La verdad os hará libres

La pregunta es si la oferta televisiva es pobre y de mala calidad porque los canales son incapaces de desarrollar algo mejor, o bien quizás los medios mueren de ganas por mostrar contenidos más elaborados y que otorguen valor diferente a quien los reciba; sin embargo, se ven económicamente forzados a entregarle al pueblo, lo que el pueblo a gritos pide.

Escribe Agustín Francisco Waidele Arteaga

¡”Salve, César, los que van a morir te saludan”!, quizás de esa manera debiesen comenzar los reality shows de Canal 13. Parece ser la frase más apropiada a usar por los participantes de Mundos Opuestos 2 cuando se dirigen a su conductor, Sergio Lagos. Estos “famosillos” de esta secuela del morbo, cual gladiadores entregados a los hilos de Nakasone, se presentan dispuestos a matarse unos a otros para ganarse al público y alcanzar la añorada fama.

Actualmente, las historias donde se alimentan las audiencias, en su mayoría, son las que entrega la televisión, cine e internet. Lo preocupante resulta ser la calidad de los productos ofrecidos por los medios, pues, el formato del circo romano se asoma agresivo en las pantallas y es una mancha de aceite en las redes sociales. El público repleta la web vitoreando a sus rostros favoritos para que luego, Nakasone, con su pulgar todopoderoso elimine o perdone la vida de algún participante. Al menos, en el Coliseo romano, los gladiadores luchaban por su libertad. En cambio hoy, arriesgando su pérdida, hombres libres bajan sin capa a la arena con el alma inclinada, disponibles y prestos para servir al dios de la fama.

Si algo se puede conceder, es que estos programas de “realidad”, son tan sorprendentes como la vida misma. Ciertamente cualquier cosa puede suceder, incluso que Mauricio Israel vuelva al escenario como cándida chica recién presentada en sociedad y que, de paso, sus hábitos de higiene sean motivo para ocupar una página en El Mercurio.

La pregunta que surge, entonces, es si la oferta televisiva es pobre y de mala calidad porque los canales son incapaces de desarrollar algo mejor, o bien quizás los medios mueren de ganas por mostrar contenidos más elaborados y que otorguen valor diferente a quien los reciba; sin embargo, se ven económicamente forzados a entregarle al pueblo, lo que el pueblo a gritos pide.

Durante nuestra historia, las expresiones intelectuales y visuales, han perseguido lo mismo: la verdad y la belleza. Aproximarse a lo trascendente, a lo que llevamos dentro: deseos, temores, preguntas, en fin, toda la complejidad del hombre y del mundo que lo rodea, incluso, de lo que desconoce. Entonces, ¿cuál es la verdad que persiguen los realitys? ¿Qué realidad pretenden mostrar?, o simplemente son artilugios que sirven para olvidarnos de nosotros mismos y sentirnos seguros de que existen otros especímenes relativamente más complicados. En consecuencia, los problemas expuestos le regalan tranquilidad a una audiencia que se alivia al constatar que sus problemas no son tan graves.

Por supuesto debe existir entretención, incluso para poder relajarse del trabajo, los estudios o las labores de la casa. Pero, tengamos cuidado en cómo nos entretenemos y con la realidad que elegimos adoptar. Al respecto, siempre se espera exista al menos algún espacio, por pequeño que sea, para que los mejores y más virtuosos puedan hacer arte y construir cultura. No resulta fácil encontrarlo.

4 Comentarios
  1. Raimundo Hartmann dice

    Excelente columna!!

  2. angeles dice

    Ojala se invirtiera mas en television de calidad y se apostara por ello, se extrañan canales de calidad!

  3. Max Wiegand dice

    Totalmente de acuerdo. Muy buena columna

  4. Trini barros dice

    La masa tira más en la elaboración del contenido pero lamentablemente los mismos canales alimentan esta costumbre hasta transformarla en un vicio, una pena.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

El Periodista