Me importa un bledo que se casen Harry y Meghan
Que la reina Isabel eligió un vestido verde limón para la boda y que el príncipe dijo “si, lo haré”, en lugar de juro, cuando le pidieron fidelidad. O que Carlos ingresó con la novia, son cosas que me tienen sin cuidado.
Por Francisco Martorell
El mundo, tras esta ceremonia, seguirá siendo igual, los obispos chilenos esperarán en sus elegantes salas y comiéndose las uñas la decisión del Papa respecto a sus renuncias, estaremos expectantes sobre la elección en Venezuela, preocupados por la suerte de las 3 sobrevivientes del accidente en Cuba o de qué se le ocurrirá hacer para convulsionar el mundo al inefable Donald Trump.
A la sangre en Gaza, se le suma la de los fieles de una iglesia cristiana en Chechenia y otros tiroteos en algún lugar del mundo. Continúa la humanidad sufriendo en Siria y ahogándose en el Mediterráneo.
La boda, en todo esto es un paréntesis y me gusta que haya gente que la disfruta, pero no para detener la realidad chilena por ello, donde hay que seguir dando cuenta (sin pausa) de la fuerte y necesaria movilización por los derechos de la mujer y una educación no sexista.
Los canales de TV y algunas radios, simplemente, han decidido gastar la plata que no tienen y que no usaron para acompañar a Cruz, Murillo y Hamilton al Vaticano (salvo CNN/Chilevisión), para enviar a destacados rostros a Londres, donde se casa el sexto en la carrera al trono, de una realeza que no tiene sustento democrático y que muestra los estertores crepitantes de un mundo al que queremos dejar atrás, donde los apellidos, la posición social, la sangre o el dinero generan poder, comodidades, influencia y discriminación.
Un rey, más allá de las simpatías o no que pueda generar uno u otro, es la manifestación más recalcitrante de una época de imposiciones, crueldad y malicia. Además, en muchos casos, de ineficiencia y vergüenza. En la actualidad, algunos ya sin poder, suman y suman escándalos.
Tanto no importa la boda, que ni los ingleses pararon su mundo, hasta el ministro de Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, comenzó este sábado, el mismo día de Sí en San Jorge, una gira de cinco días por Perú, Argentina y Chile, según comunicó el servicio de prensa del Foreign Office.
Por suerte, no vimos a nuestro canciller sentado entre los asistentes a la unión de Meghan y Harry.
La libertad de expresión y el pluralismo mediático me obligan a ser muy respetuoso y tolerante con las decisiones editoriales de los diversos medios. Creo, además, que hay público para este tipo de eventos y que, sin gastar lo que no se tiene, merecen ser bien informados. Pero, como la oferta de prensa en Chile es limitada y muy concentrada, de vez en cuando hay que levantar la voz para que los editores vean que hay otro público, que se les está escapando hacia otros soportes, generando una desigual entrega de información en Chile, donde los que más acceso tienen, finalmente, mandan a los desinformados o, como dice el Papa, malinformados.
Hay una responsabilidad con la realidad. Por eso, con todo respeto, realmente me importa un bledo la boda real.