Solange de Vidts: El Pipe
Felipe -“El Pipe”- cuida autos. Durante más o menos 6 años, lo vi cuidando autos en el estacionamiento ubicado frente a unas farmacias (de las grandes cadenas, obvio, las que se coludieron) y otro local, ubicadas en el lado poniente de Avda. Ossandón entre Avda. Príncipe de Gales y Echeñique, en la comuna verde de La Reina.
Por Solange de Vidts, abogada*
Durante años, mientras las farmacias me esquilmaban, lo observé haciendo esfuerzos casi sobrehumanos por lograr llegar a tiempo a la ventana de los vehículos que se iban, esfuerzos que demasiado frecuentemente eran infructuosos dado que padece de una notoria discapacidad física que le dificulta caminar, y con mayor razón, correr. Con frío, lluvia, calor, muchos días, años, él estaba ahí. Una y otra vez observé vehículos, salir rápidamente del estacionamiento antes que el Pipe alcanzara a llegar a estirar su mano. El igual sonreía.
Desde hace algún tiempo, a estas empresas se les ocurrió cobrar el estacionamiento. Entonces uno iba a una de las farmacias a comprar algún medicamento, esperaba veinte minutos a que atendieran, no tenían el medicamento a ningún precio, caminaba veinte pasos hasta la otra farmacia, esperaba otros veinte minutos, compraba a precio escandaloso el medicamento, volvía a buscar el auto, y aparecía un cobrador con una máquina en la mano. “Si no tiene boleta de esta farmacia, tiene que pagar los 40 minutos de estacionamiento”. Claro, en ninguna parte se explicaba cuáles espacios eran de cuál local. Y el joven que siempre estuvo ahí, sonriente, al que le costaba tanto caminar, y a quien la gente se le iba sin darle propina, no estaba.
La semana pasada, me di cuenta de que Pipe está cuidando autos en la vereda oriente de la misma calle, al frente de un restorán. A metros de donde siempre estaba. Me sorprendí al verlo, conversamos un poco y me explicó que cuando empezaron a cobrar al frente, él no pudo seguir ahí, pero que el Lucho lo había convidado a compartir su lugar de trabajo. Buena onda el Lucho, sin duda. Luego de esa explicación, por primera vez en años, me hizo una petición. Me pidió zapatillas número 41, usadas, porque las suyas estaban rotas. Me odié al máximo por no haber reparado hasta ese momento, en el hecho de que las zapatillas que llevaba puestas estaban igual de abiertas que la boca de un tiburón que está a punto de tragarse una lancha completa. No logro entender cómo diablos podía desplazarse con esas zapatillas. Conversé un poco más con él. Es hincha del Colo y le gustaría algún día ir al estadio a verlos jugar, pero piensa que nunca podrá porque no le alcanza el dinero que gana, aunque ahora se le van menos autos sin darle propina porque el espacio de estacionamiento es más pequeño y además el Lucho lo ayuda.
Nuestro país tiene miles de Pipes. De hecho, más de un millón.600 mil en Chile sufren algún tipo y grado de discapacidad, a las que el Estado aún llama “inválidas” o sea, no valen. La Pensión Básica Solidaria de Invalidez, que tiene varios requisitos y para obtenerla se deben hacer trámites que probablemente el Pipe no pueda hacer, es de poco más de $ 137.000 mensuales.
No tiene nada de solidario, que a las personas con discapacidad que por definición necesitan más apoyo, les den un “beneficio” muy inferior al sueldo mínimo, que como todos sabemos, es bajo.
Cuando uno piensa que ya no podemos ser menos solidarios, aparece la pensión de invalidez. Las personas con discapacidad que no cumplen con los requisitos de la pensión “solidaria”, pueden recibir esa pensión, que es menos de 80 mil pesos mensuales. De ninguna manera alcanza para siquiera alimentarse. Mucho menos comprar zapatillas.
Pipe ahora tiene zapatillas nuevas. Merece poder ir a ver jugar al Colo. El Lucho lo ayuda más que el Estado y es mejor persona que los automovilistas que se van sin dejar una propina y que esta escribidora, porque no me di cuenta que el Pipe tenía las zapatillas rotas hasta que me lo dijo.
Fin.
*Mamá, abuela, escribidora, sobreviviente, abogada. #ProtestaRoja #PulserasRojas todos los días.