Corte Suprema: El lobby por el sitial de Carlos Cerda

Tres ministros de Corte de Apelaciones están ansiosos por estos días, a la espera de que el gobierno nomine a uno de ellos para jugarse su chance en el Senado. Pero, a diferencia de otras ocasiones, hoy la disputa no es tan soterrada.

El sistema es simple y más político que técnico. El pleno de la Corte Suprema vota entre aquellos ministros de Apelaciones que pueden ascender y forma una quina de la cual el Gobierno elige a uno y el Senado debe estudiar el nombre, apoyarlo o rechazarlo. Así, tras varios dimes y diretes, nace un nuevo supremo. No dura nueve meses, pero es parecido a un parto.

Las contracciones, esta vez, comenzaron el mismo 21 de junio, cuando se jubiló Carlos Cerda y aumentaron en septiembre pasado, tanto en dolor como en frecuencia, cuando los ministros armaron la quina.

El uno tú y el otro yo, técnica que la transición chilena utiliza para hacer la Corte, convierte a la oposición en el partero o matrona. Además de tener la mayoría en el Senado, les toca elegir luego que el oficialismo nombrara a Angela Vivanco.

Y de la quina de la Suprema, donde la presidenta de la Corte de Apelaciones, Dobra Lusic, obtuvo la mayor votación (12), seguida de Mauricio Silva (10) y Javier Moya (9), los que corren con posibilidades, saldrá el Supremo. Pero, como la oposición no es la misma que ayer, las bancadas tienen dividido su apoyo entre los dos hombres, por Silva algunos DC y por Moya la mayoría de los PPD y PS, salvo Juan Pablo Letelier, dicen, a quien el nombre de la jueza Dobra Lusic le gusta, al parecer por sentimientos de la época en que tuvo problemas judiciales por las revisiones técnicas.

Los recados que ha recibido el gobierno, a través de los oídos del ministro Hernán Larraín, es que la oposición solo aceptará a Silva o a Moya, porque ambos le dan las garantías que Dobra Lusic (quien gustaría más a Justicia) no cumple.

Los dos primeros han tenido una conducta intachable en materias como isapres y DDHH. Periodistas, además, les han recordado a los senadores que fue la actual presidente de la Corte de Apelaciones quien, en los 90, juzgó y condenó a dos periodistas por la resistida ley de abusos de publicidad dictada en dictadura. La rebaja de penas en el caso Colombo tampoco juega a su favor.

“Los recados que ha recibido el gobierno, a través de los oídos del ministro Larraín, es que la oposición solo aceptará a los ministros Silva o Moya, porque ambos le dan las garantías que Dobra Lusic (quien gustaría más a Justicia) no cumple”

Javier Moya, por su parte, estuvo preso en Pisagua durante la dictadura y si bien se abstiene en causas de DDHH, no lo hace en las de los nuevos derechos. Tanto él como Silva cuentan con el reconocimiento de la oposición, aunque Moya correría con ventaja. A Silva lo avala el amplio reconocimiento de sus pares a su capacidad.

En Tribunales, entonces, dicen que se ven movimientos extraños, que jamás vieron en procesos como estos, aunque son difíciles de confirmar, como una reunión entre la ministra candidata con Carolina Goic, supuestamente gestionada por el ex senador y hoy presidente del PRI, Hugo Ortiz de Phillipi, quien fue pareja de la ministra; muchas visitas al palacio de Tribunales o a los cafés de sus alrededores del jefe de la División Judicial del ministerio de Justicia, Héctor Mery, quien integró como abogado algunas salas con Lusik y hasta se habla de un grupo de personas que estarían usando la vieja técnica del llamado telefónico para influir en la decisión. Incluso, se señala, que no se ha dado a conocer la votación sobre el desafuero del senador Jorge Pizarro porque Dobra Lusic votó diametralmente opuesto a como lo hizo respecto a Iván Moreira, con la vista puesta en la elección a la Suprema. El fallo, quien tiene que redactar la ministra Jenny Book Reyes, muy cercana a la presidenta de la Corte, estaría dentro del plazo normal, señalan fuentes tribunalicias.