Jaime Ensignia: América Latina, una primavera rebelde
Las protestas y manifestaciones masivas reclamando un espacio en las decisiones políticas y económicas de las sociedades actuales no es exclusividad latinoamericana; se ven en Francia, el Líbano, Hong Kong, Irán e Irak, por empezar. Pero nos centraremos en Latinoamérica.¡Será verdad que esta explosión social no la veíamos venir!
Por Jaime Ensignia, sociólogo*
En América del Sur, las turbulencias políticas y sociales se concentraron en el segundo semestre del año.
Ha sido la primavera de la revuelta social, de la lucha contra la desigualdad y la exclusión en numerosos países de la región, del combate a la corrupción que corroe gobiernos y estamentos estatales y, del enfrentamiento más decidido al modelo neoliberal.
Perú fue uno de los primeros de la saga, con la disolución del Congreso.
Con la disolución del Parlamento como consecuencia de atribuciones de éste en la nominación de jueces con los cuales se intentó impedir las reformas al sistema de justicia con el objetivo de combatir la corrupción enviado por el presidente Martín Vizcarra. Fueron masivas las movilizaciones apoyando al presidente peruano. Nuevas elecciones del parlamento están previstas para enero del 2020.
En Ecuador, los movimientos sociales encabezados por el movimiento indígena se alzan en contra de las medidas económicas, rebaja del salario y despidos laborales y, el aumento del precio de los combustibles en un 123%. El presidente Lenin Moreno decreta el estado de excepción por 60 días pero debe echar atrás estas medidas de ajuste exigidas por el FMI para otorgar un préstamo de US4.209 millones al gobierno de Moreno.
En Bolivia, se interrumpe el proceso electoral para elegir la presidencia. Cuando el ex presidente Morales se dispone a convocar el balotaje, es conminado a renunciar a la presidencia por las FFAA bolivianas. Morales se asila primero en México y a mediados de diciembre, en Argentina. El gobierno de facto encabezado por la senadora Jeanine Áñez inicia una persecución a líderes sociales y políticos cercanos al ex presidente Morales. Organismos internaciones de DDHH denuncian la violación de los derechos políticos y sociales de ciudadanos bolivianos. El gobierno de Áñez debería llamar a elecciones a la brevedad.
Colombia, entra en el marasmo de la protesta y la agitación social que tiene su inicio en el llamado a huelga general convocada por los sindicatos y la CUT de ese país. El objetivo es parar los paquetazos de medidas anti sindicales y sociales; cambio del sistema de pensiones (privatizarlo); reducción de impuestos a las grandes empresas y aumento de las tarifas eléctricas. La protesta se ha masificado y extendido en el país. El presidente Duque que goza de un 24% de aprobación no ha logrado doblegar a este movimiento popular cuya rebeldía ya dura más de mes y medio.
Finalmente, Chile. Lo que se inició por el alza de 30 pesos en los pasajes del metro y de los buses del transantiago en la capital. motivando la evasión masiva de estudiantes de la enseñanza media, se convirtió en un cerrar de ojos en la denuncia: No son “30 pesos, son 30 años” de desprecio y arrogancia de la élite hacia el mundo social; de injusticias políticas; de irreconciliables y extremas desigualdades; de marginalización e invisibilidad de importantes sectores de la sociedad chilena; de mal trato laboral; de violación -para muchos “sistemática”- de los DDHH y laborales; de pensiones indignas; de un sistema educacional casi enteramente privatizado; de un sistema de salud absolutamente segregado y; una Constitución engendrada en dictadura. Según antecedentes entregados por diversos especialistas, el 1% más rico se queda con el 26,5% de la riqueza; el 10% más rico se apropia del 66,5% y el 50% de los hogares chilenos accede al 2,1% de la riqueza. La sociedad chilena exige sin contemplaciones un giro del modelo económico, el fin al rentismo, a la especulación financiera y, a las descaradas ganancias de los bancos, de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), de la salud privada de las ISAPRES, del lucro en la Educación y Universidades, entre otras innumerables medidas que debieran haber realizados en las décadas anteriores, como un nuevo Código Laboral, fin a la privatización del Agua, cuidado con el medio ambiente etcétera. Las recientes encuestas de opinión le entregan al presidente Piñera un 13% de aceptación.
Una muy breve síntesis
Frente a todo lo expuesto es difícil creer que la magnitud esta crisis en sus más diversas expresiones no se la pudiera palpar o, bien la elite política lise llanamente no la quiso ver. Todas las condiciones estaban expuestas las objetivas y las subjetivas en la región más desigual del mundo que había creado las el caldo de cultivo para que vastos sectores de la sociedad estuviesen engendrando bronca social, rencor por ser desplazados, excluidos y, por no ser tomados en cuenta en las decisiones políticas, sociales y estratégicas, como así lo eran en décadas pasadas.
*Dr. en Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Libre de Berlín. Fue director sociopolítico de la Fundación Friedrich Ebert en Chile (1994-2014). Director del Área Internacional de la Fundación Chile 21 (2014- ). Colaborador del Barómetro de Política y Equidad y miembro fundador del Foro Permanente de Política Exterior de Chile.