Carta abierta a Sebastián Piñera: «Presidente ¡Se le olvidó la cívica, pues!»
Permítame hacer de ayuda memoria básica: la copia, Presidente, la santa santísima y necesaria copia. Tenemos un país que no habla porque no ha escrito. La única manera en que un niño puede realmente usar la motricidad fina para que se le regulen los motores cerebrales es la copia. Cuando se quitó la copia de las llamadas preparatorias, se cometió un desliz. Es la mano la que ayuda al cerebro. Escribir permite fijar las palabras en la memoria.
Por Marta Blanco
Cómo se le fue el detalle, Excelencia. Este país lleva 40 años sin aprender qué es gobernar, por qué hay que votar, y si es obligación hacerlo. Ahora que soltó las riendas un poco más, claro como el agua que se iban a quedar sentados. Mientras en el Gobierno no piensen en la educación con sentido común, el menos común de los sentidos (cito a Chesterton, tan acertado), nos vamos a las pailas.
Es verdad que los estudiantes sienten y presienten que no están aprendiendo nada. También, aunque no lo confiesen, que no saben hablar. Y como la mayoría no puede pensar con claridad, emiten sonidos guturales, se expresan de otras maneras, entre ellas, besarse y restregarse en las plazas. Y ni así logramos revertir el descenso demográfico de la población, donde los viejos hacen nata y los jóvenes nudos bien amarraditos. Grave error, señor Presidente.
Un niño pequeño no puede decirle tía o tío a los profesores. Es absurdo que confundan el hogar con el sitio donde van a aprender. Y luego, ya en el colegio, siguen con la misma maldita costumbre.
Permítame hacer de ayuda memoria básica: la copia, Presidente, la santa santísima y necesaria copia. Tenemos un país que no habla porque no ha escrito. La única manera en que un niño puede realmente usar la motricidad fina para que se le regulen los motores cerebrales es la copia. Cuando se quitó la copia de las llamadas preparatorias, se cometió un desliz. Es la mano la que ayuda al cerebro. Escribir permite fijar las palabras en la memoria.
Los niños que viven aislados, en pueblos del desierto o la cordillera, en lejanas aldeas o solos con su familia entre pehuenes, embutidos en la nieve cinco meses, casi no hablan. Se limitan a las palabras básicas y más bien emiten sonidos, como los pájaros. Para adquirir lenguaje es indispensable que la mano guíe al cerebro.
Luego, tan campantes, durante el reinado de Pinochet, eliminaron la educación cívica. Bueno, también eliminaron el Congreso. Y los adolescentes creen que el parlamento es una figura de la prosa. Los que van en educación media, eso sí. Y entre estos, los que asisten a clases.
Después, durante la recuperación de la democracia, esfuerzo gigantesco de la Concertación, no se les ocurrió que enseñar es más fácil y menos enredado que ser moderno. Ser moderno, Presidente, no tiene nada que ver con la modernidad ni el progreso. Ser moderno es una moda. Intentar seguir la moda es como san Agustín dilucidando la Santísima Trinidad.
Este país, que carece aún de cosas básicas como casas decorosas paras sus habitantes, sueldos de acuerdo con el esfuerzo laboral, buenos hospitales y cortar de una vez por todas las largas filas matinales para conseguir ¡uno! de los 12 números que entregan es una afrenta a la dignidad de las personas. ¡Hasta cuándo!
Y ahora, dando libertad de votar, la gente no fue a las urnas y los que hicieron de vocales eran un desastre, no sabían qué hacer ni cómo.
Mejor no llorar sobre la leche derramada. Estudiar es imposible con los métodos actuales. Muchos pasan hambre y frío. Muchos tienen problemas para comprar hasta un lápiz. Y además usan uniforme. ¿Por qué los hacen gastar tanto, cuando con un delantal limpio y un overol para los niños la cosa queda arreglada? Y que se pongan la parka encima, ahora que les enseñaron tan bien a endeudarse con las tarjetas de crédito, todas las familias andan bien vestidas, ha cambiado el nivel de aprovisionamiento de los chilenos. Esto es de celebrar. Buenas zapatillas, parkas, gorros. Y la línea blanca, que mata. Es cierto que están hasta más arriba del piuelo con las deudas, que no calculan cómo llegar a fin de mes, se encaraman al Transantiago sin pagar y no les parece ni pecado venial.
¿Sabe?, les encuentro la razón. Se le ha pedido demasiado a la gente más sacrificada de este país. Se les exige soñar con ser gerentes, con tener una educación universitaria y no saben escribir ni paralepípedo con seguridad. De historia no tienen idea. De la realidad del mundo, nada. Creen que la globalización es algo mágico. Nadie les ha contado el desarrollo de las civilizaciones, lo que cuesta atraer inversionistas y mucho menos lo que cuesta mantenerlos. Y este mundo mágico no es tan nuevo, Presidente. Si hasta los fenicios ya eran buenos para el negocio como usted. Marco Polo globalizó el mundo. Su padre y su tío también. Los árabes que vivieron 800 años en España les llevaron gran parte del conocimiento, incluido el cero y los números árabes. ¿Se imagina si siguiéramos sumando con los romanos?
Ahora, no esquivemos la verdad, la globalización es financiera y twittera y googlera. La globalizaciónj no le ha resultado buen negocio a Europa, a los norteamericanos les metieron el dedo en la boca hasta el intestino grueso. Al menos, allá hay responsables a los que metieron a la cárcel por tres cadenas perpetuas. Es una muestra más de lo que significa ser soñador. ¿Tres cadenas perpetuas? Quizás me equivoqué de término, son fieles cristianos/budistas que creen en la resurrección sistemática. ¿O cómo purgarán tres veces esa cadena condenatoria? Buenos y gansos fieles, eso son.
En síntesis, eduque a este país con sensatez. En la sensatez. Y no rebaje más la edad para votar. La libertad comienza por saber dónde se está parado, cuáles son las posibilidades reales de nuestras vidas y capacidades, qué haremos como vidas para ser buenas personas, trabajadoras y serenas.
Este país dejó de ser sereno, Presidente. Andan todos con ataques de nervios y un genio de los demonios. Los asesinatos a la cónyuge o al cónyuge están a la orden del día. Pídale a su ministro de educación que medite sobre los tres poderes, que incorpore la vieja y sabia tradición de la educación cívica en los colegios.
No podemos negar que la votación por alcaldes y ediles fue un show de goles.
Los niños deben crecer. Los adolescentes deben aprender muchas cosas, que no les entregan. Y los viejos debemos prepararnos para terminar debajo de los puentes del Mapocho, porque entre las casitas para enanos, la destrucción de las familias, la separación de los lugares de trabajo y los lugares de vida, terminaremos todos miserables, sórdidos y solos.
Hay que preocuparse de que la vida sea más placentera, de que la democracia sea más que una palabra desprestigiada, de que los más aislados por enfermedad, distancia, raza o costumbres, sean tomados en cuenta.
Y hay que enseñar en los colegios educación cívica. ¿O cree Su Excelencia que a los niños les entrará por osmosis la idea de los tres poderes, la obligación moral de votar y la responsabilidad sexual?
Son cosas que faltan, Excelencia. Y que desbaratan todo intento de entendimiento entre las partes.
Excelente carta abierta para razonar sobre el rol de la familia y la responsabilidad social de esta. No traspasar la responsabilidad de la educación a otros. Es en la familia donde esta la génesis de la formación de las personas. Y no podemos dejar esto en manos de los demás. El gobierno no hará nada
Excelente y de gran claridad, se debe empezar por lo niños y seguir con los jovenes ya que estos son el futuro, los adultos y los mayores ya no tenemos posibilidad de cambio, pero ellos SI.
Es un placer leer cosas inteligentes, de una persona que además usa las palabras como corresponde. Felicitaciones a El Periodista y a la señora Marta por este espacio, un oasis en la chata cultura nacional.
Ustedes creen que Piraña lee y si lo hace, creen que lo entiende y si lo entiende, creen que lo aplica. Es como regar en el desierto!
Muy buena!
Marta, por qué no invita al Presidente al quien soy yo y le pregunta, como lo hacía antes, quién es realmente usted?
Marta, que bueno la encuentro en estas páginas, leí su libro Memorias de Ballenas y me fascinó. Felicitaciones
La copia, siempre digna y hermosa copia. Tiene a mi modo de ver toda la maldita razón, ya hace muchos años se elimino la copia de los cuadernos de ortografía, la enseñanza desde la sencillez. Recuerdo lo fantástico que era copiar de un diario la noticia mas importante del día. Hoy apareció el cuerpo sin vida de un terrorista en la ruta 68 o carabinero muere en atentado bajo el puente de Pedro Aguirre Cerda….. No quiero ser sarcástico solo quiero decir con esto que la culpa no es de uno o de otro, solo quiero expresar que concuerdo plenente con la falencia y que la critica tiene que ser tomada de la mano de cada uno de los ciudadanos no solo del gobierno. Resulta imperante dejar atrás las rencillas de poderes para bajar al submundo de la educación y abrir los ojos de quienes no quieren ver, esos ojos tienen que observar que la educación de los educadores es la mas mala de la historia y eso solo es culpa del sistema. Quien lo creo, de quien fue la culpa, el error y la mala idea, ya da lo mismo desde ahora solo queda decir manos a la obra, sea quien sea el gobernante.
La Felicito por su Articulo, es un desahogo de lo más profundo de nuestras conciencias ciudadanas, recordar el pasado cuando en nuestras escuelas y liceos se entregaban la preparación para ser un buen ciudadano, como también los modales de respeto a traves del «Manual de Carreño»Hoy en día el pilar de la Sociedad está en la Familia, las Escuelas,Liceos y Universidades, se han transformado en entes de entregar contenidos para futuros trabajadores y profesionales, pero de conciencia civica muy poco, como Ud lo acoto en el proceso eleccionario a lo largo del país, quedo demostrado la incompetencia en este sentido.
Los Valores deberan ser inculcados con mayor énfasi desde todos los Sectores responsables de nuestra Sociedad, no basta la Familia, si hoy en día no se asume en todos los sectores.
Con respeto hacia Ud, estamo viviendo un nuevo paradigma,las tendencias económicas han diseñado un nuevo Modelo Económico, dejando al Estado como un ente fiscalizador,así lo entendieron viejas economías que tubieron que cambiar sus politicas económicas, si hasta la China tubo que cambiar su modelo.
Volviendo al comienzo de su Art,referente a la comprensión lectora de los jovenes de hoy, tiene toda la razón, se ha perdido una gran batalla en este sentido, los medios de comunicación la llevan,los jovenes de hoy cada día leen menos y que decir de escribir, pero son expertos en las nuevas técnologias de comunicación, las dominan con asombrosa facilidad y se interesan por todo aquello que les permita competir en el futuro.
Nuevamente la Felicito, espero que muchos lean su Art,y lo comenten entre sus cercanos y podamos cambiar la CULTURA EN NUESTRO PAÍS.
Estoy de acuerdo con ud en muchos puntos,pero los habitos de estudio, la perdida de valores, un pais donde todos exigen derechos y nadie se acuerda de sus deberes no empezo con este gobierno viene de mas atras, cuando llegaron los que hoy se llaman progresistas,que no se atreven a decirle al publo que son socialistas o sea de izquierda, llegaron vendiendo la pomada que todo estaba permitido,ud hoy dia no le puede exigir a un estudiante que se sacrifiq
¡Qué excelente artículo que qué sabios y simples consejos! Un profesor de filosofía nos dio otro igualmente sabio, hace mucho mucho tiempo, que «no se puede pensar sin palabras». Está claro: mientras más rico sea nuestro vocabulario más capacitados estaremos para pensar.
Entonces podremos aspirar a tener «cualquier idea», soñar «cualquier sueño, ganar «cualquier billete», tener «cualquier mina» y vivir «cualquier año».
Felicitaciones Marta Blanco!
Faltan muchas cosas en la educación chilena.Es cierto. Pero, si empezáramos por el principio, la más importante sería la reposición de la «copia diaria» en las preparatorias, es decir, cuando los niños están recién escribiendo.
¿Qué pasa con los educadores chilenos que no se les hace evidente que ése era un instrumento con el que se conseguía un sin fin de resultados? En primer lugar, concentración; en seguida, control sobre la motricidad fina; después, palabras y «formas de enlazar esas palabras»; ortografía … y así puede seguir una larga lista de beneficios.
Sí Marta Blanco, estoy de acuerdo con Ud. La falta de la bendita «copia diaria» en las preparatorias y del ramo de Educación Cívica en la Secundaria, están en la base de la más que indudable pérdida de calidad de la educación chilena …
Marta Blanco …… Que falta que haces en la conversación ilustrada, en la crítica televisada…… Felicito tus palabras y tu inteligencia
Me encanta la Martita Blanco….. que nos hace tanta falta ahora en algún programa de televisión para conversar largo y tendido y sentir que hay algo de cultura propagándose por ese medio lleno de tanta lesera barata y sin sentido.
Hacía tiempo que no sabía de Marta Blanco (es mi culpa), pero esta carta me hace recordar cuando la escuchábamos en programas de TV, siempre culta, informada, modulando bien, con buen uso del léxico… ¡que falta que hacen esos programas!. Porque debemos reconocer que la TV está encendida casi todo el día y por ahí llega la información a la mayoría de los hogares chilenos. Concuerdo con la falta que hacen esos ejercicios: primero la copia luego, el dictado y finalmente la redacción. Gracias a esos tres simples pasos, muchos de los que estudiamos antes de las grandes innovaciones en educación, podemos entender, escribir medianamente bien y no cometer errores espantosos en ortografía.
Cuando los responsables de modificar contenidos de programas educacionales lean este artículo, y ojala lo entiendan, deberían recordar una frase de Libertad (la amiga de MAfalda)
«¿Porqué complicarse la vida con los problemas del país, cuando la solución más simple es solucionarlos?»
GRACIAS POR SER, MARTA BLANCO
La culpa siempre la tiene otro. ¿Y qué pasa con uno mismo? Uno puede ser sujeto de cambio, con su vida y su entorno. Además, con mucho respeto, lo que dice usted señora Marta lo piensa y lo sabe muchísima gente. El problema es que es más fácil y atractivo vivir en la posmodernidad.