Petit-Frère: un documental necesario

Un Collage de imágenes y sonidos, de perfil azaroso, no obstante retazos de una vida complicada y violenta que intenta mantenerse en clave de esperanza y busca esa empatía perdida en nuestra sociedad, sobre todo en quienes no han vivido de cerca el fenómeno de la inmigración y juzgan según la moda.

Por Miguel Reyes Almarza*

“Que tire la primera piedra quien nunca haya tenido manchas de emigración ensuciándole el árbol genealógico” sentenciaba con rudeza en su Último Cuaderno’ (2011) el gran periodista y novelista portugués José Saramago. Y es la misma sensación de estupor mezclado con rabia que nos embarga al intentar comprender la fábula detrás del sorprendente documental Petit-Frère, la visión lúdica y descarnada de Wilner Petit-Frère, un haitiano que intenta explicar a sus coterráneos lo que significa vivir en nuestro país.

Dirigido por Roberto Collío (Muerte Blanca –sobre el caso Antuco-, 2014) y Rodrigo Robledo, el filme tuvo una buena acogida del público y la crítica especializada en el ‘Visions du Reel’ Festival Internacional de Cine de Nyon, Suiza y en el Sanfic de este año. Producido por Araucaria Chile, el registro, en cartelera desde el 30 de agosto, podrá verse durante todo septiembre en múltiples salas como la Cineteca Nacional, Cine Arte Alameda y Hoyts.

Wilner, su protagonista, se define como un “Predicador, activista social, animador y vendedor” y desempeña cuidadosamente su trabajo de periodista de oficio en su boletín ‘Editorial haitiana de Chile’ con el objetivo de informar, muchas veces novelando las historias más duras, acerca de la vida que espera a sus compatriotas migrantes en Chile. De estilo testimonial y relatando en primera persona, Wilmer abre las puertas de su intimidad para conmover al espectador acerca de sentirse un alienígena en un mismo planeta, entrecruzando magistralmente el relato pragmático con el desempeño de un pequeño vehículo -como de esos que mandan a Marte- y que, a cada paso, están destinados a entregarnos toneladas de constante asombro.

Un Collage de imágenes y sonidos, de perfil azaroso, no obstante retazos de una vida complicada y violenta que intenta mantenerse en clave de esperanza y busca esa empatía perdida en nuestra sociedad, sobre todo en quienes no han vivido de cerca el fenómeno de la inmigración y juzgan según la moda. El documental evita continuamente caer en el pesimismo mediático de la delincuencia o la misericordia llevando el relato siempre a la vida misma, la simpleza de Wilmer y su familia, que es la simpleza del humano en su conjunto, sin colores de ningún tipo.

Cinco años de investigación tiene como resultado un trabajo honesto y de calidad que hace calzar de forma magistral el registro fílmico logrado por los directores con las narraciones reales del protagonista y que en ningún momento se contamina de alguna perspectiva nacionalista, dejando al espectador a solas con el relato de Wilmer Petit-Frère resonando en sus conciencias y solicitando con voz clara y tranquila, empatía y respeto.

*Periodista.

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