Desesperanza de Paz: negociaciones entre Israel y Palestina
El 30 de julio se iniciaron conversaciones de paz entre Israel y Palestina, promovidas por el Secretario de Estado norteamericano John Kerry. El pesimismo reinante respecto a un eventual acuerdo al largo conflicto que han enfrentado ambos pueblos es tan grande, que el simple reinicio del diálogo ha sido considerado como un logro.
Por Heraldo Muñoz*
El escepticismo respecto al desenlace de estas nuevas conversaciones se explica por la intensa labor diplomática que tuvo que desplegar el Secretario Kerry tan sólo para sentar a la mesa a las dos partes, y porque los esfuerzos por sellar un acuerdo de paz se han extendido, intermitentemente y con una historia de fracasos, por más de dos décadas.
Nadie espera resultados significativos de ese nuevo intento de paz, pese a que las partes, reunidas en Washington y representadas por sus negociadores principales—la Ministra de Justicia Tzipi Livni por Israel y el representante Saeb Erekat por Palestina—, concordaron procurar un acuerdo para resolver el conflicto en un plazo de nueve meses. Ello significa concretar el esquivo objetivo de una solución que prevea el establecimiento de un Estado palestino independiente, democrático y viable que coexista en paz y seguridad junto a Israel.
Dentro de dos semanas los negociadores se volverán a reunir, esta vez en el Medio Oriente. Un eventual diálogo directo entre el Primer Ministro Israelí Benjamín Netanyahu y el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas ocurriría más adelante, dependiendo del avance de las negociaciones. La «facilitación” norteamericana se extendería a través de todo el proceso.
Este nuevo intento negociador enfrenta diversos obstáculos. Uno de ellos es la expansión de los asentamientos de judíos en la Cisjordania, cuya población ha crecido en alrededor de 20% en cinco años. Esta expansión ha ido acompañada de una mayor influencia de los políticos israelíes pro-colonos. Otro desafío es que las negociaciones incluyen todos los temas relativos al “estatuto definitivo”, como, por ejemplo, el retorno de los refugiados palestinos a sus residencias de origen pre-1948, la definición de las fronteras de los dos Estados, y el futuro de Jerusalén. Las diferencias entre las partes respecto a estos temas en el pasado han demostrado ser insalvables.
Quienes exhiben un atisbo de optimismo apuntan a la determinación personal del Secretario Kerry por hacer que las negociaciones lleguen a buen término, la sensación de que esta sería la última oportunidad en mucho tiempo para cimentar un acuerdo de paz, que no hacerlo llevaría a que Palestina opte por ganar membrecía plena en la ONU y lleve a Israel a la Corte Penal Internacional, y que, al final de cuentas, las escasas expectativas sobre este proceso juegan a favor.
Esto último puede ser la clave. En las conversaciones de Annapolis del 2007-2008, las bajas expectativas de éxito permitieron a israelíes y palestinos avanzar en varios temas por diversas vías sin el escrutinio agobiante de la prensa, y sin la presión de la opinión pública por saber quién iba ganando puntos en las negociaciones. Al final no hubo acuerdo, pero la Ministra Livni ha dicho que ahora es la oportunidad de completar la misión no concluida el año 2008. Derrotar la desesperanza requerirá enorme voluntad política y visión de futuro.
*Subsecretario General de la ONU y Director para América Latina y el Caribe del PNUD.
Estas conversaciones son entre USA, Sión y Hamás, no con ‘los palestinos’, que difícilmente querrán abdicar de sus derechos arrebatados por la fuerza (Heródoto escribe de Palestina y los palestinos, sin mencionar hebreos) en favor de los descendientes de eslavos, germanos y jázaros, hablantes de yidish y recién llegados a esas tierras.
El asunto entre palestino e israelíes, como otros conflictos, terminará cuando nadie lo espere y producto de la movilización de ambos pueblos. Es sabido que estas negociaciones no conducen a nada y que en el pasado solo han fortalecido a los halcones. Hay gente en los dos lados de la frontera que saben que es necesaria la paz. Pero los mercaderes de la guerra, la división y el petróleo, actúan para que nada salga bien.
Teníamos a la directora de NU mujeres y al subdirector de la ONU. Y no lo sabíamos! Qué grande país el nuestro…