Descentralización: ¿Hacia dónde vamos?
El domingo 5 de octubre los peruanos eligieron a la totalidad de sus autoridades regionales, lo que recordó que Chile y Corea del Norte son prácticamente los dos únicos países que no eligen a todos sus representantes locales. Mira aquí el video sobre la descentralización y cómo Santiago no escucha.
Francisco Chahuán, Senador RN
Hoy, ante la indiferencia de quienes disfrutan del centralismo de nuestro país, una corriente descentralizadora recorre las regiones, incluida la Metropolitana. Lo esperable es que ésta no se detenga mientras no logre el propósito de remover el principal obstáculo que impide el desarrollo de Chile y frustra a los habitantes de los territorios que ven que su acceso a las oportunidades depende del lugar donde residen.
Corresponde, sin embargo, preguntarse hacia dónde se dirige esa corriente descentralizadora. Para aproximar una respuesta, debemos mirar lo que propone la entidad que ha conducido y expandido desde hace años la descentralización, la CONAREDE, que preside el Dr. Heinrich von Baer y considera el contexto histórico, institucional y político, las particularidades de la geografía y la potencialidad de la distribución demográfica y económica.
La propuesta, denominada Estado Regional, se inspira en las realidades de Francia, Italia y Colombia, entre otras, y se entiende como una situación intermedia entre el Estado Unitario Descentralizado y el Estado Federal. El método que se ha planteado es el establecimiento de una agenda concordada que sea asumida como una hoja de ruta que defina las medidas estratégicas y las etapas para lograrlo. La idea incluye, necesariamente, romper la uniformidad inflexible de estructuras políticas y burocracias territoriales que no atienden a la diversidad sociocultural y a la masa crítica de recursos humanos que puedan hacerse cargo eficazmente de los requerimientos del proceso en los diversos lugares y en sus diversas etapas.
El modelo de Estado Regional, como señalan sus impulsores, preserva la esencia del Estado Unitario, responde mejor a la amplia y rica diversidad que nos caracteriza, permite avanzar sin riesgos hacia el fortalecimiento de las capacidades de todas las comunidades locales y regionales y nos acerca en menos tiempo a niveles más equilibrados de desarrollo social y territorial propio de países desarrollados.
A los que promueven una mejor participación de la ciudadanía, aspiración que compartimos, les decimos que no nos perdamos: la única forma verdadera de lograrla es a partir de localidades que cuenten con atribuciones y recursos efectivos y autónomos. A nivel nacional, la participación ciudadana sólo puede ser limitada si no queremos romper la esencia de la democracia, que es representativa y no populista.
El Estado Regional tendrá un solo Poder Ejecutivo Central, que concentre las decisiones en materia de RR.EE., Fuerzas Armadas y Orden y Seguridad, con los grados de desconcentración razonables; con ministerios abocados a las políticas públicas generales, proposición de normas legales y la fiscalización de las mismas, sin incursionar en tareas operativas; un sólo Poder Judicial y un Poder Legislativo. Un sólo Presupuesto Fiscal regionalizado, acordado en procesos escalonados con claras etapas anuales que permitan la participación seria de los Gobiernos regionales en su elaboración y sin perjuicio de los de cada región que gobiernen los recursos autónomos.
El tema es largo y complejo, requiere otras precisiones que escapan al espacio disponible, pero la conversación de la Agenda debe partir ahora sin dilaciones y en forma seria si queremos que el país mejore su gobernanza y su gobernabilidad y avance con paso decidido hacia un mayor desarrollo y bienestar de todos sus habitantes.