Buenas noches, dulce príncipe. Nuestro impostor

Homenaje de la actriz, escritora y dramaturga, Nona Fernández, al premio nacional de Artes, Alejandro Sieveking, fallecido ayer a los 85 años.

Por Nona Fernández

Antofagasta, año 2018, Alejandro Sieveking se encuentra dando una charla abierta en el contexto de la Muestra Nacional de dramaturgia cuando un joven le pregunta por sus métodos de creación. Quiere saber cómo ha podido retratar de manera tan clara la voz popular del campo chileno. Quiere saber cómo se acercó a esa habla, si realizó visitas, investigación en terreno.

Fotografía: Sergio López

El maestro, que no se creía maestro, y que rara vez respondía las preguntas directamente, le contó esta anécdota: a comienzos de los setenta, su gran amigo Víctor Jara le pidió ayuda para escribir juntos la letra de algunas canciones para su disco La Población. El maestro, que no se creía maestro, se espantó y le preguntó a Víctor si estaba loco. Cómo podría él escribir sobre una población si nunca había pisado una. Y Víctor Jara, otro maestro, le respondió que no necesitaba pisar una población para escribir sobre ella porque él era un gran escritor. Los grandes escritores no necesitan nada más que su imaginación.

Desde entonces el maestro, que no se creía maestro, según dijo, escribió sin culpa sobre todo lo que quiso. Retrató escenarios que nunca conoció y habló por voces que nunca escuchó.

No soy una persona confiable, le contesto esa mañana al joven escritor. Más que un dramaturgo soy un impostor.

Buenas noches, dulce príncipe. Nuestro impostor.

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El Periodista