¿Dijo Ud. democracia? ¿Justicia?
Es fácil darse cuenta que si son siempre los mismos que gobiernan y establecen las reglas, será difícil que no obren por su propio beneficio ni se acostumbren a los privilegios; las reglas no serán las mejores para la gran cantidad sino para el pequeño grupo en cuestión.
Por Daniel Ramírez, doctor en Filosofía (La Sorbonne)
No parece haber problema más importante para la política: ¿Cómo construir una sociedad justa?
Tal vez sea imposible una sociedad totalmente justa. Creemos saber, en todo caso, que una igualdad aritmética perfecta de bienes no es posible. No todos necesitan ni quieren lo mismo. Somos diferentes, en edad, capacidades, voluntad. Pareciera que una cierta dosis de desigualdad es inherente a las sociedades humanas. Pero ¿Cuál dosis? (1). Como con un remedio, sabemos que una sobredosis puede ser fatal…
Las aristocracias de la antigüedad, considerándose como los mejores, se atribuían de facto las posiciones más importantes de la sociedad. Platón intentó incluso racionalizarlo en une república ideal: el gobierno de los más sabios. El asunto nunca funcionó. Los que ya están en posiciones de poder se autodenominan a sí mismos los mejores, y se atribuyen sin problema los privilegios.
La democracia puede ser “el peor sistema, a la excepción de todos los demás” (2); pero se trata tal vez del más justo. Un gobierno de representantes elegidos por un pueblo para obrar por el bien común. ¿Qué mejor? La pregunta se puede entonces reformular así: ¿Cómo es posible, democráticamente, construir una sociedad justa? ¿Cómo encontrar las mejores reglas para la vida común?
Este tema es muy largo y difícil; nos contentaremos con una sola idea:
El filósofo norteamericano John Rawls inventó una imagen que llamaba “el velo de ignorancia”. Imaginemos que las personas que van a crear las reglas (constitución, leyes, derechos…) no conocen en absoluto las posiciones sociales que van a ocupar en el sistema que se trata de inventar. Ellas serán atribuidas después. No saben tampoco cómo serán (grandes, chicos, inteligentes, fuertes, o enfermos).
Es fácil imaginar que esas personas no dictarán precisamente leyes que faciliten desigualdades gigantescas ni diseñarán una situación en que solo los ricos y los superdotados (o una mezcla de ellos) podrán ser felices. Las reglas resultantes de tal asamblea serán las más justas posibles. Se trata de una ficción, evidentemente, pero que ayuda a pensar (3). Y a comparar con la situación actual.
Los niños conocen esto. Imaginemos un grupo poniéndose de acuerdo para establecer las reglas y el guión de un juego de cowboys y bandidos. Si uno se atribuye siempre el rol del sheriff o del justiciero y que siempre los mismos son designados bandidos, que en el juego deben terminar muertos o en prisión, no resultará muy entretenido. Solo una cierta rotación de roles y que cada cual tenga la oportunidad de ser héroe, asegura el interés del juego.
Si las democracias no funcionan bien, es en gran parte porque no responden a esta condición previa de equidad. Las personas que dictan las leyes no están en absoluto en una situación de “velo de ignorancia”, ni de neutralidad. Estamos hablando de personas que saben casi exactamente la posición que ocuparán en la sociedad (en general, ya la ocupan). Es fácil darse cuenta que si son siempre los mismos que gobiernan será difícil que no obren por su propio beneficio ni se acostumbren a los privilegios (y a los de sus amigos), las reglas no serán en beneficio de la mayoría para el pequeño grupo en cuestión.
Se trata entonces de (re)pensar del estatus de los representantes. ¿Cómo elegirlos? ¿Pueden hacer lo que se les ocurra una vez en el poder? No hay que olvidar que se trata de representantes del pueblo (4), que se supone deben actuar por el bien común.
Por lo pronto, votar y luego olvidarse del asunto, dejar que los ganadores hagan lo que quieran, no es un comportamiento lógico. Ello implica una fe irracional en la buena voluntad, en la honra e incluso en la capacidad de las personas elegidas para cumplir con un programa (imaginando que haya uno que convence).
Si las democracias no funcionan bien es en gran medida porque los ciudadanos no se sienten parte del proceso de decisiones. La gran mayoría de los que votan (y muchos no votan) están seguros que jamás ocuparán un puesto de responsabilidad. Y si es una pequeña minoría que gobierna siempre, ya sea en alternancia o incluso conservando las mismas funciones –la palabra que corresponde no es democracia sino “oligarquía” (el gobierno de unos pocos)–, no es raro que algo empiece a oler mal. No es sorprendente que las desigualdades se vuelvan monstruosas y que la violencia remplace a la legitimidad y el derecho y que la justicia no se vea por ningún lado.
Construir una verdadera democracia es la gran tarea de la política actual. Se necesitará un esfuerzo grande en el pensamiento y una firme voluntad de acción.
Y hay que plantear las preguntas adecuadas a quienes se proponen gobernar. No basta luchar con símbolos, en dramaturgias obsesivas (5) y juegos hipnóticos de amor y de odio, que no son más que síntomas de una sociedad enferma.
Citas
[1] Trataremos de esto en una futura columna, por supuesto es un problema fundamental.
[2] Esta frase se le atribuye a Winston Churchill.
[3] Formulado en una obra capital de la filosofía política: John Rawls “A theory of Justice” (1971). Edicion española: “Teoría de la justicia”, México, FCE , 1995.
[4] ¿Cual pueblo? ¿Qué es un pueblo ? Son preguntas muy importantes y no debemos hacer como si el asunto estuviera resuelto.
[5] Por supuesto, este punto también habrá que tratarlo alguna vez, pero supongo que se comprende de qué se trata.
…es el comienzo de un tema enorme que ocupará el futuro, pues el futuro no está excento de alguna forma de organización humana que nos permita convivir..el momento actual pareciera ser cualitativo..los pueblos están acumulando enojo y los ricos ejerciendo el poder de la manera más ramplona, concentrando la riqueza y si es necesario mandar a los títeres a matar a mas de 600 personas que están protestando desarmados en una plaza de Egipto, pues lo hacen en nombre de la democracia…hay mucho revisar aún…la columna es un inicio…
Es por eso que me interesa mostrar esa idea simplísima, que está en la base del liberalismo (el verdadero). La realidad actual es tan mostruosamente diferente que debemos asumir que el sistema actual no tiene nada de liberal ni de demócrata. Y hay que sacar las conclusiones, plantear las verdaderas preguntas, afrontar los verdaderos dilemas. Me parece que mucha gente se entretiene con símbolos en vez de hacer eso.
Gracias por tu reflexión. Creo que ya no sirve una democracia en que delegamos. El ejercicio del poder crea poder y es responsabilidad de nuestra sociedad empoderar a su gente. Ampliar la base. Creo en esto y soy parte de experiencias que le llevan adelante.Movernos hacia un autogobierno, cada espacio de lo publico puede y debe ser congestionado y coordinado desde lo local a lo global. No creo que este cambio venga de los que tienen el poder por lo que explicas, creo que viene de una profunda consciencia que integre lo individual, social y el cuidado del territorio (lugar vivo en que vivo) y que los que creemos esto lo practiquemos y conectemos para tejernos en y por una sociedad respetuosa, pacifica y comunitaria
Habría que ponerse de acuerdo en el lenguaje. Democracia significa para unos una cosa, para otros otra. Democracia = gobierno del pueblo. No significa etimológicamente que hayan libertades burguesas. Como decía el viejo Marx, la democracia puede ser dictatorial, esto es que no permita la expresión de sus enemigos. Habría que ponerse de acuerdo en cual es la esencia del Estado. Si como decían los viejos su esencia es violenta y si al desaparecer las causas de esa violencia debe desaparecer el Estado, como decía el viejo Ulianov en un libro que es, al menos, muy poético. Si no nos ponemos de acuerdo en las palabras no avanzaremos en su discusión.
la verdad es que el sueño de que cada uno tenga un rol de entrega a la sociedad es una utopia desde pequeños vemos como el mas fuerte es siempre «el sheriff» o como el dueño de la pelota si no gana se lleva….. la transformación debe ser profunda desde el punto del desarrollo moral de las personas no sin un compromiso . El involucrarse en la relación con lo que nos rodea, respeto por las diferencia. no necesariamente querre ser lider si se me respeta y se valora. Si siento que mi espacio es util si por eso que hago, vivo dignamente.
En el contexo de hoy el soñar con el cambio de valores existentes, me parece necesario aun cuando sean los menos los que sueñen y menos aun los que hagan un esfuerzo.
Excelente artículo, Daniel. Plantea muy bien las preguntas básicas de la «sociedad justa». Hay al menos un par de preguntas que surgen de tu artículo. La primera es la relación entre Igualdad y Justicia. ¿Es justa la igualdad, entendida como igualdad total? Sugieres que la sociedad «totalmente justa» sería aquella donde todos tuvieran lo mismo, independientemente de sus necesidades, capacidades, voluntad,… Y que eso sería «imposible». Yo diría más: una sociedad así sería injusta. Porque más allá de la igualdad de oportunidades, incluso recurrente, no todos contribuyen igual, por talento, esfuerzos, voluntad, etc. Por lo tanto no todos merecen lo mismo.
Segunda pregunta, la relación entre Democracia y Justicia. No son conceptos pertenecientes a la misma categoría. La Democracia es un sistema político, lo cual no es el caso de la Justicia. La pregunta es: ¿cuál es el régimen político que permitiría mejor que los demás llegar a una sociedad justa? Si decimos que es la democracia, ¿qué le falta a la democracia «realmente existente» para que así sea?
Hernan,
Es verdad que hay que ponerse de acuerdo sobre las palabras. Pero también es muy importante no discutir como si la histoira no hubiera transcurrido, como si estuviéramos recién descubriendo el «Manifiesto» de 1848…, como si el maldito siglo XX no hubiera existido. La democracia no puede ser dictatorial, de la misma manera como la calefacción no es lo mismo que el aire accondicionado. EN cuanto a los enemigos de la democracia, si lo son en el plano de las ideas, solo las ideas pueden enfrentarlos. No se pueden prohibir las ideas, se sabe desde siempre (y por lo menos desde Voltaire). Otra cosa, las libertades no son burguesas ni proletarias, son humanas; no le corresponde a nadie más que al individuo calificarlas (el gusto por la ópera o por el Ikebana acaso son libertades burguesas? Habría que prohibirlas?). La sociedad debe poner límites, si su exceso atenta contra el bien comun. Eso es todo. Cualquiera otra ingerencia es insoportable. Y no creo que nadie quiera régimenes como el de Vladimir Illich U., de la misma manera como nadie querrá un Mussolini. Estamos obligados a inventar nuevas sociedades, las del pasado no servirán para nada.
Un sabio chino por ahí decía que lo primero es ponerse de acuerdo en las palabras. Demo Cracia significa eso, poder del pueblo, eso significó en Atenas. Una democracia puede y aún debe ser dictatorial, en cuanto la esencia del Estado es el ejercicio violento del poder de unos contra otros. Por ello el concepto de Dictadura del proletariado es en sí mismo racional, por más que en su descenso del plano de las ideas se haya trasformado en otra cosa.
También tendríamos que ponernos de acuerdo en qué es libertad, que para Marx (como para Hegel) era la conciencia de la necesidad, (cosa que no me convence; tampoco el concepto vulgar de libertades burguesas) y no que cada cual haga lo que se le dé la gana.
La idea de libertad ha sido muy sobredimensionada por la burguesía, que la inscribió en sus banderas, entonces revolucionarias, de París y así llegamos al liberalismo económico, que es una forma de malthusianismo. En el Bagavad Gitá se presenta como el dilema del deber, de la acción correcta, reflexionada por el Mahatma Gandhi (estoy en desacuerdo con sus conclusiones.) En el Islam se trata de la aceptación y obediencia al orden correcto, y me parece que ello es así también en Kempis. El SuperHombre actúa según su voluntad, porque es Superior, y punto. Dios ha muerto.
En algún momento de su vida, antes de Crimen y Castigo, ello debe haber entusiasmado a Dostoyevsky.
Je suis très heureuse de retrouver une leçon de philosophie sur :»democracia» … «Justice ?
MERCI BEAUCOUP DANIEL.
MARGARITA YOUNG
Estoy en gran medida de acuerdo con Rodrigo. No hay mucho que esperar del poder de democracias donde la representatividad implica una jerarquía e incluso lejanía de los representantes. Que los cambios deben empezar (y continuar) desde lo local, desde la creatividad des personas, grupos, iniciativas locales, empoderamiento, invención y audacia. Los movimientos de cooperativas, comercio justo, agricultura organica, microcrédito, merecen toda nuestra atención. Normalmente ello va junto al respeto y al conocimiento por las culturas, costumbres, saberes ancestrales, cuidado y respeto por la naturaleza. Sin mistificación pero sin arrogancia cientificista ni dictadura del dinero de inversionistas igualmente lejanos e indiferentes que los representantes.
Alicia tiene razón en poner énfasis en la transformación personal necesaria para renunciar al poder y a la competición neurótica por el poder. Ello implica darse cuenta que podemos interactuar entre pares, entre hermanos, en colaboración y proximidad y que ello es tanto mejor que la búsqueda vana de éxito solitario y de distinción. Es la diferencia entre la obsesion por el honor de las sociedades de castas y el ideal de la dignidad de las sociedades de igualdad. Pero Sonar no es solo la actividad de unos pocos, Alicia, todos tienen un ideal humanista en el fondo; solo que se va abriendo un abismo entre los ideales y la realidad, que alimenta la ilusión que solo podemos hacer algo si somos ricos y poderosos… Y el circulo vicioso recomienza.
Son interesantes las ideas de Rawls acerca de lo justo, pero ¿serán suficientes? En la segunda mitad del siglo XX, la decepción ante el «socialismo real» redundó en transformaciones importantes en el pensamiento político. Sin embargo, el período histórico actual también nos impone decepciones específicas, las cuales no son menos importantes. ¿No deberíamos volver a formular algunas preguntas e inquietudes?
¿Sería suficiente contar con los principios de igualdad «inicial» y meritocracia, con condiciones para un «juego justo»? ¿Por qué no hablar también acerca del principio de la solidariedad? Por otra parte, ¿podríamos ignorar hoy antiguas inquietudes acerca de las contradicciones entre forma y contenido?
De todos modos, gracias por el buen artículo. ¡Saludos!
Las preguntas de Sergio son perfectamente pertinentes y a menudo se presenta esta duda sobre la igualdad total. Me parece sin embargo que en mi breve articulo estaba claro que ello no solo es imposible sino también que no es deseable; es lo que digo en el primer párrafo. La cuestión difícil (e importante) es cuales son las desigualdades que pueden será aceptables. La respuesta del mismo pensador que cito en esta columna, John Rawls, merece ser desarrollada. Tal vez en una próxima columna.
Por lo pronto, acerca de la igualdad de oportunidades, parece evidente que es LA igualdad que le sociedad debería garantizar a todos. Pero ¿Como hacerlo? Si todos son distintos y desiguales en sus capacidades, en sus esfuerzos, en sus ritmos, ¿como darles a esas personas tan diferentes, las mismas oportunidades? ¿Como el hijo de un campesino cuasi analfabeto podrá tener las mismas oportunidades que el hijo de un jefe de empresa internacional, que va a colegios poliglotas y a las mejores Universidades de EEUU? Es fácil ver que la clave de todo eso es la educación. Luchar contra las desigualdades feroces y humillantes de la educación, que forma elites y masas, personas que comandan y personas que obedecen… Pero para que una educación democrática (y educación a la democracia) sea realmente eficaz y capaz de dar oportunidades a todos, las transformaciones deberán ser enormes. Eso es lo que le falta a la democracia para ser real. Y ello no parece compatible con el sistema representativo actual, simplemente porque los representantes pertenecen todos a una clase ya privilegiada. ¿Por qué querrian estas personas cambiar un sistema que les acomoda perfectamente y que asegura el éxito económico y social (no creo que comprendan otro tipo de éxito) a sus hijos? Es por ello que me parece que las personas, los grupos, las organizaciones deben luchar por conquistar ellos mismos capacidades (“capabilities” es la palabra que se usa) y “empoderamiento”, como dice Rodrigo en su comentario.
En cuanto a Hernan, por cierto me interesa bastante mas lo que dice del hinduismo o de la búsqueda de sabiduría que volver a discutir sobre la dictadura del proletariado (ninguna dictadura es deseable y el proletariado ya no existe). Es evidente que la libertad no es la única clave para entender la plena realización humana. Cada cultura privilegiara aspectos diferentes, como la armonía en el confucianismo por ejemplo. Pero no creo que ninguna concepción del mundo que deje a un lado la libertad a fuerza de ponerle apellidos (libertad burguesa, caprichos decadentes o la del superhombre) nos convenga. Interpretar la libertad, darle otros sentidos, darle profundidad mas alla de la libertad de consumir o de vestirse con la marca de su elección es una de las tareas de la cultura actual. El arte es una de la dimensiones que nos permiten tomar conciencia de lo que puede ser la existencia, mas alla de lo que la estrecha cultura actual permite.
En todo caso gracias a todos por sus comentarios.
Para responder a Jeremias:
Por cierto que los elementos de base de la ética de la equidad de Rawls no son suficientes. Ni mucho menos! Incluso son inaplicables. Lo que me interesaba mostrar es lo lejos que el sistema actual esta incluso de un pensador conocido como “liberal” (claro los norteamericanos lo sitúan mas bien a la izquierda y desconfían de todo lo que huela a social democracia). Otro ejemplo interesante: John Stuart Mill, uno de los más importantes filósofos del liberalismo, una poderosa filosofía de la libertad. Las sociedades actuales no están en absoluto a la altura de lo que él había previsto. Por lo que se puede decir que las sociedades actuales, que se reclaman del liberalismo no son liberales en realidad.
La imagen del velo de ignorancia de Rawls no es más que un “experimento mental”, que sirve para mostrar las condiciones ideales en las cuales unos legisladores (ideales) dictarían, en función de su racionalidad y sus capacidades, las leyes más justas para el mayor número de miembros de una sociedad. La situación actual, no solo se aleja mucho de esa imagen, sino que es todo lo contrario: personas privilegiadas, bien “formadas” y más bien ricas (cuando no se trata de millonarios), votan, se hace elegir y luego se encargan de aplicar leyes y reglas (un tiempo son diputados, otro tiempo son ministros, luego senadores, alcaldes, presidentes) que, evidentemente, favorecen y perpetúan los privilegios de su pequeño grupo. ¡Una verdadera caricatura de democracia! El único nombre que corresponde tal régimen es el de “oligarquía”. En cuanto al sistema neo-liberal, de rentistas y especuladores, cuando no son mafiosos y dirigentes corruptos, dueños no solo de los grandes capitales sino también de la prensa y de la industria “cultural” destinada a vaciar el cerebro de los ciudadanos (salvo excepciones honrosas, como esta) habría sido combatido vigorosamente por los fundadores del liberalismo político.
Solo que en vez de despotricar, denunciar, aullar y patalear, que creo muy ineficaz, yo prefiero proponer algunas ideas simples que sirven para pensar. A cada cual luego corresponde hacerse su opinión (crítica o no).
La libertad platónica se asocia a la sabiduría, a la elección de lo mejor. La elección de lo peor es una forma de esclavitud.
La libertad cristiana se asocia a la elección del bien, de Cristo. La elección del mal es el pecado.
La comunista a la elección de lo mejor para el pueblo (que en la práctica significa lo que han determinado los dirigentes).
La libertad burguesa se pone en la libertad pura. Elijo lo que me da la gana. En el mercado se verá si mi elección era la más apropiada o la peor. Su fruto es la ganancia o la pérdida. No hay sabiduría, no hay bien ni mal, no hay ética social.
La libertad burguesa parece tener su estrato más profundo en la hiperinflación del yo, propia de la guagua anómica, perversa, amoral de Freud. Por ello su primera reivindicación es sexual. La libertad sexual es la piedra fundacional de la libertad burguesa. Su estandarte es el condón y el aborto. Su otro aspecto es el devorar (comerse el mundo) y matar. Todestrieb. Thanatos.
La libertad burguesa corresponde al paleoencéfalo dinosáurico (dino = terrible.)