Hugo Gutiérrez: Por qué decimos No al fraude del TPP11
En estos veinticinco años, los tratados de libre comercio han reducido nuestra soberanía nacional y amputado nuestra potencialidad de desarrollar una economía hacia dentro en beneficio de toda la población.
“Retrógrados”, así nos calificó la semana pasada Fuad Chain, presidente de la Democracia Cristiana. “Quieren volver a los sesenta”, dijo Rodrigo Yáñez, Director de la DIRECON, al referirse a quienes estamos en contra del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, más conocido como TPP11. Al final, el poder de las transnacionales pudo más y el acuerdo se aprobó en la Cámara de Diputados el pasado miércoles 17 de abril.
Se nos llamó “retrógrados” por estar en contra de un acuerdo que hace que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres. “Retrógrados” por decir que queremos superar el neoliberalismo y evitar la profunda desigualdad que provocaría el TPP. “Retrógrados” por proponer que el Estado de Chile debiera tener un rol más protector y preponderante en la economía.
Para los comunistas, las políticas públicas debieran estar orientadas por la responsabilidad para con la seguridad humana y los derechos humanos. Por eso hemos luchado y por eso seguiremos luchando. Por tanto, será “retrógrado” el calificativo o será persistente, consecuente, consciente.
La integración pensada desde los fundamentos del neoliberalismo y sus propuestas extremistas de libre mercado, han condicionado el derecho a exigir escenarios de intercambio comercial que beneficien a la mayoría de la población. Esta es la principal causa de que en la actualidad el 1% de los habitantes del mundo concentre el 82% de la riqueza global y que el 10% de los chilenos concentre un 66,5% de la riqueza nacional.
En estos veinticinco años, los tratados de libre comercio han reducido nuestra soberanía nacional y amputado nuestra potencialidad de desarrollar una economía hacia dentro en beneficio de toda la población.
La integración de los mercados desde la perspectiva del TPP11 se apoya fuertemente en las políticas y propuestas de Washington. Firmar tratados de libre comercio bajo este diseño, significa desahuciar la integración latinoamericana e hipotecar la sustentabilidad económica, el medio ambiente y la protección de nuestros trabajadores y trabajadoras. Es echar a la basura los sueños y horizontes de nuestros libertadores: O’Higgins, Carrera, Bolívar y San Martín.
Los tratados de libre comercio como el TPP11 han afectado fuertemente las industrias nacionales: Cuero, calzado, metalmecánica, madera, textil, electrónica, alimentos y tecnología, se han visto obligadas a cerrar y otras ni siquiera han podido emerger. Por ejemplo, en nuestra región los capitales de la minería en su mayoría son extranjeros, pagan mínimos impuestos y generan grandes utilidades en su beneficio por vender nuestro cobre sin industrializar. Entonces, ¿quiénes se benefician de un tratado de libre comercio? No mientan diciendo que se beneficia el país o la región. ¿Cuánto de las utilidades del cobre se redistribuye al bolsillo de los tarapaqueños y tarapaqueñas?
Los tratados de libre comercio nos condenan a exportar nuestros recursos naturales a bajos precios y, posteriormente, importar esos mismos recursos pero manufacturados a precios altísimos. Venderemos más barato y seguiremos comprando más caro. ¿Dónde está el negocio redondo? Visto así, el TPP11 beneficiará a los mismos grupos económicos de siempre.
Nuestras importaciones provienen en su mayoría de EEUU, China, Brasil, Argentina y Alemania, países que no son parte del TPP11. Entonces ¿dónde está el negocio para los chilenos y chilenas? Este tratado está hecho para beneficiar a las grandes corporaciones y a las mismas siete familias dueñas del país que tiene sus representantes y accionistas desde la UDI hasta la DC. Oligarquía se llama eso. Es decir, en 200 años de república no hemos avanzado nada. ¿Quién entonces es el retrogrado?
El TPP es un fraude. Se disfraza de beneficioso, instala al mercado y empresas como promotor de ámbitos que debieran ser garantizados en nuestra constitución dentro del catálogo de derechos. El TPP11 sitúa a la responsabilidad social corporativa como promotora de derechos, de seguridad laboral y protección ambiental y alimentaria. Es decir, las grandes corporaciones como benefactoras. Tal como fue en la época feudal y la época de las encomiendas. Entonces ¿Quién son los retrógrados?
El TPP generará pobreza nacional. Limitará nuestra creatividad e inventiva. Frenará nuestro desarrollo tecnológico. La burguesía nacional y transnacional no se han destacado por fomentar el desarrollo tecnológico y la innovación. Tenemos una burguesía perezosa que prefiere exportar materias primas en desmedro de productos con mayor valor agregado. Con el TPP el horizonte de exportar productos derivados del cobre o la celulosa se hace aún más lejano. La trampa de la “ventaja comparativa” es un freno a nuestro desarrollo y para una mayor riqueza nacional. El TPP nos condena a la mono economía extractiva.
Por otra parte, cuando una empresa nacional incorpore un 10% de capital extranjero pasará a ser automáticamente una empresa transnacional, eso es gravísimo. Que una empresa nacional reciba un 10% de aporte internacional implicará que los conflictos medio ambientales, laborales y de consumidores, podrán ser llevados a mecanismos internacionales de resolución de conflictos, evitando la jurisdicción de los tribunales nacionales. Eso acrecentará la precariedad de la vida de los trabajadores, consumidores, comunidades campesinas y de pueblos originarios.
Como si fuera poco, este tratado coarta no solo la soberanía nacional sino también la soberanía popular, esa que los parlamentarios juramos defender y representar. Los 11 países parte del acuerdo deberán tener leyes similares en diversas materias para propiciar el libre comercio entre ricos. Es decir, de ahora en adelante tendremos que legislar en materia laboral, ambiental, de seguridad social y de propiedad intelectual ya no bajo la orientación ciudadana y la soberanía popular, sino que deberemos actuar, en tanto legisladores, dentro de los límites que nos obliga el tratado. Con el TPP cedemos en soberanía popular y abrimos paso a la soberanía de las grandes corporaciones.
Este tratado despoja a la ciudadanía, a los legisladores y a los jueces de su rol. El TPP es una emboscada a la soberanía y la democracia nacional. ¿Estamos dispuestos a traicionar la voluntad popular para transformarnos en monigotes de las corporaciones transnacionales? La grandeza de los comunistas nos obliga a decir NO AL TPP11. No estamos dispuestos a eso.
*Diputado PC por Tarapacá