Esta versión de los Óscar será recordada como la primera que contrasta plenamente con las polémicas versiones de 2015 y 2016 donde incluso se llegó a utilizar en redes sociales el hashtag #ÓscarSoWhite poniendo en el tapete una abierta discriminación en la premiación para con los inmigrantes africanos y latinos.
Por Miguel M. Reyes Almarza*
Si la idea del séptimo arte es transportarnos a mundos imposibles donde nuestras vidas se sientan tocadas por la magia de grandes actores y realizadores y de paso hacernos olvidar el presente, esta versión de los Óscar, la 91, transitó por la vereda opuesta y como pocas veces en el mundo del entretenimiento asistimos a un momento de inflexión donde los discursos a favor de los derechos civiles y como no, de la igualdad entre las personas, fueron el argumento implícito de la velada.
Un dato simple, pero de lectura profunda, arroja que esta versión se inscribe como aquella con mayor cantidad de nominaciones para mujeres y afrodescendientes desde que se creó el premio en 1929. Esta señal de diversidad permea en la mayoría de los premios más destacados del certamen, Green Book, mejor película, recrea la historia de Don Shirley, pianista de raíces africanas que se enfrenta a la decadencia racista del sur profundo de EE.UU. a principios de los 60´s, Mahershala Ali, actor y protagonista de la historia –afrodescendiente también– se adjudica el premio a mejor actor de reparto, convirtiéndose en el segundo actor negro en recibir dos premios Óscar después de Denzel Washington.
Avanzando en la misma categoría, Regina King iguala en el galardón a mejor actriz de soporte personificando a una mujer que lucha por los derechos de su esposo en la película If Beale Street Could Talk, basada en la novela del escritor y activista por los derechos civiles afroestadounidenses, James Bladwin.
No solo se trata de que sean personas afroamericanas las ganadoras, eso es un signo simplemente, la idea es poder comprender la importancia de la reivindicación masiva de los derechos civiles históricamente atropellados en una plataforma tan importante como el cine.
La historia de Green Book descansa en la segregación racial desarrollando la relación forzada entre dos grupos migrantes (italianos y africanos) haciéndose acreedora también del premio a mejor guion original, BlacKkKlansman, de Spike Lee, se lleva el premio al mejor guion adaptado presionando en la misma tecla, pero con distinto énfasis, desarrollando el caso real de un policía negro –Ron– que se infiltra en las filas del Ku Klux Klan y que debe liderar una investigación que lo pone a él en el centro de las hostilidades, incluso como autoridad.
Por otra parte Rami Malek, Óscar al mejor actor interpretando a Freddy Mercury en Rapsodia Bohemia, recibe el premio con las siguientes palabras: “hicimos una película de un hombre gay, un inmigrante que vivió su vida sin pedir disculpas” y agregó en relación a quienes dejan sus países de origen para aportar a la nación que los recibe “estamos deseando historias como esta. Soy hijo de inmigrantes de Egipto. Soy un estadounidense de primera generación y parte de mi historia se está escribiendo ahora mismo”.
No hay duda alguna que temas como la identidad y orientación sexual están lejos de ser una medida normalizada para clasificar a las personas así como tampoco se puede negar el aporte que han significado al crecimiento de las naciones los flujos migratorios, ya que es en base a esta cooperación que países como EE.UU. han desarrollado su tradición artística entre otros tantos ámbitos culturales.
Roma, de Alfonso Cuarón, abrió los fuegos sobre las historias latinoamericanas, en especial el convulso México de los 70’s que vio crecer al director, en ella destaca la participación de Yalitza Aparicio, actriz y profesora mexicana de ascendencia mixteca y que pone bajo marquesina las formas y colores de la mujer latina muy lejos de los cánones surrealistas de las estrellas de Hollywood. Más allá de su actuación, discutible por lo demás, el aporte de Aparicio en manos de Cuarón es la visibilización de ese mundo real, crudo y vivo que hay en aquellos menos privilegiados por el sistema. De paso reivindica a las mujeres en su condición de personas y no de objetos de deseo y abre la discusión acerca de cómo la belleza ha sido históricamente deformada y manejada por los grandes medios en vista de condicionar su valor de mercado. El Film se llevó también los premios a mejor película de habla no inglesa, mejor director y mejor fotografía. Si esto fuera poco hay que entender que la relación de EE.UU. con México en este momento es al menos de tensión por la decisión unilateral de Donald Trump de expulsar a los mexicanos asumiendo que son los culpables de todos los males en su país y de paso intentar justificar un muro que separe ambas naciones. Poner a México en la mira del mundo es útil a la hora de legitimarlos como vecinos que aportan significativamente, no solo a la economía de Estados Unidos sino también al enriquecimiento de su cultura.
Otro gesto importante es la nominación de Black Panther a mejor película considerando que esta historia del Universo Marvel trata de un líder –superhéroe– de un país ficticio del África subsahariana muy avanzado tecnológicamente –Wacanda– que debe lidiar con su ancestral aislamiento y la asistencia a un planeta que camina a pasos agigantados hacia la destrucción. Nuevamente, una historia acerca de cooperación mundial donde el conocimiento y la tecnología no son privativos de la gente ‘blanca’ y ciertos discursos tributan sutilmente a Martin Luther King y Barak Obama. No obstante caer ante Green Book, en la categoría mejor película, Black Panther ostenta los premios a mejor banda sonora, mejor diseño de vestuario y mejor diseño de producción, estos últimos en manos de Ruth E. Carter y Hannah Beachler, respectivamente, siendo las primeras afroestadounidenses en obtener tales galardones. “Marvel puede haber creado el primer superhéroe negro, pero a través del diseño de vestuario, lo convertimos en un rey africano” sentenció Carter al recibir su estatuilla.
Como gesto final, el premio Óscar a la mejor película animada tiene un detalle muy importante, ya que en «Spider-Man: Into the Spider-Verse» Marvel incorpora un hombre araña afrolatino, en uno de los universos en que se desarrolla la trama. En suma, ser héroe es para todos.
Esta versión de los Óscar será recordada como la primera que contrasta plenamente con las polémicas versiones de 2015 y 2016 donde incluso se llegó a utilizar en redes sociales el hashtag #ÓscarSoWhite poniendo en el tapete una abierta discriminación en la premiación para con los inmigrantes africanos y latinos. Sin embargo, no hay nada más peligroso que las modas, sobre todo cuando su fuerza y redundancia las hace tan irrelevantes como cualquier gesto comercial. La discusión acerca de la legitimidad de las personas y la necesidad de la empatía en todos los ámbitos del desarrollo humano son un tema que debe estar presente siempre en cada una de las expresiones artísticas para así terminar con la desigualdad y la mala voluntad que reina en el ambiente, no obstante, actores y realizadores deben ajustar muy bien sus estrategias para que no sea simplemente un gesto vacío, sino una condición sine qua non para todos quienes luchan por un futuro mejor.
*Periodista.