Descentralización: la hora de la verdad
Es claro que la única manera de que exista una participación real, efectiva y ordenada es un Estado Descentralizado, porque la misma no es posible en un Estado Centralizado como el actual.
Escribe Francisco Chahuán Ch., Senador RN
Chile Descentralizado (Ex Conarede), obtuvo el compromiso de todos los candidatos a Presidentes de la República, desde las elecciones de 1999, de promover legislaciones descentralizadoras en documentos escritos y solemnes encuentros de regionalistas de todo el país en el Congreso Nacional.
Con aquello se buscaba lograr garantías con miras a alcanzar una real igualdad territorial, una integración efectiva a los esfuerzos nacionales de las hoy desaprovechadas capacidades humanas que existen fuera de la Región Metropolitana y obtener un mayor desarrollo y bienestar para todos. Es claro que la única manera de que exista una participación real, efectiva y ordenada es un Estado Descentralizado, porque la misma no es posible en un Estado Centralizado como el actual. El objetivo declarado y aceptado es una nueva organización del Estado para establecer un Estado Unitario Descentralizado.
Desde incumplimientos de compromisos a sucesivas frustraciones, el 4 de abril de 2014, volvió la esperanza porque la recientemente electa Presidenta Michelle Bachelet establecía la “Comisión Asesora Presidencial en Descentralización y Desarrollo Regional”, con publicidad, en el Salón Montt-Varas de la Moneda.
Esta Comisión, integrada transversalmente por personeros de todas las Regiones del país funcionó con una metodología participativa con encuentros en cada una de ellas. La propuesta de la Comisión, aprobada por unanimidad en la mayoría de sus recomendaciones, fue solemnemente recibida y aprobada por la Presidenta Bachelet en un repleto Salón de Honor del Congreso Nacional.
En su intervención, la Presidenta adelantó a sus ministros que debían colaborar sin restricciones en la implementación de la propuesta que contenía 10 medidas esenciales y 5 ejes de acción, todo desarrollado con gran claridad y en forma exhaustiva. En la ocasión, emplazó directamente, quizá previendo lo que ocurriría, a los ministros de Hacienda y Obras Públicas y al Director de CORFO a colaborar y no poner trabas al proceso.
En cumplimiento de ese compromiso, con muchas dificultades desde dentro del Gobierno, de parlamentarios de todo el espectro político y de poderes fácticos que se benefician con el centralismo, el Gobierno presentó dos proyectos de ley, uno relacionado con transferencias de poder administrativo y otro, sobre elección popular de Gobernadores Regionales (ex Intendentes Regionales). Ambos proyectos han tenido complicaciones para avanzar.
Los regionalistas, siguiendo consejos de importantes especialistas extranjeros en descentralización y administración de territorios subnacionales, hemos concentrado esfuerzos en la aprobación de la elección popular de los Gobernadores Regionales, aún a pesar de que nazcan con notoria falta de un mínimo de competencias administrativas y de recursos para cumplir sus tareas. La razón es que existe el convencimiento de que esa situación será el impulso para comenzar en serio un traspaso de poder y recursos ante el reclamo y demanda de las Regiones en respaldo de sus autoridades electas.
Se ha llegado el punto en la tramitación legislativa en que es necesario exigir que cada parlamentario exprese con claridad y sin medias tintas, a cara descubierta, su compromiso con las Regiones que representan. Ha llegado la hora de la verdad y de la responsabilidad.
Hoy se están ocultando las verdaderas posiciones con la discrepancia en un punto menor y de fácil solución. Unos, de la Nueva Mayoría, quieren un sistema de mayoría absoluta y eventual segunda vuelta, como en las elecciones presidenciales. Los otros, los de Chile Vamos, queremos un sistema de mayorías relativas, como en el caso de las elecciones de los Alcaldes, las otras autoridades de territorios subnacionales. Y si bien se han acercado posiciones, todavía no se llega a un acuerdo al respecto.
No hay duda que la tozudez en las posiciones es una excusa para que no se apruebe el proyecto, porque existen soluciones intermedias que cumplirían el propósito de ambas posturas. Por ejemplo, la asignación del cargo al que gane con, a lo menos, un porcentaje de votos de un 35% y una diferencia con el segundo de más de 5%, tal como lo plantean a lo largo de Chile los regionalistas.
El país debe exigir que se llegue a una solución ahora. En esa tarea he puesto mis mejores empeños, porque es una deuda con mi Región y con el país.