Mala idea querellarse
Me desagrada profundamente la decisión de la Presidenta de querellarse contra 4 periodistas de la revista Qué Pasa. Primero, porque afecta el principio de la libertad de expresión; segundo, porque judicializa un debate que podía llevar al mejoramiento del trabajo periodístico y, tercero, porque muestra cuán mal aconsejada está la mandataria en La Moneda.
Por Francisco Martorell Cammarella, director revista El Periodista
El primer punto, básicamente no tendrá mucha discusión. Despejada la duda respecto a si las grabaciones existen, porque el fiscal ya las confirmó, ellas son de interés público y por ende no se puede condenar a profesionales de la prensa por difundir esos dichos, sería como matar al mensajero, algo que se hacía hace varios siglos atrás pero no hoy. Ya lo dijo el relator especial de la OEA en la materia, Edison Lanza, justo en Chile en estos momentos.
Los delitos de injurias y calumnias, eventualmente cometidos por la prensa, no consideran revisar el sesgo político o la edición que hace un medio de comunicación sobre un discurso. No es potestad del juez decidir qué es o no importante, a quién se debe o no mencionar o qué palabras dejar o eliminar. Se equivoca Hermosilla en ello. Además, como ya lo ha sostenido la propia Corte Suprema, no se puede responsabilizar a un periodista por los dichos de un tercero, todo el sistema de medios se caería, especialmente las entrevistas en vivo en radio y TV, o las columnas de opinión, convirtiendo a los editores en censores y a los directores en dictadores. El principal afectado: la opinión pública.
Los delitos de injurias y calumnias, eventualmente cometidos por la prensa, no consideran revisar el sesgo político o la edición que hace un medio de comunicación sobre un discurso.
Otra cosa, en el punto dos, es qué debe publicarse o no, con qué requisitos, la excelencia que debe buscarse en el trabajo periodístico. Ese debate queda cercenado a partir de hoy. O, al menos, judicializado. Qué Pasa hizo mal la pega, por eso debió dar excusas y retractarse, bajar una nota de la edición digital, pero no en la impresa, porque el costo es mayor y hoy lo está pagando. Y lo haría mucho más, si la presidenta Bachelet no se hubiera querellado. Juan Díaz debió ser el centro de su ira.
El tercer punto es el que más debiera preocupar, porque una acción mal analizada, muestra por qué la mandataria cae en las encuestas. No se consideró ni la victimización de Qué Pasa, ni la reacción internacional que provocará la medida, ni el impacto que tendrá en los medios de todo el planeta, esparciendo al mundo los dichos de un operador de baja estofa, que involucran a la nuera de la Presidenta y la propia Bachelet en un supuesto negociado inmobiliario. Tampoco las nefastas proyecciones de la acción: ¿qué pedirá el abogado Hermosilla? Cárcel para 4 periodistas o una indemnización económica para la Presidenta. Lo primero es impresentable en una democracia; lo segundo avala los comentarios mal intencionados contra la propia Bachelet.
¿No hubo asesores presidenciales en una decisión tan desagradable? Parece que no, al menos de los buenos.
No estoy de acuerdo contigo Dn. Francisco, en la defensa de sus cuatro colegas, me parece que el periodismo investigativo debe verificar las fuentes de investigación para publicar un art,en la cual esta involucrada la presidenta de la republica, la opinión publica con un poco de información sesgada como a sido presentado por mas de un año el caso «CAVAL», en política todo vale y este negocio hay muchos actores involucrados de diferentes colores políticos, los cuales minimizaron el caso «PENTA». En este caso la presidenta a tenido que defenderse de acciones de un personaje que es conocido en ámbito político, yo creo lo que hizo la presidenta es lo mas razonable, siento que esta sola, la coalición política que ella representa, no la a sabido defender de grabaciones insidiosas, las cuales la perjudican como persona y del cargo que representa. La Justicia dirá quien tiene la razón en este caso, por mi parte espero que se aclare todo este asunto que no beneficia a la salud publica y menos a nuestro país como nación, la cual debe estar mas unida para enfrentar las dificultades internas y externas.
Tanto políticos como periodistas deben rendir cuentas por sus acciones, si la pega esta mal hecha, debe haber una consecuencia, el pretender invocar la libertad de informar o la censura se invalidan en el momento en que se viola el procedimiento de rigor. Tanto políticos como los medios plantean un status de superioridad que es precisamente el que crea esta alharaca, y es vital que estos actores sociales se ubiquen dentro de sus roles.
Totalmente de acuerdo con la nota. Una presidente de la república, no puede separar su investidura de su persona. Por lo que su accionar, debe siempre considerar la dimensión política de sus actos. Y esta decisión, es una pésima decisión política, un desastre diría yo. Máxime cuando la acción judicial, está destinada a un estrepitoso fracaso. Los dichos son de un tercero, son expresiones realizadas en una conversación telefónica privada (llevada a la investigación penal con autorización judicial) y sin animus injuriandi. O sea,en ninguna dimensión, la querella es una acción correcta. Bastaba con la primera declaración pública desmintiendo los hechos, que generó la edición de la nota por Qué Pasa y las disculpas públicas. De allí en más, cuesta abajo en la rodada la presidenta.
En realidad no estoy de acuerdo con la opinión del Sr.Martorell, pues la libertad de prensa tiene y debe tener sus límites. Hay muchos periodistas irresponsables y frívolos, los cuales no investigan las fuentes reales,o los actores reales desde donde se genera la noticia. Hoy vivimos en un país en donde no hay una efectiva libertad y real expresión de prensa. Los medios de prensa en general, mienten, manipulan, distorsionan, estan sobre ideologizadas,obedecen a determinados intereses económicos corporativos, además no contamos de forma transversal con medios de comunicación realmente pluralistas, que sean escuela de democracia. Hoy para muchos periodistas es más importante jugar un papel de trascendencia pública, pues ello, le puede permitir obtener mejores ingresos en lo personal.En terminos generales los medios de comunicación de nuestro país, son de un muy bajo nivel periodístico y los que tienen una vocación real de comunicadores tienen que rendirse a la nebulosa que genera el mercado de la comunicación mediática. Los que ya tenemos cierta edad, sabemos perfectamente bien a que intereses obedece la revista Qué Pasa, que es un orgáno vocero de la extrema derecha, la derecha, del mundo empresarial, jugó un papel activo en apoyo a la dictadura y se hizo cómplice de las violaciones sistématicas a los derechos humanos. Este medio de prensa y ellos lo saben estan embarcados en un complot político contra la presidenta, con el objeto de acorralarla y lograr su renuncia. Como en Chile no existe el «reférendum revocatorio» u otra instancia institucional para lograr su destitución, dicho medio busca a través de escándalos más y menos, ligados a la corrupción para forzar la salida de la mandataria. Sr. editor, en nombre de la libertad de expresión, la gran parte de los medios de comunicación chilenos, son los grandes responsables de haber desprestigiado «la política», la actividad políotica, han desprestigiados las organizaciones y sus líderes políticos, eso lo ha hecho la prensa sin excepción. Si Chile se vuelve a encaminar a una nueva crísis instituciona, política y social, sin duda ninguna la prensa tendrá un alto grado de responsabilidad en ello, de la misma forma como lo fue en el periódo 1964-1973, en donde la prensa en general jugó un papel nefasto dentro de la historia reciente de Chile.