Cumpliendo casi un mes en cartelera se despidió del Teatro Nescafé de las Artes uno de los musicales de mejor factura que se ha dado cita en las tablas nacionales. ‘John, el último día de Lennon’ transita con sagacidad y libertad creativa por aquel fatídico 8 de diciembre de 1980, día en que el músico, poeta y activista social muere acribillado en el pórtico de su apartamento en Nueva York.
Por Miguel Reyes Almarza*
Bajo la cuidada dirección de Natalia Grez (“80s el musical” y “Mercury, la leyenda”) y Pepa San Martín (“Rara”) y la producción de Cultura Capital, la obra, un viaje íntimo al ciudadano John explora, al mejor estilo de un Hamlet moderno, el mundo de contradicciones que edificó la obra del músico y grabó a fuego su identidad, su relación con la vida y con las mujeres que lo acompañaron.
El protagónico interpretado en un gran nivel por el joven actor Gabriel Urzúa -quien ya había estado tras las gafas del músico de Liverpool en “Paul & John: una obra de The Beatles”- logra capturar la complejidad de su personaje entre los diálogos y las canciones que, no siendo una caricatura vocal de Lennon, atrapan la esencia de la interpretación única y desgarradora del malogrado artista. Una voz más que correcta que se articula con una ejecución musical de calidad en guitarra y piano bajo el acompañamiento fresco y vital de los músicos en vivo. Desde “Love me do” hasta “Imagine”, cada pieza musical perfila de forma eficaz el desarrollo personal y artístico del personaje.
Pero no hay un buen musical sin un soporte actoral de calidad, junto a Urzúa aparecen también Guilherme Sepúlveda encarnando a Dave una especie de conciencia multidimensional del artista; Adriana Stuven como Cynthia, su ex mujer; Tamara Ferreira representado a su gran amor Yoko Ono y mención especial a la brillante actuación de Carmen Gloria Bresky en el papel de Julia, la madre de John.
Con un montaje pulcro y minimalista que sugiere el universo personal de uno de los músicos más prolíficos de todos los tiempos, este musical se convirtió en un trabajo imperdible como pocos, conmoviendo al espectador y conduciéndolo por un tobogán de emociones sin llegar a la exageración.
Simplemente una obra de calidad que merece ser repuesta cada vez que la nostalgia lo amerite.
*Periodista.