El deporte sin primarias
Es fácil decir “en Chile no se hace nada por el deporte”, pero lo complejo es proponer, sacar cuentas y establecer criterios de una política pública que vaya más allá de inaugurar estadios, canchas en barrios con riesgo social o entregar cheques a los deportistas que ganan medallas.
Por Ignacio Pérez Tuesta, Director Radio Sport Chile (www.radiosport.cl)
Este domingo el país vivirá por primera vez un proceso de primarias legales organizadas por el Estado, muy esperadas no sólo para saber quiénes serán finalmente los representantes de los dos conglomerados políticos más grandes del país para las urnas de noviembre, sino además, porque es un misterio la cantidad de gente que acudirá y así ver qué grado de solidez representativa tendrá el proceso.
Si pusiéramos en la cancha a cada uno de los candidatos, tanto de la Nueva Mayoría como de la Alianza, todos jugaron sus propios partidos con esquemas tácticos y estrategias diferentes.
El conglomerado de centro izquierda, por ejemplo, mostró un partido que tomó ritmo en los últimos minutos del segundo tiempo y hubo muchas llegadas a los arcos de manera frontal para tratar de diferenciarse en el marcador (Claudio Orrego- Andrés Velasco); hubo un equipo que todos dicen que terminará último y pese a eso trató de contragolpear, pero tampoco podía descuidar mucho el arco propio (José Antonio Gómez), y finalmente la expresidenta Michelle Bachelet, al ir ganando 4-0 tras un primer tiempo jugado hace cuatro años, optó por rotar el balón, hacerlo circular y avanzar sólo cuando era muy necesario.
El caso de Andrés Allamand y Pablo Longueira podría definirse como un partido de tenis: dos jugadores que prefirieron pelotear desde el fondo de cancha, con muy poco avance a la red y apretones de manos caballerosos cuando terminaba cada uno de los sets. Quizás si Laurence Golborne tuviera aún vida como candidato, estaríamos hablando de una velada de boxeo.
Pese a lo anterior, y que incluso muchos de ellos usaron jerga deportiva para referirse a temas o ejemplificar sus posibilidades (“los partidos duran 90 minutos”), en escasas oportunidades, foros, debates, entrevistas o paseos por ferias libres se escucharon propuestas con algún grado de profundidad para conocer sus ideas sobre políticas deportivas.
Extraña omisión ya que si hay un área que en los últimos años ha alcanzado un acuerdo general, que se trata de un tema vital para lograr una sociedad desarrollada integralmente es el deporte, tanto el masivo enfocado en la población como el de alto rendimiento.
Es fácil decir “en Chile no se hace nada por el deporte”, pero lo complejo es proponer, sacar cuentas y establecer criterios de una política pública que vaya más allá de inaugurar estadios, canchas en barrios con riesgo social o entregar cheques a los deportistas que ganan medallas. Y es más arriesgado aún cuando los resultados no se podrán medir en cuatro años y decir “¿ven que cumplimos? Voten de nuevo por nosotros”.
Es hora que el deporte deje de ser mencionado sólo como algo recreativo o simpaticón para sacarse fotos. Es uno de los vehículos más transversales y masivos para entregarle a la población salud preventiva, recreación y ocio productivo, herramientas sociales como aprender a liderar, trabajar en grupo o compartir, en suma, mirar al país de los próximos 50 años que tendrá una población envejecida, de la cual el Estado deberá hacerse cargo. Menudo problema que al invertir en el deporte hoy, puede ahorrar muchos millones de dólares y problemas en el futuro.
Quizás si se le entrega la importancia como tema país al deporte como un derecho humano y constitucional, al momento de debatir propuestas, muchos ciudadanos que sólo están pensando en hacer un asado este domingo o irse a la playa, se sacudan de la modorra republicana y entiendan que la decisión del Chile de hoy y mañana pasa únicamente por ellos.
Sólo queda esperar que esto ocurra desde el lunes, cuando todos comiencen sus entrenamientos preparando la decisiva final de noviembre, que ojalá se juegue a estadio y urnas llenas.