Probidad y Transparencia

«La meta sigue siendo necesaria y urgente, pues la corrupción le hace mal al país y daña, además del erario fiscal, a sus instituciones y la fe pública, cimientos básicos de una democracia».

Escribe Francisco Chahuán / Senador RN

Una encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública DuocUC y el Instituto de Seguridad del Trabajo (IST) reveló recientemente que la mayoría de los habitantes del Gran Valparaíso y Quillota cree que la corrupción ya es parte del inventario de esa Región. El estudio arrojó que la ciudadanía percibe que el problema es hoy más profundo que hace cinco años y que –con razón– esto provoca vergüenza e indignación.

Lo cierto es que los escándalos de corrupción en organismos del Estado han calado profundo en el alma nacional. El último, el que afectó al Gobierno Regional de Valparaíso, no podía hacer menos. Es que ése es el punto: las víctimas de estos hechos son, a fin de cuentas, las chilenas y chilenos más vulnerables que ven cómo los recursos de todos han pasado a formar parte de caudales privados o, eventualmente, a campañas políticas.

En noviembre de 2006 la entonces Presidenta Bachelet dio a conocer la propuesta de Agenda de Transparencia, Probidad, Calidad de la Política y Modernización del Estado, que se planteó como objetivo detener las irregularidades en las reparticiones públicas y hacer de Chile un país sin corrupción. La seguidilla de delitos de esa naturaleza la obligaron a hacerlo, pero el fraude contra el Gobierno Regional de Valparaíso –presuntamente ocurrido entre 2008 y 2009– demuestra que la acción no pasó de ser una muestra de buena voluntad.

La meta sigue siendo necesaria y urgente, pues la corrupción le hace mal al país y daña, además del erario fiscal, a sus instituciones y la fe pública, cimientos básicos de una democracia.

De ahí la importancia del acuerdo de Probidad y Transparencia, que recientemente suscribimos parlamentarios, alcaldes, rectores de universidades, consejeros regionales y empresarios de todos los ámbitos de la V Región.

Se trata de un hecho inédito, que consagró nuestro compromiso firme de erradicar al fantasma que se ha instalado en torno a nuestra zona. Lo cierto es que, tal como desde Valparaíso pretendemos comenzar a derrotar la pobreza de nuestro país, también queremos iniciar el combate frontal a la corrupción, que es otro tipo de pobreza: de valores y principios de rectitud en el desempeño de la función pública.

El acuerdo contiene medidas orientadas a prevenir, detectar, sancionar y erradicar la corrupción, dado que ésta atenta contra el bien común, el orden moral, la justicia y el desarrollo local. Por lo mismo, se enmarca en la formulación de una política regional en materia de probidad y transparencia, orientada a generar un plan de acción que comprometa a todos los actores sociales –incluida, por cierto, la comunidad– en la prevención, investigación y sanción de actos de este tipo.

La Región de Valparaíso tiene un tremendo potencial y no vamos a permitir que la corrupción impida que alcancemos nuestras metas y sueños. Se trata de un gran desafío que es imperativo proyectar a todo el país y, por lo mismo, ya estamos trabajando en eso.