textos. Pero cuando uno trabaja desde la psicolingüística, este «uno podría pensar» no alcanza. Hay que demostrar experimentalmente lo que nos dicen las presunciones o el sentido común. Y en este campo te diría que todavía no hay datos absolutamente concluyentes. Distintas investigaciones llegan a resultados diferentes.

¿Cuáles son las pruebas que plantea su libro?

Propongo ocho pruebas muy concretas, Tres de habilidades grafomotoras de escritura y reproducción de letras; tres de ortografía de dictado de un párrafo, palabras homófonas pero no homógrafas )es decir que suenan parecido pero se escriben diferente), una copia de un texto con cierta dificultad y dos tareas de producción textual: una descripción y una narración en base a viñetas. En todos los casos apuntan a alumnos de primaria desde el segundo semestre de segundo grado hasta séptimo.

¿Qué utilidad tienen?

Estas evaluaciones le sirven a un psicólogo o psicopedagogo para evaluar o diagnosticar un caso aislado o a un docente para evaluar la comprensión de un curso o grado para tener un panorama y planificar la enseñanza.

Entonces se puede enseñar la comprensión lectora en la escuela…

La comprensión lectora se puede ejercitar y no es solo tarea de la escuela. Todos los adultos podemos desarrollar estrategias para que los chicos comprendan. De hecho hay investigaciones que demuestran que las habilidades prelectura influyen de manera determinante para que luego los chicos puedan comprender un texto. Les es más fácil a los chicos que tuvieron una mayor interacción oral con sus padres.

La oralidad les puede ayudar. Si se entrena la habilidad mejora. Desde la escolaridad los chicos aprenden vocabulario, lazos de cohesión: no hace falta esperar que fracasen a los once años para empezar a preocuparse por eso.

Entre sus pruebas propone el dictado, una herramienta que los docentes de antaño reivindican porque, dicen, se usa poco en el aula actual.

Para mí es esencial. Toda la comprensión lectora se pone en marcha en el proceso de dictado. La ortografía, la comprensión, si agrega palabras. Lo que está sucediendo es que cada vez se hace menos y los chicos están menos acostumbrados, incluso a algunos les cuesta terminar un dictado de 90 palabras que no son más que cinco líneas.

¿Puede tener que ver eso con la pérdida de la costumbre de la escritura manuscrita?

La escritura manuscrita es un hábito que hay que ejercitar. La escritura manual, los trazos de las letras, son conocimientos extras. Nos pasa incluso que la mano se cansa más fácilmente por falta de práctica, El aprendizaje de la escritura a mano se fue perdiendo con el tiempo y tiene grandes beneficios para la comprensión lectora, la asimilación de contenidos y el desarrollo de la memoria.

Pero en las casas y en la escuela se manifiestan las dificultades.

Cuesta mantener el acompañamiento, sobre todo con los más chicos. Los padres no estábamos preparados para acompañarlos, para convertirnos en maestros.

Existe la creencia generalizada, que se confirman con los exámenes de ingreso a las universidades o las pruebas de nivelación, de que los alumnos salen de la escuela secundaria sin saber comprender un texto.

Suelo escuchar esos comentarios. Entonces me pareció interesante indagar en esas fallas. Diseñamos una evaluación para medir esas fallas. Trabajamos con un texto presente para que no interviniera la memoria y les dábamos opciones de respuesta para que no tuviesen que producir ellos. Entonces descubrimos que si eliminábamos esas dos variables; la memoria y la producción, sólo el 10 por ciento fallaba. En cambio, si les pedíamos que desarrollasen un concepto que estaba en el texto, fallaba el 60 por ciento. La conclusión es que los alumnos fallan en la reproducción y no en la comprensión.

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El Periodista