Las travesuras de Donald: su guerra comercial
En el plano global, la agenda internacional se ha visto tensionada por las medidas de la administración de Trump en relación al tema de los aranceles a los productos chinos particularmente, pero también a productos europeos y de otros países del llamado primer mundo en lo que se ha denominado la “guerra comercial”.
Por Jaime Ensignia, sociólogo*
Ya lo señalábamos en columnas anteriores, en el cumplimiento de las promesas electorales de Trump, a un año del gobierno, se podría señalar sucintamente lo siguiente: ha sacado a los EEUU del Acuerdo Climático de París y del TPP; ha rebajado los impuestos a la “clase” media y a los empresarios, favoreciendo por cierto a estos últimos; ha establecido barreras más drásticas para la entrada de migrantes, llegando a violar los DDHH, al separar a los padres de sus hijos; ha reconocido Jerusalén como la capital de Israel; ha estrechado sus relaciones con Putin y al mismo tiempo se ha alejado de sus aliados tradicionales de la Unión Europea; ha denostado y debilitado la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), inició el camino tendiente a la protección de la industria nacional, con la elevación de aranceles a los productos chinos y de otros países; le resta finalmente, construir el prometido Muro en la frontera con México. Todas estas políticas desafían el orden internacional basado en reglas e introducen medidas proteccionistas de grueso calibre en lo económico.
En este sentido, Trump fiel a su política proteccionista ha agudizado su ofensiva arancelaria en contra de las grandes potencias exportadoras. China, ha reaccionado poniendo aranceles elevados a los productos norteamericanos pero al mismo tiempo ha buscado alianzas económicas y políticas con la Unión Europea (UE). Precisamente, el 9 de julio pasado, Ángela Merkel y Li Keqiang, primer ministro de China suscribieron en Berlín 22 acuerdos, los cuales fortalecen las relaciones políticas y comerciales. Al mismo tiempo declararon, que Alemania y China se rigen por las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), recociendo ambos países el multilateralismo como forma de encarar las relaciones comerciales (www.dw.de,9 de julio 2018).
En su columna: “Chile y la guerra comercial”, (www.emol.com,18 de julio, el economista y experto en temas económicos internacionales, Osvaldo Rosales llama la atención en lo siguiente: “La guerra comercial de Trump ha comenzado. No es solo contra China. Está afectando a la UE, a sus socios del NAFTA, India, Rusia, y todo ellos han respondido con medidas de retaliación. En el corto plazo, esto le restará medio punto al crecimiento de la economía mundial y algo más al comercio internacional”…” El escenario de mediano plazo se ve más preocupante. Trump postula a un unilateralismo del siglo XVI, cuando el poderío económico se asociaba al superávit comercial”.
Una visión no contradictoria a la denominación de “guerra comercial”, es la analizada por Alexis Guardia en www.elmostrador.cl , 4 de agosto de 2018, en su artículo: “¿Una batalla tecnológica detrás de una guerra comercial”, en donde éste explicita “….parece que el conflicto entre Estados Unidos y China no está centrado exclusivamente sobre el comercio sino en la amenaza que muestra China sobre la dominación tecnológica americana: ello aparece muy claro en reciente declaración del representante del comercio americano (R. Lihhthizer) cuando afirma “Nosotros debemos tomar acciones defensivas fuertes para proteger el liderazgo americano en materias de tecnologías e innovación frente a la amenaza sin precedente que representa el robo por China de nuestra propiedad intelectual, la transferencia forzada”, Guardia señala finamente que: “Desde el ángulo económico la administración Trump ha dado claras muestras de bloquear la inversión de las empresas chinas en particular en las empresas americanas relacionadas con nuevos sectores tecnológicos de la robótica o la inteligencia artificial aduciendo incluso razones de seguridad propias de la guerra fría”.
Efectos singulares de esta “guerra comercial”, que para algunos analistas es la mayor guerra comercial de la historia, es el ejemplo del buque de carga de EEUU, que transporta soja por un valor de US$ 20 millones que lleva un mes navegando sin rumbo en el océano pacifico, precisamente por los efecto colaterales de esta controversia comercial. El barco, tenía previsto descargar 70.000 mil toneladas de soja en el puerto chino de Dalian, el pasado 6 de julio.
Al aplicarse los gravámenes a productos chinos por parte de Trump, el gobierno chino respondió con una oleada de tarifas a bienes estadounidense, especialmente a productos agrícolas y, en concreto la soja.
Tal como se argumentaba anteriormente, la “guerra comercial” recién está comenzando, por cuanto estaremos muy atentos a su devenir, por cierto, Chile, su economía y su crecimiento no estará inmune de los efectos de esta confrontación entre las grandes potencias económicas – comerciales.
*Dr. en Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Libre de Berlín. Fue director sociopolítico de la Fundación Friedrich Ebert en Chile (1994-2014). Director del Área Internacional de la Fundación Chile 21. Colaborador del Barómetro de Política y Equidad.