Somos todos mendigos del fútbol
Por Luis Eduardo Solar
Cuando el año pasado, por motivos que no comentaré, suspendieron el campeonato nacional de fútbol y decretaron las posiciones por secretaría, los futboleros presentamos nuestros primeros síntomas de abstinencia. No fue tan dramático porque la tecnología actual nos permitió seguir con entusiasmos las distintas ligas mundiales, aunque para mí, no hay como el campeonato local y ver jugar al equipo del cual uno es hincha. Se soportaba y en buena forma.
Sin embargo, llegó marzo y nos quedamos sin fútbol, no solo local sino mundial. Ustedes comprenderán que, para un espécimen como yo que transpira fútbol, llevar mes y medio sin partidos es más bien dramático.
Sé que suena una soberana estupidez estar “reclamando” por partidos cuando el mundo vive la crisis más grande de los últimos 100 años, pero como dijo alguna vez ese gran DT, don Arrigo Sacchi, “el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes”. Agréguele a lo que vivimos, sin duda, el estrés de este ayuno futbolero obligatorio.
Recuerdo que en años anteriores cuando en Chile fallaban los partidos, estaba siempre la opción de sacar un pasaje y viajar el fin de semana hasta Buenos Aires; luego de hablar con ese “Bostero” maravilloso que es Fernando Pasman, para asistir a unos cinco partidos en canchas porteñas en 48 horas. Todos concordaran conmigo que una pasadita como esa llena bastante el apetito futbolístico, pero la realidad es que no hay dónde ir y solo queda seguir mirando por enésima vez partidos que han repetido hasta el hartazgo, contestar las encuestas más insólitas por las RRSS, escuchar y/o ver los programas de radio y TV que, de por sí, son bastante fomes y llenos de lugares comunes cuando la pelota se mueve… imagínese usted lo que son ahora que no hay fútbol.
Lo terrible es que de volver, quizás cuándo, tendremos que soportar la idea de partidos sin público y, acordándome de Galeano, con eso de “jugar sin hinchada es como bailar sin música”, los estadios vacíos le quitan gran parte de la emoción a esta actividad deportiva… aunque a esta altura todo sería bienvenido.
Después de casi mes y medio lo único que quiero y queremos los futboleros es volver a ver a nuestro equipo jugando por los puntos, revisar la tabla de posiciones el lunes, ver el fixture para programar el fin de semana que viene o discutir con el hincha del equipo rival.
La gente que no es fanática no entenderá ni esta columna ni mucho menos que se tenga nostalgia por los partidos o por ir a un estadio a ver a tu equipo, pero quizás esta reflexión de ese gran escritor uruguayo, les dé una idea: “Yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y en los estadios suplico una linda jugadita por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece”.
A esta altura somos todos mendigos del fútbol.