Francisco Martorell: la última elección de un «viejo» Chile

El mundo entra directo, a partir del 2020, en una era de cambios insospechados, donde la tecnología, la automatización y las relaciones sociales tendrán otro sello, poniendo a prueba a todas las ideologías y recetas conocidas. En estas elecciones, nada de ello se vio. Simplemente se habló de los temas de hoy y para solucionarlos se ofrecieron recetas del pasado. Lo hizo la derecha, el centro y la izquierda.

Por Francisco Martorell*

Finalmente, tras una larga campaña que empezó extraoficialmente en 2016 (o quizá antes), luego de primarias legales y con un nuevo sistema electoral, con 8 candidatos presidenciales y un despliegue mediático jamás visto, pero con ausencia de actividades masivas o escasa propaganda callejera, los chilenos se aprestan para votar el 19N.

Pareciera ser que en dicho día los más de 14 millones de habilitados para sufragar no se juegan mucho, de acuerdo al anunciado porcentaje de abstención que tendrían estos comicios, los cuales congregarían a menos de la mitad a las urnas.

Ello ocurre, tal vez, porque ninguno de los aspirantes con posibilidades son una amenaza para el estilo de vida de los chilenos, impuesto o asumido en este siglo. Pero también, qué duda cabe, porque ni un presidenciable logró conectarse con los sueños, el futuro deseado o los temas que cruzan los intereses de las diversas generaciones o segmentos socioeconómicos. El próximo presidente, incluso triunfando uno de ellos en primera vuelta, a lo más contaría con el apoyo sincero y directo de un cuarto del electorado. Tres de cuatro chilenos, de una forma u otra, estarán en la vereda del frente. Ello no deslegitima su triunfo, pero lo inhibe y se convierte en un lastre.

El mundo entra directo, a partir del 2020, en una era de cambios insospechados, donde la tecnología, la automatización y las relaciones sociales tendrán otro sello, poniendo a prueba a todas las ideologías y recetas conocidas. En estas elecciones, nada de ello se vio. Simplemente se habló de los temas de hoy y para solucionarlos se ofrecieron recetas del pasado. Lo hizo la derecha, el centro y la izquierda.

El 19N serán las últimas elecciones de un viejo mundo. La exigencia, cualquiera sea el que gane, será que se redoble el esfuerzo en sectores postergados, se invierta más en ciencia y avancemos decididamente hacia el futuro.

*Director de Revista El Periodista

 

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