Hijo de chilenos secuestrados en Argentina vivió 38 años con padre violador de los DDHH
Es hijo de una pareja de militantes chilenos secuestrada en el marco del Plan Cóndor. La larga lucha por la identidad. Con él, son 109 los nietos que, gracias a la agrupación Abuelas de Plaza de Mayo, han recuperado su identidad.
Por Franco Mizrahi*
La luz se filtraba por las ventanas del primer piso de la sede de Abuelas de Plaza de Mayo e iluminaba el salón en el que se iba a realizar la conferencia de prensa. Era un buen augurio. Un pasaje oscuro de la historia reciente estaba por esclarecerse. Pasadas las 13, la titular de la organización, Estela de Carlotto, afirmó “con enorme felicidad la restitución de la identidad de Pablo Germán Athanasiu Laschan, secuestrado junto a sus padres el 15 de abril de 1976 cuando tenía sólo cinco meses y medio”.
Pablo fue contactado por el equipo de investigación de la organización en abril de este año “y hace cerca de un mes accedió voluntariamente a realizarse el examen inmunogenético que logró determinar, en un 99,99 por ciento, su pertenencia al grupo familiar Athanasiu Laschan”. Paradojas del destino, el joven vive a muy pocas cuadras de la sede actual de Abuelas.
Así se confirmó que Pablo es hijo de Frida Laschan Mellado y Ángel Athanasiu Jara, quienes continúan desaparecidos. Frida y Ángel eran dos jóvenes chilenos, militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Frida ocupó un cargo en la Corporación de la Reforma Agraria (CORA) durante el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. Con el golpe de Estado de Augusto Pinochet, Frida debió dejar Chile.
El destino elegido para la huida fue la Argentina. Allí se reencontró con Ángel, quien había abandonado el país trasandino un tiempo antes, y se sumaron al PRT-ERP. Absorbidos por el vértigo de los años ’70, vivieron ocho meses en la Capital Federal y luego se mudaron a Neuquén. Pero los servicios de inteligencia los estaban vigilando. Frida ya estaba embarazada. Decidieron migrar a Buenos Aires.
El 29 de octubre de 1975 nació Pablo. Pocos días después de iniciada la dictadura, la pareja y su bebé fueron secuestrados del hotel en el que estaban viviendo. El operativo fue realizado en el marco del Plan Cóndor. Se estima que fueron llevados al centro clandestino de detención Automotores Orletti. Al poco tiempo, Pablo fue anotado como hijo propio por un matrimonio con estrecha vinculación al régimen cívico-militar. La pareja falseó la fecha de nacimiento. Debieron pasar más de 37 años para que se conociera la verdad. Su apropiador se encuentra detenido en el marco de la causa “Díaz Bessone” por crímenes de lesa humanidad en Rosario. Su apropiadora goza de la libertad.
El caso de Pablo fue uno de los primeros que las Abuelas llevaron a la Justicia, en 1982. Estela estuvo acompañada por varias abuelas, algunas de ellas incluso intervinieron con palabras muy emotivas como Buscarita Roa –también chilena– y Elsa Sánchez de Oesterheld. Detrás de las mujeres de los pañuelos blancos estaban los nietos restituidos, entre los que se destacaban el candidato a diputado por el FPV Juan Cabandié, el diputado Horacio Pietragalla, Victoria Montenegro y Gonzalo Reggiardo Tolosa.
“Es un día para compartir en familia”, expresó la presidenta de Abuelas visiblemente emocionada. Y añadió: “Los que hoy dicen que estamos en dictadura, algún día van a entender, si no lo entendieron porque son ignorantes o malas personas, qué es una dictadura. Porque los que tenemos la edad que tenemos hemos nacido, vivido y hemos sufrido toda la vida en dictadura. Esta tiene que ser la democracia eterna”.
*Revista Veintitrés (Argentina)