Marcelo Simonetti invita a realizar un viaje por Hiroshima en su última novela
En "Dibujos de Hiroshima", el autor nacional sumerge esta novela en una historia familiar marcada por el desastre atómico y aborda temas como la migración y la identidad, conectando Valparaíso con la ciudad japonesa.
La muerte de su abuelo, despierta en el joven Yasuhiro Nakata el deseo de conocer la historia familiar, especialmente, después de hallar una carta en la que descubre otra faceta del anciano y advierte la existencia de un secreto. A raíz de ello, Yasuhiro emprende un viaje que lo llevará de Valparaíso a Hiroshima, lugar del que emigró su abuelo diez años antes del desastre atómico.
Así arranca la nueva novela de Marcelo Simonetti, «Dibujos de Hiroshima», una historia entrañable que permite a los lectores acompañar al protagonista en un viaje en el que no solo se reencuentra con sus orígenes nipones, sino que, además, se cuestiona su presente, sus relaciones interpersonales, y su interés por la escritura, profundizando el deseo inconsciente de comprender cuál es su rol en una historia que no es suya y, sin embargo, lo interpela directamente.
«El viaje tiene varios significados en la novela. Por un lado, es un recurso necesario para que Yasunari pueda entender la historia de su abuelo: precisa desplazarse, salir de su mundo, para encontrar las respuestas que anda buscando», explica el autor. «También el viaje puede entenderse en un sentido más metafórico: el viaje a nuestros orígenes, a las historias que construyeron nuestros antepasados (…) Me gusta la idea de que nuestra existencia no empieza ni termina con nuestro nacimiento y nuestra muerte, que somos un continuo, una posta eterna«, añade Simonetti.
Con una escritura que cautiva desde la primera página, Simonetti nos conecta con la atmósfera y el ritmo tan propio de la literatura japonesa, a la vez que plantea preguntas en torno a la migración, la fragmentación de la historia familiar y la búsqueda de una identidad atravesada por los efectos de la bomba atómica.
Respecto de la influencia oriental que se percibe en Dibujos de Hiroshima, el autor comenta que «no fue algo buscado. Más bien fue el resultado natural del proceso previo a la escritura de la novela». Entre sus influencias, Simonetti menciona a autores como Hiromi Kawakami, Banana Yoshimoto, Natsume Soseki y Yasunari Kawabata.»En esas lecturas descubrí un tono y una cierta mirada que me ayudaron a trabajar una estética más oriental», menciona el escritor.