Compromiso y visión de futuro
Se requieren esfuerzos mancomunados, porque hacer región demanda compromiso y visión de futuro, para terminar con los campamentos, superar la sequía y pensar en una Región sustentable.
Por Francisco Chahuán, Senador
Recién en julio de 2015 nuestro Poder Legislativo aprobó el proyecto de ley que estableció la obligación de los presidentes del Senado y la Cámara de rendir cuenta anualmente ante el Congreso Pleno, con el objeto de exponer lo realizado, fijar nuevas metas, destacar avances y admitir eventuales deudas.
Si bien se trataba de una práctica institucionalizada de la Corte Suprema y la Presidencia de la República, el tercer poder del Estado no había incorporado esta buena costumbre, fundamental en tiempos en que impera la desconfianza y en que la transparencia es un bien muy apreciado.
Esta rendición no es baladí, porque tiene que ver con la voluntad de cambiar paradigmas, fijar nuevos estándares, elevar la vara con que se mide el trabajo del Congreso y poner en contexto lo que a menudo no es demasiado entendible, entre tanta información y la sensación de crisis permanente, donde se habla de posverdad, todo es cambiante, poco predecible y líquido, como dicen los que parafrasean al fallecido Zygmunt Bauman.
El esfuerzo por transparentar la labor realizada es algo que en lo personal he procurado hacer en forma sistemática durante mi paso por el Congreso, comuna por comuna. Así lo he hecho porque lo que el mundo anglosajón denomina “accountability” es, en efecto, una manera de avanzar en materia de transparencia en la gestión pública y a esta altura es el derecho de la ciudadanía a saber qué están haciendo sus representantes, de manera directa y clara.
La cuenta que ya he empezado a rendir esta vez es especialmente importante porque coincide con el fin de un período de ocho años como senador y reúne los logros, que me enorgullecen, y los desafíos que siguen pendientes. Sucede que ciudades como Valparaíso requieren una ley especial a través de la cual el Estado asuma lo que una condición patrimonial implica, porque si bien propiciamos la glosa para que las localidades con alto valor en ese sentido dispusieran recursos asignados en la ley de Presupuesto, hay que engrosarla y garantizar esa protección, más allá de presupuestos deficitarios estructurales.
Soy optimista y creo que todo está dado para generar un punto de inflexión, porque cada crisis trae oportunidades, y pasar de la desidia y el enfrentamiento, al diálogo de la sociedad civil, las autoridades políticas y todos quienes tienen responsabilidad en el futuro del país. En el caso de la Región de Valparaíso, debemos ser capaces de generar un proyecto colectivo y un modelo de desarrollo que entusiasme e integre transversalmente para sacar adelante la ley de Puertos, de modo que parte importante de los tributos de esa actividad beneficien a las ciudades donde están emplazados. Hoy se requieren esfuerzos mancomunados más que individuales, porque hacer región demanda compromiso y visión de futuro, para terminar con los campamentos, para superar la sequía, para pensar en una Región sustentable. Los proyectos de largo aliento exigen tiempo, paciencia y mucho trabajo. Yo aspiro a seguir en el Congreso para mantener mi compromiso con la descentralización, las regiones, las personas y cada una de quienes tienen la esperanza fundada en un mejor porvenir.