Reporte COVID-19 de Espacio Público
Si bien hemos entendido este sistema de información —que a pesar de su atraso en el reporte es al menos consistente—, no hemos logrado entender el sistema de información que se usaba antes de este cambio: las declaraciones del Ministro Mañalich apunta a que existía un sistema mas bien informal para recoger información sobre decesos.
Por Camila Arroyo, Eduardo Engel, Diego Pardow y Pablo Simonetti
Cifras útiles y confiables
La impresión predominante es que perdimos de vista la curva de la epidemia. Hay problemas serios con las cifras de contagios, casos activos y fallecidos. Estos problemas se deben a una combinación de varios factores: cambios metodológicos desafortunados, demoras en el procesamiento de los tests y deficiencias comunicacionales. Entendemos las enormes exigencias que enfrenta el Minsal en la coyuntura actual y por lo mismo proponemos que se convoque a las dos universidades que participan en la Mesa Social —la Universidad de Chile y la Universidad Católica— para que colaboren en las labores de definir, gestionar y comunicar los indicadores que mejor describan la situación epidemiológica actual. Las declaraciones de los dos rectores ayer, (ver Emol) manifestando su mejor disposición para contribuir con esta importante tarea, nos parecen alentadoras. Es el momento de que el Minsal acepte esta generosa oferta.
El número de nuevos casos reportados alcanzó hoy los 5737, el segundo valor más alto desde el comienzo de la epidemia. El promedio de los últimos siete días está en su valor máximo también: 4981 (ver Figura 1a). Luego de nueve días en que no se publicaron datos de tests por región, el informe de hoy permite, nuevamente, calcular las tasas de positividad (fracción de tests realizados que da positivo) en la Región Metropolitana (RM). Esta tasa llega a 59.3 %, por lejos la mas alta en lo que va de la epidemia (ver Figura 1b). Esto significa que tres de cada cinco tests realizados dio positivo, ilustración de la escasez de tests PCR existente. A pesar de que el número de tests realizados ha venido creciendo, la tasa de contagios ha crecido mucho más rápido, de modo que enfrentamos una subestimación mayor del número de contagios efectivos en la población. Según los expertos la tasa de positividad debe estar bajo 5% para considerar que la pandemia está controlada.
La posibilidad de conocer el número de personas que pueden ser fuentes de contagio (se las conoce como “casos activos”), es importante para evaluar cómo está evolucionando la epidemia. Cuando esta cifra crece, significa que las exigencias al sistema hospitalario irán en aumento, cuando cae, cabe esperar lo contrario. Un cambio metodológico reciente calcula los casos activos con base en la fecha de los primeros síntomas, de modo que solo quienes tuvieron los primeros síntomas durante la quincena pasada cuentan como casos activos hoy. Esto significa que aquellos casos en los que el resultado del test se conoce dos semanas o más tiempo después de los primeros síntomas no serán contabilizados ni un solo día como caso activo, cuando la realidad es que debieron ser contabilizados como tales durante dos semanas. Sumando los porcentajes de las columnas 2, 3, 4 y 5 o más de la Tabla 0a vemos que la fracción de casos activos ignorados por completo tomaba valores en torno a 9 % durante abril subiendo hasta un 38 % en las últimas semanas. Está claro que, sin ser perfecto, estimar los casos activos mediante la cifra de nuevos contagios de las dos últimas semanas (menos el número de decesos) es una opción mejor. Hay opciones aun mejores, que requieren de un procesamiento estadístico más sofisticado. El problema que tenemos es que los laboratorios están demorando mucho más que antes en procesar los tests PCR debido a que el número de tests es más alto que antes. Así las cosas, es urgente mejorar la gestión que distribuye los tests realizados entre laboratorios y así lograr que estos operen a capacidad plena en todo momento, con tecnologías que aceleren el procesamiento de las muestras.
La autoridad ha tenido serios problemas para comunicar el nuevo método para recoger información sobre fallecimientos por covid-19. Este cambio se tradujo en que los decesos reportados crecieran de 19 a 192 entre ayer y hoy. Entendemos que este salto se debe a la transición hacia un nuevo sistema para recabar información sobre fallecimientos que involucra al Registro Civil. Como este se toma algunos días en procesar los certificados de defunción, la transición tuvo un par de días en que se reportó un número muy bajo de decesos. Si bien hemos entendido este sistema de información —que a pesar de su atraso en el reporte es al menos consistente—, no hemos logrado entender el sistema de información que se usaba antes de este cambio: las declaraciones del Ministro Mañalich apunta a que existía un sistema mas bien informal para recoger información sobre decesos. También nos preocupa que la autoridad insista en exigir que se haya realizado un test PCR como precondición para declarar covid-19 como causa de muerte, argumentando equivocadamente que “como tenemos una estrategia tan importante de evaluación por PCR, a diferencia de otros países, nos parece que corresponde al criterio adecuado para Chile mantener esa certificación de PCR positivo para determinar que una persona efectivamente falleció por esta enfermedad” (ver declaración en Emol). Si tres de cada cinco personas testeadas dan positivo, es evidente que la demanda por tests excede con creces la oferta y habrá un número importante de personas que morirá por covid-19 sin haberse realizado un test. Las recomendaciones de OMS no incluyen un test PCR como requisito. Al insistir en él, se subreportarán de manera importante los decesos que ocurran fuera de los centros de salud, diferencias que serán recogidas, más temprano que tarde, con la estimación de muertes en exceso no explicadas. Esta subestimación significa que muchas veces no se toman las medidas para prevenir contagios cuando alguien muere por covid-19 en su hogar. Hemos visto testimonios desgarradores al respecto en días recientes. Para lograr una épica de toda la sociedad en pos de la detención de la epidemia, es necesario contar con datos confiables para todos. Solo así la gente creerá en el gobierno y acatará sus decisiones con responsabilidad.
Situación del gran Santiago y el gran Valparaíso
Celebramos que el gobierno haya decidido implementar la cuarentena en Valparaíso y Viña del Mar. Como veníamos advirtiendo en informes previos, la situación de estas ciudades se ha tornado preocupante por la vulnerabilidad social y de salud de su población. Como vemos en la Tabla 0b, los contagios siguen aumentando a tasas altas, anunciando desde ya una difícil situación para el sistema de salud de la región. Quisiéramos sugerir que por su cercanía y por la relación orgánica que tienen con estas ciudades, las comunas de Concón, Quilpué y Villa Alemana también entren en confinamiento. Tal medida sería un paso más para evitar el colapso hospitalario.
En cuanto al gran Santiago, vemos con preocupación que a 25 días de la cuarentena general los contagios totales siguen creciendo, un 2 % según la Tabla 0c. Si se observa la nueva base de fallecimientos liberada por el ministerio de Ciencias, a estas alturas llevamos dos semanas con cifras de muertes por encima de los cien muertos, cifras que van a aumentar a medida que cada día se vaya “llenando” retroactivamente con las defunciones que informa el Registro Civil (ver Figura 1d).
Se puede notar además que el promedio de fallecimientos de la semana que terminó el jueves 4 de junio fue la angustiosa cifra de 110.9 decesos diarios (y esta cifra también subirá con el llenado hacia atrás). Si los contagios cayeran abruptamente hoy (lo que es absolutamente improbable dada la tasa de positividad de 59.3 % que se reportó para la RM), nos quedarían por lo menos dos semanas más a estos niveles o mayores de mortalidad. Si no detenemos la epidemia ahora, el desastre humanitario que enfrentaremos será de una envergadura tal que podría dejar al país dolido, desesperanzado y doblegado por muchos años. Para lograrlo, debemos lograr que la reducción de la movilidad en las ciudades sea mayor a 60 %. Hoy está en un promedio de 39,7 % (ver La Tercera). Para conseguir esta reducción necesitamos llevar apoyo económico directo y urgente a las familias de los barrios vulnerables de Santiago (no cajas demoradas en el tiempo), porque, por razones obvias, es donde se da el mayor incumplimiento de la cuarentena. Se deben también informar diariamente los logros de las comunas en este sentido. Se debe fiscalizar mucho más de lo que hasta ahora. Se debe realizar un gran esfuerzo comunicacional para llamar a la responsabilidad cívica de los chilenos. Junto con esto, hay que agilizar al máximo la estrategia de testeo, trazabilidad y aislamiento, de manera que podamos reducir decididamente la alta transmisibilidad actual del virus.