El Estado no es un botín
El Estado y trabajar para él se ha ido convirtiendo en una zona de confort a la cual hoy muchos quieren llegar y pocos irse.
Por Francisco Martorell, director El Periodista
Sus salarios, en la mayoría de los casos, superan con creces a la media nacional y, además, se reciben prebendas que otros empleos no tienen. Claro, a veces es inestable, se podrá decir, pero justamente eso es lo que hizo que sus remuneraciones crecieran por encima de todos y todas.
Hoy, un periodo de cuatro años en el poder les permite a muchas familias políticas garantizar un pasar tranquilo en las siguientes décadas. Basta una subsecretaría, asesoría o directorio, para lograrlo. Y los apellidos, que aparecen en la escena, se repiten.
Molesta, incluso, el desparpajo de aquellos que, dedicados a la actividad política y que no es otra cosa que el servicio público, hablan en la TV o los foros públicos de que sus sueldos se empinan sobre los 6 millones, formando parte del uno por ciento más rico de la población. En un país donde siete de cada 10 personas perciben menos de 900 mil pesos al mes.
La llamada “clase política”, al acumular dinero en el aparato estatal o aprovechando su cercanía, también se perpetúa en el poder. No deja de llamar la atención cómo, de la noche a la mañana, los que dejan sus cargos, rápidamente se ubican en las aulas universitarias, centros de pensamiento, fundaciones o empresas, en puestos apetecidos y muy disputados que pareciera que estaban reservados para ellos. Y que no había persona alguna mejor para ocuparlo. Luego, al acercarse las elecciones o el cambio de gobierno, lo abandonan y parten a competir por los votos o esperar que les caiga un nuevo puesto.
No digo que no hay mérito, algunos lo tienen y de sobra, pero muchos se han acostumbrado a vivir del privilegio de la militancia, el amiguismo y de concursos que no piden diplomas, estudios ni capacidad, sino obsecuencia. ¡Y así nos va!
Hay que dotar al Estado de reglas que lo conviertan en un lugar de servicio, que el que por ahí pase no salga rico y que siga teniendo un ingreso similar al promedio de lo que ganó en los últimos dos años, con un tope máximo y mínimo, para evitar la indignidad, pero impidiendo el lucro excesivo.
el estado es el corazón de la vida publica y cultural de un país , si se destruye se destruye al país, eso es lo que logran las teorías neoliberales del judío milton Friedman y sus logias lucifericas..reptilianas…!
eso piensa el neoliberalismo, apropiarse del estado, manejo privado de finanzas publicas el engaño en su maxima expresión…!
Que tema Dn. Francisco, desde el inicio de la republica la repartición de cargos es un hecho conocidos por todos, desplazados los conquistadores y el tutelaje de España, la clase criolla a tomado el poder cívico y militar, que a través de los años fue creando una clase política basada en las grandes familias generadas antes y después de la independencia, como también de los inmigrantes venidos de Europa, ingleses,franceses,alemanes y otros, con ello el estado fue creando instituciones que necesitaron servidores públicos para realizar las labores de los gobiernos de turno, y por lo tanto lo que plantea Ud.es cierto, no solamente es el empleado publico que vivirá eternamente, en el puesto que se consiguió por su padrino de la familia o del político que lo representa. Así a sido en nuestra vida republicana, en que aparece una clase política ávida del poder del estado para usufructuar los privilegios que ella concede, por haber ganado el máximo trofeo en la competencia, llámese alcaldías, intendencias, organismos del estado y la diplomacia y esto se repite cada cierto tiempo, según la constitución del estado.
Estos servidores públicos han sido siempre mirados con cierto respeto y adulados por la población, porque algo se puede conseguir mientras ostente el poder, pero cuando caen en desgracia, serán ignorados y reemplazado por otros, así es la política, como a sido en estos últimos años.
Bien por su reflexión, ante un grupo humano que vive y aparenta mientras se esta en el poder, y que espera con ansiedad la próxima oportunidad de la vida, para cuando lo llamen, sino vivirá de los recuerdos.
A contar de 1973 el estado pierde su función social y es desmantelado y apropiado por funcionarios del regimen de Pinochet que eran mas pobres que uno, siguiendo la ideología del mono milton Friedman, que plagiaba trabajos a Alfred Marshall, de esta manera ocurrio un enriquecimiento ilícito estratosférico de estos personajes, lo que se llama capitalismo de estado, porque ellos no pusieron ninguno para formar esas empresas, en ese rango están los piñera, los cueto, los andraca, lo luksic, y un monton que se me olvida…!