Los otros niños
«Se calcula que en la actualidad existen 300 mil niños soldados activos, en 68 países, mayoritariamente de África y Asia. La utilidad que prestan estos niños es de espías, esclavos sexuales –particularmente las niñas– combatientes de primera línea, crudamente descritos como “carne de cañón”, bombas humanas o suicidas, y detectores y limpiadores de minas de tierra».
Escribe Elza Fagundez / Directora nacional World Vision
Pasada la euforia del día del niño, todo vuelve a la normalidad. La mayoría de los menores con algún juguete nuevo y muchos padres con la preocupación de cómo pagarlo.
Se retoma la rutina, cualquiera que esta sea. Padres, abuelos, tíos y tías sienten que han contribuido a la unidad y felicidad familiar. Dentro de este festejo, resaltado por alegres colores infantiles que engalanan hasta las armas de juguetes, no queremos acordarnos de otros niños, de aquellos que sufren carencias, enfermedades, abandono o que están sometidos a destinos trágicos.
A raíz de la abundante publicidad sobre armamento de juguete que se desplegó con ocasión del día del niño, no pude menos que acordarme de la tragedia de los niños soldados. Desgraciadamente, dondequiera haya un conflicto armado es probable que niños menores de 18 años participen en ellos. Se calcula que en la actualidad existen 300 mil niños soldados activos, en 68 países, mayoritariamente de África y Asia. La utilidad que prestan estos niños es de espías, esclavos sexuales –particularmente las niñas– combatientes de primera línea, crudamente descritos como “carne de cañón”, bombas humanas o suicidas, y detectores y limpiadores de minas de tierra. Los más vulnerables para ser reclutados o forzados a desempeñar estas labores son los niños separados o abandonados de sus padres o guardianes, infantes que viven solos sin el cuidado de un adulto, los niños de las calles, los miembros de minorías, menores aislados o con habilidades sociales limitadas y finalmente aquellos que viven cerca de zonas en conflicto.
Bajo la creencia de que esto sucede en países lejanos, que son temas que no nos tocan, tendemos a dejarnos estar en la comodidad del convencimiento de que esto le sucede a “otros”. No relacionamos el problema cuando vemos en los noticieros los testimonios de vecinos que dicen no poder salir de sus casas por la presencia de bandas de menores armados en permanentes enfrentamientos. No nos alarmamos cuando carabineros denuncia ataques de menores. Pero tenemos que despertar a nuestra realidad: sí hay niños soldados en Chile, son aquellos menores al servicio del narcotráfico que patrullan, informan, defienden y atacan. Niños que lucen con orgullo sus armas mortales como si fueran juguetes nuevos. Niños a quienes se les ha robado la infancia. A través de todos sus proyectos, World Vision se esfuerza para ofrecer a los niños de los sectores más pobres del país habilidades y oportunidades para vidas más sanas, más plenas y, especialmente, más largas.
La verdad, que encontre muy escueto, el análisis y demasiado propagandista de World Vision.
que efectivamente si merece atención de la ciudadanía, pero sin embargo, sus argumentos deben ser convincentes y pertinentes al fenomeno en Chile.