Awa Puerto Varas: Un lugar en el mundo
Estar en Awa es una experiencia, pero una experiencia del corazón. No importa si estás solo, cerca del fuego de la chimenea, mirando el lago, a punto de saborear uno de sus exquisitos pisco sour o si decides quedarte sentado, leyendo un libro, mientras los colores del Llanquihue y el Volcán Osorno se encargan de confirmarte una cosa: aquí se vive la vida.
Afuera llovía, afuera hacía frío. Inmediatamente y solo cruzando el umbral de la puerta, nos encontramos con el principio de un mundo mágico: una chimenea que lo iluminaba todo, la sonrisa de los anfitriones, el sabor incomparable de una copa de vino tinto.
Ubicado en la Ruta 225 camino a Ensenada (Km 27), Awa Puerto Varas se levanta como un macizo que no quiere pasar inadvertido. Probablemente esa fue la idea de su dueño y diseñador, el arquitecto Mauricio Fuentes Penrroz, el día que decidió convertir su emprendimiento en un destacado hotel boutique de dieciséis habitaciones.
Cuidando cada detalle, realzando el valor de la cultura local y mezclando lo moderno y lo natural, el ambiente de Awa logra, sin tregua, que los huéspedes hagamos una pausa, nos desconectemos y nos sintamos también más libres. Aquí el tiempo se detiene.
Un paisaje soñado de veinte hectáreas que, mezclado con una impronta vanguardista, descansa en una definición clave: el agua y su transparencia. Eso no es casualidad cuando somos testigos de que el nombre, enmarcado con la letra W, es un reconocimiento a la fonética de origen huilliche.
“Un paisaje soñado de veinte hectáreas que, mezclado con una impronta vanguardista, descansa en una definición clave: el agua y su transparencia”
Awa Puerto Varas es un proyecto familiar y eso se nota. Ya en la habitación, uno se pierde mirando desde la ventana porque el Llanquihue no sabe de secretos. O quizás sí. Y ahí está la historia.
Cada detalle no es una casualidad y la magia está en todas partes: excursiones, paseos en kayak, rafting y bicicleta, visita a parques nacionales. Con una playa y muelle privado que permite ser testigo de cómo los colores van cambiando una y otra vez, Awa, emplazado a 25 kilómetros del centro de Puerto Varas, es un refugio que permite la desconexión.
El paladar, por otra parte, se lo va a agradecer, pues su cocina es un ingrediente vital de la experiencia, permitiendo deleitarse con los más exquisitos sabores que van recorriendo nuestra autóctona geografía.
Un lugar para visitar, para volver, para enamorarse. Un lugar que queda para siempre. Un lugar en el mundo.
DATO:
Si de relajación se trata, el Spa de 255 m2 incluye una cabina de masaje doble, piscina temperada semi olímpica de dos carriles con vista al lago, sauna, baño de vapor y piscina de hidromasajes. Un homenaje a la paz.