«No es ‘la gente’, es el diseño de la cuarentena», dice Espacio Público

El informe elaborado por Camila Arroyo, Eduardo Engel, Diego Pardow y Pablo Simonetti analiza las cifras de movilidad en el Gran Santiago y concluye que con ellos será imposible reducir los contagios drásticamente.

A continuación el resumen del informe entregado hoy:

El Informe Nacional de Movilidad dado a conocer hoy por el Ministerio de Transportes reporta un alza de 3 % en los flujos vehiculares del Gran Santiago para la última semana con datos disponibles (del 15 al 19 de junio) respecto de la anterior, lo que implica la imposibilidad de reducir los contagios drásticamente, que es el principal objetivo que debería tener la autoridad en estos momentos.

Creemos que “la gente irresponsable” no es el motivo de los niveles de movilidad que observamos en el gran Santiago. De un total de 23.6 millones de controles, solo 98.000 personas han sido multadas o arrestadas por no cumplir con el sistema de permisos o el toque de queda, lo que equivale al 0.5 % de los controles realizados a lo largo de estos tres meses y medio de epidemia.

En concordancia con esta apreciación, en la encuesta que realizó Espacio Público con Ipsos, y que será presentada mañana a los medios, vemos que 80 % de los encuestados solicitan siempre sus permisos para salir de sus hogares, y 14 % la mayor parte de las veces.

Creemos que una proporción importante de las salidas que no corresponden a salidas a comprar víveres o cosas de farmacia, tienen una motivación económica. Esta apreciación se funda en que ha habido pérdida de ingresos para buena parte de los encuestados (72 % de los hogares en el nivel socioeconómico D/E han tenido una caída importante en sus ingresos y 48 % en los niveles C2 y C3, e incluso muchos han tenido que cambiar de actividad para seguir obteniendo ingresos (60 % en el segmento D/E).

Creemos además que aun hay un número de trabajadores que se ven obligados a salir de sus casas porque las empresas que los contratan continúan requiriendo su presencia en el lugar de trabajo, sin que sus labores sean esenciales. O dicho en otras palabras, la gente continúa saliendo de su casa o bien por obligación o bien en busca de ingresos, aun cuando muchas veces no se trata de empresas de áreas críticas. Por lo tanto, concluimos que la debilidad de la cuarentena no se debe a la desobediencia de la gente sino a su diseño. Y en este sentido, hay dos grandes desafíos que acometer: llegar lo antes posible con la ayuda económica para las familias (IFE y Ley del Empleo y apoyo directo a poblaciones vulnerables, ver informe pasado) y reducir la actividad de las ciudades en cuarentena a lo estrictamente necesario.

Según el ministro Palacios, en Santiago y otras 6 comunas de la RM hay 2.3 millones de personas que siguen trabajando de manera presencial en empresas supuestamente críticas para el funcionamiento del país. La fuerza de trabajo total de la RM antes de la cuarentena era de alrededor de 4 millones de personas. Es decir, la reducción de trabajadores presenciales ha sido solamente de 42.5 %. Creemos que el número de empresas funcionando en cuarentena se puede reducir de manera importante realizando un chequeo más ajustado acerca de cuáles son aquellas que de verdad son esenciales, y eliminando de raíz la entrega de permisos a empresas que aprovechan las fugas del sistema sin que tengan ninguna función crítica que cumplir.

Ha faltado voluntad para fiscalizar a las empresas, bastaría con filtrar el RUT de cada empresa con su giro en el SII antes de la epidemia, para así evitar los abusos que se han denunciado en días recientes.

Deberían además establecerse un canal de denuncias anónimas y un sistema de multas onerosas para las empresas que incurran en malas prácticas al respecto. Una cuarentena más estricta y por lo mismo más breve, es mejor que una menos estricta y prolongada, porque se salvan miles de vidas y el impacto económico es a la larga menor.

La actividad económica debe reducirse al mínimo en las ciudades confinadas, asegurándose de que las personas tengan acceso a su dinero, a su alimentación, a sus servicios básicos, a sus remedios y a sus servicios de salud. Todo lo demás es superfluo.

Un millón de tests

Entre mañana y el miércoles pasaremos el millón de tests PCR realizados en lo que va de la epidemia. La capacidad de testeo alcanzada pareciera ser relativamente buena: el número de tests realizados por millón de habitantes nos sitúa en el lugar 23 de 119 países (consideramos solo aquellos con al menos 3 millones de habitantes). Sin embargo, argumentaremos que la comparación relevante es medir la capacidad de testeo en relación con los niveles de contagio que tiene un país. En países que no han tenido las cifras dramáticas de contagios que ha tenido Chile, la capacidad de testeo necesaria para detectar la mayoría de los casos es inferior a la que requiere nuestro país. Una mejor medida para realizar comparaciones es la positividad en lo que va de la epidemia, es decir, el cociente entre casos detectados y tests realizados. Valores bajos de positividad indican una capacidad de testeo que contribuye a la trazabilidad, valores altos sugieren cierta escasez de los tests realizados. A hoy, este cociente es 25.1 % para Chile, lo cual nos deja en el lugar 106 de los 119 países antes mencionados. La Figura 0 muestra los valores de las positividades para los dos grupos de países que hemos seguido desde que comenzamos con estos informes, el 19 de marzo. Esta gráfica confirma que la positividad promedio de Chile, al 22 de junio, es mayor que aquella de la mayoría de los países restantes.

Lo sucedido en materia de testeo en Chile son dos historias en una: un caso relativamente exitoso hasta el 30 de abril, otra de testeo claramente insuficiente a partir del 1 de mayo. Las positividades diarias durante abril promediaron 9.3 %, un valor que sin estar por debajo del 5 % recomendado por la OMS, es una buena positividad, la mejor de América Latina en aquel entonces. Esto ocurrió gracias a un esfuerzo mancomunado en que participaron el sector público (ISP), privado (diversos laboratorios) y universidades (con un liderazgo del Mininsterio de Ciencias), permitiendo incrementar la capacidad de testeo de 3880 tests diarios (promedio diario de la semana que termina el 1 de abril) a 17628 tests promedio diarios para la semana que termina hoy (ver Tabla 1). Es decir, un incremento de casi cinco veces. Sin embargo, el número de contagios entre comienzos de abril y ahora creció casi veinte veces: 5158 casos diarios en promedio la última semana vs. 270 de la semana que termina el 1 de abril. Si la epidemia no se hubiese salido de control nuestra capacidad de testeo calificaría como un logro importante, pero desgraciadamente no fue así.

En las semanas que vienen, sin una estrategia de trazabilidad masiva que permita seguir cada caso positivo y aislarlo de ser necesario, el aumento de tests por si solo se tornará estéril. Es un hecho que recién en el mes de junio se ha comenzado a fortalecer una estrategia de trazabilidad con la participación de la Atención Primaria de Salud, en la escala que requiere el desafío que nos plantea el altísimo número de contagios.

Cifras de hoy

El promedio móvil de contagios diarios hoy en la RM fue de 3632 (ver Figura 1b). Esta cifra es 20.9 % inferior al de hace una semana (4592), lo cual podría ser la primera cifra alentadora luego de que fuera establecida la cuarentena general el 15 de mayo. No es el momento para celebrar ni de relajar ninguno de los esfuerzos que se están realizando. Al contrario, si no queremos que esta tendencia se revierta y volvamos a tener cifras de contagios crecientes, es clave seguir fortaleciendo las iniciativas que señalamos en este informe e informes recientes para reducir la movilidad. Por varios motivos. Primero, porque para que nuestro sistema hospitalario tenga un respiro los contagios diarios deben caer muchísimo más y lo más rápido posible. No solo importa que las cifras vayan en retroceso, también es clave cuán rápido (o lento) es este retroceso. Las cifras del DEIS conocidas el sábado indican que esta semana el número de fallecidos por covid-19 probablemente se acerque a 2 mil, una cifra inimaginable hace tan solo un mes. Está claro que hay miles de vidas en juego y que dependen de la velocidad con que seamos capaces de reducir los contagios. En segundo lugar, no puede descartarse que las cifras de contagios tengan un repunte. Los indicadores de movilidad mencionados al inicio de este informe indican que las medidas restrictivas no solo están en niveles bajos sino que además se están debilitando.

A diferencia de la RM, los nuevos casos en regiones siguen subiendo, de un promedio diario de 1207 la semana pasada a 1526 esta semana, es decir, un alza de 26 % (ver Figura 1c). Dicha alza es sumamente preocupante. La Tabla 0 muestra las tasas de crecimiento de nuevos contagios en semanas recientes a nivel regional. Las altas tasas de crecimiento en las regiones de Antofagasta, Atacama, O’Higigns, Maule y Biobío debieran ser todas motivo de preocupación. La información respecto de Magallanes también preocupa, donde se ha dado una polémica respecto de si el crecimiento de contagios en semanas recientes está circunscrito a una pesquera o afecta a toda la ciudad. La entrega de información detallada de contagios ayudaría a despejar esta duda.

La información entregada en el último informe epidemiológico a nivel de comunas tiene un incremento inusual de nuevos casos en la mayoría de las comunas, lo cual probablemente se deba a los 31422 casos “perdidos” que se incorporaron la semana pasada. Hubiese sido mejor incorporar estos casos, que corresponden a fechas distantes en el pasado, de una manera que permitiera distinguirlos de los nuevos casos desde el informe epidemiológico anterior. Como no se hizo así —¿sera posible hacerlo en el informe que viene?— nos vemos obligados a no incluir un análisis a nivel de comunas del Gran Santiago y otras ciudades. Esperamos que la autoridad cuente con información sin estos problemas, y que esté monitoreando con atención para poder decretar cuarentenas a tiempo. Se debe evitar repetir el retraso que hubo en decretar cuarentena en la RM.

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El Periodista