Fue portada de National Geographic en 1973: Historia de la desconocida mujer de la foto
VIOLETA EN EL AIRE
Apenas cumplió 18, Violeta se convirtió en azafata de Ladeco o auxiliar de vuelo, como a ella le gusta aclarar. Su trabajo calzó con el inicio de la dictadura y con ello comenzó el glamour de vivir dentro de una línea aérea. «Apenas entré, me llevaron a participar del concurso reina del café en Colombia y gané. Raro, porque casi sin preguntarme mi mamá me había llevado a la oficina del gerente de Ladeco para que él me pusiera a trabajar. Al rato empecé a disfrutar del asunto: 11 días en Tahití, 6 en Europa y así me iba, trabajando poco y viajando y ganando mucho».
Violeta fue feliz así. En el trabajo conoció a su actual marido, un piloto comercial con quien tiene dos hijas, ambas en la universidad. Al casarse tuvo que dejar Ladeco por LAN, ya que en esos tiempos sólo mantenían mujeres solteras en el staff de la primera. Por años, Violeta fue la cara bonita que hizo posters y comerciales para LAN. No fue sorpresa tampoco que fuera nominada a participar en el concurso internacional de belleza de auxiliares de vuelo que se realiza todos los años en Punta del Este. Ahí, la bombardearon con preguntas sobre la dictadura. «No, no soy partidaria de Pinochet», decía ella. «Pero tampoco he visto lo que me está diciendo…», aludiendo al Mapocho ensangrentado. Tensión política de lado, Violeta se convirtió en la primera chilena en ganar el concurso. Y como triunfo, ese mismo año fue designada para ser la aeromoza que atendiera al Papa durante su estadía en Chile en 1987.
«Fueron tres días inolvidables. Aunque había un protocolo estricto para tratarlo, su sola presencia era un regalo. Cuando llegamos a dejarlo a Buenos Aires se nos olvidaron todas las normas y lo abrazamos y le dimos las gracias por haber estado con nosotros. Mucha gente se siente afortunada de saludarlo, imagínate yo, que estuve con él tres días».
Aunque Violeta confiesa haber vivido un poco distanciada del clima político del país, no duda en jactarse de conocer al verdadero Chile sobre las nubes. En años de trabajo fue testigo de los cambios en la clase de ciudadano que vuela y pudo conocer todo tipo de conductas del chileno medio sobre un boeing. Los presidentes no fueron la excepción. A Violeta le tocó atender a Pinochet, Aylwin y Frei en el aire. «Volé varias veces con Pinochet y él siempre fue muy amable. Claro que cuando viajaba con su esposa se notaba un cambio en él y en todo su equipo de trabajo. Como que el ambiente se tornaba más tenso porque ella se fijaba que se respetaran los rangos, las composturas y que hubiera más protocolo. De don Patricio no puedo decir mucho porque sólo me tocó volar con él una vez, mientras que a Frei siempre le preparaba cosas dulces porque es fanático de los postres. Él y la Martita eran más cercanos, si a ella la ayudábamos a vestirse y hasta le tuvimos que prestar una cartera una vez que se le quedó su cartera de invierno en Santiago».