A los 81 años falleció hoy el poeta, profesor de castellano y miembro de la Generación Literaria de 1960, Floridor Pérez.
Oriundo de Cochamó,en la Región de Los Lagos, Pérez recopiló y difundió la narrativa popular, y su poesía era exponente de la corriente lárica e incorporaba elementos de la antipoesía y la literatura tradicional.
Durante el gobierno de Salvador Allende fue nombrado asesor en la editorial Quimantú, por lo que debía hacer frecuentes viajes a Santiago desde el pueblo de Mortandad, en cuya escuelita enseñaba.
Tras el golpe militar de 1973 estuvo detenido en la Isla Quiriquina. De su cautiverio nació “Cartas de prisionero”, uno de los libros más destacados de este autor junto a Memorias de un Condenado a Amarte.
Entre sus obras figuran estudios biográficos y literarios como Francisco Coloane, biografía de una leyenda (1993), Gabriela Mistral, una lección para aprender (1993) y Manuel Rojas, la novelesca vida de un novelista (1994), además de obras destinadas a la enseñanza como su Diccionario ortográfico de dudas de la lengua(1994) y una versión modernizada del cantar de gesta castellano Poema de Mio Cid.
En sus poemas está presente la cotidianidad, la voz de la naturaleza, la calidez humana, la dignidad contestataria y el discurso del hombre de la calle, todo ello con un lenguaje coloquial que rescata las formas populares. La brevedad, la claridad y la naturalidad son los rasgos más visibles de su estilo.