Bachelet insta a los gobiernos a respetar derechos humanos durante la Pandemia

«Muchos gobiernos se están enfrentando a decisiones difíciles y se necesitarán medidas de emergencia para responder a esta crisis de salud público, pero una situación de emergencia no es un cheque en blanco para obviar las obligaciones en materia de Derechos Humanos», ha dicho Bachelet en una comparecencia.

La ex presidenta chilena ha recalcado que, incluso en plena pandemia, «es imperativo respetar los derechos civiles y políticos», por lo que ha indicado que las medidas adoptadas deben ser «necesarias y proporcionadas».

En concreto se ha referido a las medidas de confinamiento adoptadas en numerosos países, ya sea como toques de queda o cuarentenas. «El encierro no puede durar para siempre. Se deben idear estrategias de salida para garantizar que nuestras sociedades y nuestros pueblos se recuperen», ha defendido.

También ha incidido sobre la importancia de que la población esté bien informada sobre la vigencia de las medidas extraordinarias y sobre sus sanciones, apuntando que las infracciones deben ser castigadas de forma «justa y humana».

En concreto se ha referido a las medidas de confinamiento adoptadas en numerosos países, ya sea como toques de queda o cuarentenas. «El encierro no puede durar para siempre. Se deben idear estrategias de salida para garantizar que nuestras sociedades y nuestros pueblos se recuperen».
A este respecto, ha reiterado el llamamiento a despejar las cárceles liberando a los condenados por delitos menores. Aumentar la población penitenciaria castigando con prisión las infracciones de las medidas preventivas «es como exacerbar la pandemia», ha sostenido.

Bachelet se ha mostrado «profundamente preocupada» por las medidas adoptadas por algunos países que dan «poderes ilimitados y no sujetos a control» a sus gobiernos. «En algunos casos, la pandemia se ha usado para justificar cambios represivos en la legislación que seguirán en vigor cuando la emergencia acabe», ha denunciado.

Asimismo, ha denunciado las «restricciones a la libertad de expresión», tales como «acciones formuladas vagamente para combatir la supuesta desinformación que podrían aplicarse a cualquier crítica» y que en algunos países ya se han traducido en detenciones de periodistas y trabajadores sanitarios. «Criticar no es un crimen», ha subrayado.

Frente a ello, ha instado a «todos los gobiernos a aumentar significativamente el acceso a información precisa» porque en situaciones así «la transparencia no solo es esencial, sino que puede salvar vidas». En consecuencia, ha exigido al mismo tiempo el fin de cualquier bloqueo informativo en Internet y redes sociales.

«No dejar a nadie atrás». En este escenario, Bachelet ha propuesto dos líneas de acción, una para la «inmediata respuesta» a la pandemia y otra enfocada a la fase de recuperación, ambas basadas en la solidaridad dentro de las propias sociedades y en la comunidad internacional. «No nos podemos permitir dejar a nadie atrás», ha aseverado.

La jefa de Derechos Humanos de la ONU ha observado que la crisis del coronavirus «ha expuesto el dañino impacto de las desigualdades en cada sociedad», incluso en los países desarrollados, donde «los problemas en el acceso a la sanidad, a los derechos laborales, a la protección social y a vivir con espacio y dignidad se han hecho patentes».

Bachelet ha pedido reforzar los sistemas sanitarios para que den cabida a todos los que lo necesiten y ha hecho énfasis en la importancia de proteger a los profesionales de la salud.

Además, ha reclamado medidas específicas para los colectivos vulnerables, entre los que ha mencionado las mujeres, los migrantes o las personas con discapacidad. En el caso de las mujeres ha explicado que no solo suelen llevar la carga del hogar, sino que se enfrentan a «la creciente amenaza de la violencia doméstica», mencionando en este sentido «las recientes estadísticas de Francia y España» sobre este asunto.

También se ha referido a España para hablar del «desproporcionado» impacto que el coronavirus tendrá entre los más pobres. «Por ejemplo», ha comentado, «la información de las autoridades regionales de Cataluña indica que los residentes en los barrios más pobres tienen entre seis y siete veces más posibilidades de contraer el virus que la gente que vive en zonas ricas».

«Una prueba social». La Alta Comisionada ha defendido una vez más que, si bien «es natural –y necesario– que haya esfuerzos nacionales» para superar la crisis del coronavirus, «es una pandemia y solo la solidaridad global garantizará que la podamos combatir de forma eficaz.

Así, ha considerado que, en un momento en el que el mundo se enfrenta a una «amenaza existencial», «no hay lugar para el nacionalismo o de buscar chivos expiatorios –incluidos los migrantes y las minorías–«, lamentando que se hayan producido «inaceptables» ataques físicos y verbales contra personas de origen asiático.

Bachelet también ha querido reiterar su llamamiento a revocar las sanciones que tengan un impacto negativo en el sector sanitario o en los Derechos Humanos de las poblaciones vulnerables, esgrimiendo que «cualquier obstáculo a los esfuerzos médicos en un país aumenta el riesgo para todos».

Por contra, ha planteado que «puede que necesitemos explorar nuevos mecanismos financieros para financiar la solidaridad global» y ha valorado en este sentido la iniciativa del Banco de Desarrollo Africano, que ha anunciado «el mayor bono social del mundo», dotado con US$3.000 millones.

La responsable de la ONU ha advertido que de las decisiones tomadas ahora dependerá que la comunidad internacional salga reforzada de esta crisis. «Ningún país estaba preparado para este ‘shock'», ha dicho, pero «debemos reconstruirnos mejor».

«Esto es una prueba colosal para los liderazgos. Requiere acciones decisivas, coordinadas e innovadoras de todos y para todos. Aunque estamos físicamente separados, debemos permanecer juntos», ha concluido.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

El Periodista