Justicia a Víctor Jara: una celebración a la altura

Nada es demasiado cuando se busca retratar a una de las influencias más universales del canto popular.

Por Miguel M. Reyes Almarza*

Permanecer y prevalecer en el mundo del ‘streaming’ y ante la cada vez más vilipendiada noción histórica de las nuevas generaciones, y las no tan nuevas, hace que Víctor Jara sea mucho más que una leyenda y se vuelva influencia y vanguardia en el cancionero popular más allá de cualquier filiación política evidente. Víctor sobrepasa las barreras de lo humano –prácticamente el eje de toda su obra- y va a enquistarse en medio de lo necesario y urgente, para la música y para una sociedad más justa.

No es por nada que Jara fue llamado a configurar hace muy poco la pléyade de estrellas mundiales de la canción para el especial ReMastered de Netflix, donde comparte filas con Bob Marley, Johhny Cash, Robert Johnson o el emblemático Sam Cooke. Víctor es música, es razón e integridad puesta a disposición de todos y reconocido también por todos quienes se atreven a aprovechar la música de forma integral. No existe un solo cantante o compositor de realce en nuestro continente que no lo haya tributado, desde Pedro Aznar hasta León Gieco, desde Congreso hasta Jorge González, Desde Los Jaivas hasta los peninsulares Ana Belén y Víctor Manuel en una hermosa versión de ‘Vientos del pueblo’ basada en la obra poética del español Miguel Hernández. Más aún, para el año 2013, en un listado elaborado por la revista Rolling Stone, Víctor Jara aparece en el ranking de los “15 rebeldes del Rock & Roll” como representante único de Latinoamérica.

En lo que respecta al show, también depositarios de su obra, la responsabilidad de la conmemoración recae en dos grandes de la Nueva Canción Chilena –quienes ya han compartido escenario en otras ocasiones- por un lado Quilapayún, donde Jara fuera director musical y además les diera el sello de las barbas y los ponchos negros, hoy atributo indiscutible de la agrupación, y su contraparte en escena, Inti Illimani Histórico con quienes el cantautor de la provincia de Ñuble compartió escenario y colaboraciones en la gira de 1973 en el marco de la campaña del Partido Comunista para las elecciones parlamentarias cuando ambos formaban parte de los elencos artísticos de la Secretaría Nacional de Extensión y Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado, donde Quilapayún también participó activamente.

Víctor Jara es recuperado, esta vez, para solicitar justicia a razón de su cruel asesinato durante el Golpe de Estado de 1973 en manos de los militares. Y es que todavía cuando hay una serie de condenados desde el año 2018, el autor material, aún esquiva la justicia debido al complejo proceso de extradición desde EE.UU. “A Víctor Jara Justicia” reza la gráfica de la marquesina que invita al evento.

Un show memorable, de más de dos horas, con una producción a cargo de Patricio Pimienta -su director- que incluye además de las piezas musicales que tributan la prolífica carrera de Jara y unas cuantas canciones clásicas de los propios anfitriones, la fiesta del grupo de baile Alegría Campesina con todo la picardía de Talagante y la presencia del actor Daniel Alcaíno personificando – a veces en una mágica fusión espacio temporal- al homenajeado. Todo en perfecta armonía, el diálogo entre la casi veintena de músicos con la complejidad adicional del manejo y afinación de los instrumentos –cuerda, percusión y aire- de madera y cuero en una fría noche de invierno, las voces y armonías respectivas y la reconstrucción fidedigna de la actividad de Jara –anécdotas e historias de por medio- como director musical quien, en la voz y cuerpo de Alcaíno, arengaba a sus músicos, entre tanda y tanda, a poner “más actitud” para el público al cual deben todo su trabajo.

Sin duda una puesta en escena de corte musical teatral que difícilmente deja indiferente a su audiencia. Muchas veces de emotividad desbordante y otras de gentil jolgorio. Es el Víctor que todo el mundo recuerda, en todas las claves, en todos los ritmos, en todas las ideas lo que hace que un evento dedicado a ofrecer “Justicia” a su legado sea más que un gesto artístico, una necesidad de reparación social para todo un país. Definitivamente una celebración a su altura.

Próximas funciones para Concepción y Temuco para la segunda semana de julio.

★★★★☆ (4 sobre 5)

*Periodista

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