Parásitos: sobreviviendo a la podredumbre
Por Miguel M. Reyes Almarza*
★★★★☆ (4 sobre 5)
Si hay algo que no podemos negar del cine surcoreano es la originalidad de sus historias, quizás porque vivimos muy lejos y eso que para ellos es la normalidad para nosotros se transforma en un espacio mágico, surreal en algunos momentos. Sin embargo, nada de lo que aparece en “Parásitos” es nuevo, lo que nos golpea en la cara es la forma en que se presenta la cotidianeidad de vivir en un sistema que transita por su desgaste de forma peligrosa.
Basada en el cruce real de dos familias que viven realidades materiales distintas, la película de Bong Joon-ho, Palma de Oro en Cannes por esta producción y elegido el 2017 uno de los mejores 25 directores del siglo XXI según Metacritic, teje con maestría una historia llena de obviedades que se esconde detrás de ese humor negro que opera como un bálsamo a la hora de expresar lo real evitando el dolor de sentirse absurdo.
Mal considerada como drama, ya que es una tragedia gracias a los aditivos de comedia, el argumento pone, otra vez, en el ojo del observador los efectos devastadores de una sociedad basada en la competencia y el individualismo, donde el ser humano, cual parásito, debe aprender a vivir sobreviviendo como plaga que devora y es devorada a la vez. Una secuencia casi biológica de depredadores y presas que solo se ve interrumpida por la posibilidad de soñar aquello que el mundo material niega en cada gota de lluvia, el futuro.
De cara a la ceremonia de los premios Oscar el guion, del mismo director, es la carta más segura para esta producción, algo más de dos horas que pasan desapercibidas para el espectador gracias a la conducción oportuna y criteriosa de los hechos y los diálogos, muchas veces devastadores, sobre todo cuando exponen la fragilidad de lo humano. Desde un punto de vista político, el premio a mejor película en idioma no inglés podría ser otra posibilidad cierta y es que detrás de todo el cuento, lo que puede ‘odiar’ la Academia de «Parásitos» es que expone la fragilidad del modelo económico de Corea del Sur -copiado ya sabemos de donde- y su repugnante casta de clases.
Inteligente desde lo evidente. Necesaria por redundancia. Interesante en la evaluación de un paradigma que se consume a si mismo como un cuerpo social que se descompone y exhibe en su tejido muscular una oportunista fauna parasitaria totalmente fuera de control.
Estreno, 6 de febrero.
*Periodista e investigador en pensamiento crítico.