Chile y Marruecos: más cerca de lo que pensamos
Se cumplieron 20 años desde la entronización del Rey Mohammed VI en Marruecos y es un momento oportuno para destacar los avances que ha experimentado el país. El progreso de Marruecos es vital para la estabilidad del continente africano y también para el desarrollo de su vecina España, uno de los principales inversores extranjeros en nuestro país.
Por Jaime Quintana, senador
Chile y Marruecos tienen mucho en común. Son naciones que miran hacia el mundo desde el mar y que se han transformado en referentes en cuanto a la producción de energías limpias y renovables. Se trata de países importadores de petróleo, que, aprovechando sus privilegiadas geografías, están dando el salto hacia las energías del siglo XXI.
Ya es hora de transformar Chile en la puerta de entrada de Marruecos a Latinoamérica, y Marruecos en la puerta de entrada de Chile en África.
Las cifras que exhibe este país no dejan dudas al respecto: en las últimas dos décadas, el PIB marroquí se ha multiplicado tres veces, se ha vivido una verdadera revolución en infraestructura, se construyó el primer tren de alta velocidad de todo el continente, entre Tánger y Casablanca, y se ha impulsado con fuerza el desarrollo de la industria automotriz.
Sin embargo, hay algo que llama aún más la atención en el último discurso del Rey al conmemorarse estos 20 años. Mohammed VI se enorgullece de los avances, pero también reconoce que hay sectores de la sociedad a la cual no están llegando como deberían los frutos del progreso, y que persisten desigualdades sociales que deben ser superadas. Algo que en Chile igualmente conocemos muy bien.
Frente a ese desafío, y asumiendo que los cambios globales exigen nuevas respuestas y propuestas, en Marruecos se ha conformado una Comisión Especial para el Modelo de Desarrollo, reuniendo al mundo público, privado y a la academia en pos de diseñar nuevas estrategias que permitan un crecimiento inclusivo y sostenible en las próximas décadas.
Es que las sociedades necesitan estos momentos de reflexión. El desarrollo no ocurre por inercia ni porque las fuerzas del mercado por si solas logren llevarnos a él.
Mirando nuestros debates locales, a veces se cree, equivocadamente, que pensar en un nuevo modelo implica romper con todo lo que ha venido haciendo el país. Pues bien, en Marruecos lo tienen clarísimo: “No se trata de marcar una ruptura con el pasado, nuestro objetivo consiste en añadir un nuevo elemento en nuestro proceso de desarrollo”.
Estamos a 10.000 kilómetros de distancia, pero nuestras sociedades y sus desafíos están mucho más cerca de lo que pensamos. Continuemos la senda de la cooperación y la amistad.
MIRA EN EL PERIODISTA TV LA ENTREVISTA A LA EMBAJADORA DE RABAT EN SANTIAGO