«No voy a hacer una declaración pública, a pesar de que lo esbocé. Pero abro hilo sobre el (asustadísimo) articulillo de Arturo Fontaine Talavera en la revista Letras Libres» señaló en twitter el escritor Marcelo Leonart.
Leonart sostuvo que «mientras me entero de que escritores de todo el mundo mandan saludos al pueblo de Chile -en momentos de luchas sociales y los milicos en la calle- este escritor chileno se manda un artículo donde llega a decir que los ataques del metro podrían ser obra de Maduro».
«Así de serio. Así de cómico. Así de patético. Habla, como Peña, de pulsiones juveniles, manda a Freud al ruedo, en una prosa relamida que no sabe cómo reaccionar. Acusa a los jóvenes por la evasión del metro ¡aun cuando no subía para ellos! (Como si tuviéramos que ser detenidos desaparecidos para protestar contra eso, agrego yo)», señaló.
Y luego, en el hijo de la red social se preguntó: «¿Desde donde habla Fontaine? ¿Desde su lugar social? ¿Desde su familia? Recordemos: Su padre fue director de El Mercurio en tiempos en que el diario participaba en montajes informativos con la DINA, tal como aparece en El Diario de Agustín».
«Su hermano, Juan Andrés, es el autor de la frase «levántense más temprano para que el metro les salga más barato». (Que omite, en su artículo, como una de las chispas lanzadas en días anteriores sobre un terreno de sobra inflamable.) O tal vez —si la familia no importa, seamos justos— habla desde su lugar laboral: durante 20 años fue director del CEP, el think tank de los empresarios, donde todos los presidentes concertacionistas tenían que pasar el examen de la blancura. (Ahora trabaja con Peña en la UDP)».
Leonart agregó que «los militares están en las calles, ya han matado a cinco, y Fontaine —que fue o es parte del directorio del Museo de la Memoria— no es capaz de poner en su reporte ese acento. ¿Por qué digo esto? Porque me estoy cansado de que gallos como este, o Ascanio o Peña o Tironi sean los que terminen haciendo el análisis de lo que pasa en Chile. Que ellos llenen las páginas. Que su versión haya sido la versión oficial de Chile durante los últimos treinta años».
Y concluye: «Amigues escritores: Demos cuenta de este momento. Escribamos lo que vemos en la calle, en nuestras casas. Reflexionemos sobre lo que ha ocupado nuestras vidas y nuestras ficciones y que nos han traido hasta este momento. Cuestionemos las informaciones. Los que tengan posibilidad, manden sus artículos al mundo. Difundan en redes. Hablen a sus lectores por cualquier medio necesario. Dígamos que el Chile que dejamos atrás no es posible. QUE NO ESTAMOS EN GUERRA. QUE NO QUEREMOS MILITARES EN LAS CALLES. QUE NO QUEREMOS MIEDO. Que nuestra escritura hable. Y grite. Y susurre. No dejemos que otros hablen por nosotros».
Bien !!!! De otra escritora.