Dieta parlamentaria: No hacerse ricos en la política
En nuestro país las brechas sociales son dramáticas. La repartición de los recursos económicos es mínima. Unos pocos se quedan con mucho, en verdad, con casi todo.
Por Juan Santana, Diputado PS por Atacama
La riqueza que produce Chile tristemente termina en las manos de algunos, más bien en sus bolsillos. Es cosa de mirar a nuestra zona donde los recursos de la minería que son fruto de Atacama se van a Santiago y a las cuentas de un grupo, que, por lo general, son las mismas familias.
Las diferencias se acentúan de sobremanera en los salarios. Mientras los gerentes y directores de empresas pueden estar ganando cifras estratosféricas, el sueldo mínimo alcanza apenas para llegar con un pancito y té a la casa. Ni pensar en calefacción en estos días que cala los huesos. No hay plata.
Para estas cosas que son claves y más bien básicas para tener una vida acorde a los estándares de los derechos humanos no hay recursos, dicen. Pero resulta que así y todo hay cargos, y que son de elección popular, donde los representantes de la gente no están de acuerdo con rebajarse su sueldo.
Es por esto, y en responsabilidad con mi condición como diputado, es que votamos a favor de la reducción de la dieta parlamentaria. Es, a lo menos, escandaloso que un político gane cerca de diez millones de pesos al mes. 34 veces más que un sueldo mínimo. Ahí ya no sólo alcanza el pan y el tecito, sino que para mansiones, viajes y lujos. Todo, luego de ser electo por el pueblo, por quienes confiaron en nosotros para ser su voz en el parlamento.
Estamos en la Cámara de Diputados para encarnar a las diferentes realidades de Atacama. Para representar a las provincias de Chañaral, de Copiapó y de Huasco y no para agrandar nuestras billeteras. El servicio público no puede ser un trampolín a volverse millonario, debemos estar a la altura de la confianza que tuvo nuestra zona con nosotros, con estar con los pies en la tierra y luchando por una repartición más justa de los recursos.
Al fin y al cabo, de eso se trata. Legislar para que todos y todas tengamos más oportunidades. Oportunidades laborales, deportivas, culturales y de poder disfrutar con nuestros seres queridos.
Pero estas oportunidades se ven coartadas con sueldos miserables, que no dan una vida digna. Y mientras eso pasa no puede haber políticos ni menos diputados o senadores que se estén quedando con un sueldo altísimo. Eso no es entender la política, es no saber el lugar que tenemos. En mi caso, la Cámara.
Chile es una de las naciones latinoamericanas en donde las dietas parlamentarias son más altas y creemos que son situaciones que hay que corregir, hay que darle una señal a la población, a cada uno de ustedes que estamos conectados con la realidad, con el diario vivir y con las dificultades que significa llegar a fin de mes.
Pensamos en los pescadores de la región que se levantan en la madrugada para entrar al mar todos los días sin la certeza de que volverán a tierra firme. Pensamos en los mineros y trabajadores y trabajadoras de la minería, que por largas horas ni siquiera pueden ver la luz. Pensamos también en todos ellos y ellas que a todo sol trabajan la tierra para recoger las cosechas de las siembras. Pensamos en cada uno y cada una de las dueñas y dueños de casa que trabajan en algo que no es ni remunerado.
Lo mencionado son sólo algunas de las situaciones que se dan en nuestra Atacama en la vida cotidiana. Diferentes trabajos, un largo tiempo lejos de nuestro núcleo cercano en el que debemos trabajar para poder parar la olla. No podemos menos que estar a tono con cada uno y cada una de ustedes. No nos corresponde ganar lo que significa la dieta parlamentaria. Votamos a favor de su rebaja en la semana y apoyaremos esa iniciativa todas las veces que sea necesario, aunque a algunos les moleste. Más bien, le moleste a su bolsillo.
Tiene toda la razón el Parlamentario, en señalar la gran brecha que existe entre el trabajador y el Legislador y para ello se debe hacer un estudio en serio, sobre todo en que en un medio se publica el nivel de estudio de algunos Honorables que dicen ser y no lo son. La culpa no es de ellos sino del Sistema implementado a través del tiempo, que han permitido aparentar niveles de estudios que no les corresponde y con ello han legislado para mejorar sus Dieta, arrogándose derechos basados en su preparación académica. Hoy en día cualquier profesional que trabaje en el sector publico o privado, no tienen renta de un Parlamentario que recién comienza, es por eso el desprestigio de ellos y la ciudadanía no tiene la confianza de su accionar en el Parlamento, sin desmerecer de aquellos que si son un aporte para la Sociedad en que viven.