Jorge Baradit, escritor punk invitado a FILZIC 2014: “La expectativa de juntarme en Antofagasta con otros creadores es motivante a mil”
El autor oriundo de Valparaíso, llega a la cuarta versión de la Feria Internacional del Libro Zicosur de Antofagasta,FILZIC 2014, con su último trabajo, la novela “Llúscuma”, que aborda uno de los casos más emblemáticos de la ufología chilena.
Le cuesta aún llamarse a sí mismo escritor, ya que ingresó a la escena literaria hace solo ocho años en forma fortuita y con gran éxito, tras publicar su ópera prima “Ygdrasil”.
No le importa cómo es catalogado dentro del círculo, confiesa que no proviene de lo que él llama “el mundo de los iluminados de las letras”, reconociendo su origen punk y subversivo,donde no existen recetas, sino que busca plasmar sus propias ansias de sorprenderse a través de universos donde está presente la ciencia ficción, la fantasía y el mito.
Sin ir más lejos, el autor oriundo de Valparaíso, llega a la cuarta versión de la Feria Internacional del Libro Zicosur de Antofagasta,FILZIC 2014, con su último trabajo, la novela “Llúscuma”, que aborda uno de los casos más emblemáticos de la ufología chilena, protagonizada en tiempo de dictadura por el llamado “Cabo Valdés”, quien conmocionó al país durante esa época con el relato de una falsa abducción.
¿Cómo fue tu punto de partida en la literatura, que está marcado por el lanzamiento de tu primera novela “Ygdrasil”, la que tuvo buena acogida de la crítica?
-Absolutamente inesperado. Había escrito YGDRASIL como un ejercicio. Fue Carlos Labbé quién se la llevó a Andrea Palet de Ediciones B, ni siquiera fui yo. Fue verdaderamente un caso fortuito. Todavía me da algo de pudor llamarme escritor, pero se me ha ido pasando. Tras 8 años recién en el negocio, con 5 novelas, 2 libros de cuentos y participación en 18 libros, como que todavía no me bajo de la pelota. Yo no estudié literatura, ni siquiera periodismo, no estoy desde los 18 años deseando ser publicado y aclamado por la crítica, todo ha sido muy extraño.
ESTILO
¿Cómo es el proceso creativo de tu trabajo que aborda el género de ciencia ficción?
-Es pura biología, mi cuerpo venía con cierta conformación, había tendencia al miedo, a ver terrores donde no los había, a fantasear y contar mis pesadillas, con hambre de sorprenderme. Súmale a eso una formación muy poco académica y heterogénea, acceso a libros extrañísimos y poco apropiados para un niño y obtienes una máquina de procesar información un poco torcida. Si yo fuera una vendomática lo que obtendrías si pides un superocho quizá sería un escarabajo radioactivo que cuenta chistes negros sobre mutilaciones y genocidios.
¿Te consideras un escritor de ciencia ficción?
-No, pero claramente la gente opina lo contrario, me da lo mismo cómo soy catalogado. Lo que ocurre es que para narrar no evito utilizar herramientas de género, terror, ciencia ficción, paranormalidad o mitos ancestrales. Todos esos elementos están ahí, forman parte de nuestra vida diaria, usar un computador de mano para conectarse satelitalmente con Indonesia no es ciencia ficción, es parte de nuestra compleja espanto-maravillosa realidad circundante, como los videntes, los monstruos, las realidades paralelas y el terror a Dios. Quizá esas herramientas no tienen prestigio literario en el mundo de los iluminados de las letras, pero me da lo mismo, mi crianza es punk y subversiva, no se me dan las recetas, los prestigios y las aprobaciones colegiadas. Prefiero mi propia piscina, aunque esté verde y llena de cosas navegando por debajo.
Además de tus libros, publicaste en el blog UcroníaChile junto a otros autores, ¿Cuál era el objetivo central de este sitio y a qué público estaba dirigido?
-El blog UcroníaChile fue una experiencia que puse en marcha el 2006 y se mantuvo en funciones hasta el 2009. Su objetivo inicial era poner en funcionamiento un divertimento para escritores, la invitación era a cuestionar nuestra historia, a intervenirla. Siempre sentí que nuestros próceres, hitos históricos y momentos nacionales estaban encerrados en el ministerio de educación, nos habían enseñado a no tocarlos, a «respetar» su sacralidad, cuando en todas las culturas la historia, los mitos y las leyendas son materia de ficción, se intervienen, se usan y se abusan. No hay otra forma de mantenerlos vivos o se convierten en momias de museo llenas de humedad.
Rápidamente el blog se convirtió en una marea de temas de toda índole con el único norte de la ficción descabellada y subversiva.
¿Qué otros autores participaron de esta aventura?
-Colaboraron Mike Wilson, Francisco Ortega, Álvaro Bisama, Claudia Apablaza, Alberto Rojas, Martín Cáceres, Edmundo Paz Soldán, entre muchos otros. Miles de entradas abrieron la represa de la ficción más cercana a la fantasía y al mito que había estado cerrada desde demasiados años. El blog era una experiencia abierta, colaborativa y caótica, desde sus posts surgieron ideas para varias novelas, comics y cuentos que fueron publicados en los siguientes años. Todo culminó con la edición de CHIL3, Relación del Reyno, una compilación con nuevas colaboraciones inéditas de autores de la talla de Rodrigo Fresán, por ejemplo. Y el desbande del grupo inicial por… anda a saber tú que estupideces.
– ¿Cómo fue la experiencia de trabajar en la novela gráfica “Policía del Karma”, que es una de las incursiones inéditas en la narración transmedial en Chile?
Nunca antes había trabajado en cómic, pero como diseñador gráfico tengo experiencia en la unión de imagen y texto, jerarquías visuales y orden de lectura. No me resultó tan difícil enfrentar la disciplina, además que contaba como partner con Martín Cáceres, un gran artista muy comprensivo y generoso que me guió cuando no me alcanzaba.
Pero como tú bien dices, “Policía del karma” no se agota en una novela gráfica, es realmente un hito de la narrativa transmedial chilena. En torno a la historia se articuló una batería de recursos que iban desde el mockumentary (realizado con Inti Carrizo), los video clips, un soundtrack, una página fake de la PDK con interacción que involucraba a Twitter y Facebook, un juego en línea, blogs para publicar fanfics y spin offs del universo PDK, «misiones» online a «reclutas» inscritos en una base de datos, etc.
Una nube de contenidos complementarios autovalentes que en su conjunto construían el universo de la PDK. Fue una experiencia tan innovadora que desde entonces me invitan a cursos y charlas de instituciones y universidades para exponer la experiencia.
– ¿Cómo fue la experiencia de incursionar en unos de los casos emblemáticos de la ufología chilena para dar vida a tu última novela “Llúscuma”?
Una experiencia maravillosa. El Chile de los ’70 era un lugar enrarecido, nebuloso, no sabías lo que pasaba en el extranjero y menos lo que ocurría en el propio país. Abundaban videntes, curanderos, cometas en el cielo, apariciones marcianas y encuentros cercanos del tercer tipo.
El caso del cabo Valdés me ha cautivado desde niño y sirvió de plataforma para contar sobre ese Chile alucinado, encerrado y violentado en una década descabellada. “LLUSCUMA” es un viaje alucinado dentro de esa serpiente con pesadillas que es nuestro territorio.
FILZIC
¿Cuáles son tus expectativas ante tu próxima participación en Filzic?
-Las mejores. Hasta el momento la experiencia con los organizadores ha sido de lujo y la expectativa de juntarme en Antofagasta con otros creadores es motivante a mil. Convertir a Antofagasta en un chakra pensante de nuestro país es un acto fundacional lleno de sentidos. El Desierto de Atacama es un sitio insólito, estar ahí va a ser lo mejor.
¿Qué opinas de sobre este certamen que reunirá en una fiesta multicultural a la escena literaria de distintos países latinoamericanos?
-Una forma de alquimia, reconvertir recursos en una discusión y cruce de creadores que beneficie a la comunidad latinoamericana es una manera de hacer bien las cosas. La cultura la construye la gente, nosotros somos portavoces o medios, encontrarnos es fundamental.