Iglesia sin voz

Francisco Martorell“Cuesta entender que el andamiaje de una Iglesia preocupada de lo que ocurre en las cárceles, donde miles de presos viven hacinados, se haya puesto en movimiento para conseguir beneficios para un puñado de personas condenadas por violaciones a los derechos humanos”

Escribe Francisco Martorell C.

La Iglesia Católica ha perdido su capacidad de comunicar adecuadamente sus actos y con ello, sin duda, disminuye su nivel de influencia.

No son sólo los casos que la han afectado en los últimos tiempos, como las cientos de denuncias que comprometen a sacerdotes en actos de pedofilia, sino aquellas cuestiones más caras a su quehacer, donde antes su voz era escuchada y no se prestaba a dobles interpretaciones.

Lo ocurrido recientemente, con la propuesta de indulto presentada el miércoles 21 al Presidente de la República, es muestra de ello.

Cuesta entender que el andamiaje de una Iglesia realmente preocupada de lo que ocurre en las cárceles del país, donde miles de presos viven hacinados y en condiciones infrahumanas, se haya puesto en movimiento para conseguir beneficios para un puñado de personas, civiles o militares, condenados por graves violaciones a los derechos humanos.

La Iglesia quiere, pero no pudo lograrlo hasta ahora, que el bicentenario patrio se festeje con la salida de los penales de aquellos seres humanos que erraron una vez, se dejaron tentar por la ganancia fácil de la venta de drogas o está arrepentido de sus actos. Es decir perdonar al ladrón de la cruz, a María Magdalena y quizá hasta a un recaudador de impuestos. Pero el debate, simplemente, se ha centrado en otro punto, inaceptable desde la legislación internacional y los pactos firmados por Chile, como sería dejar en libertad, indultar o conmutar las penas de personas que cometieron delitos de lesa humanidad. Este tema, sin duda, nunca debió centrarse allí, porque era impracticable. Pero la Iglesia hoy comunica mal o no lo hace. El tema se le escapó de las manos y no tuvo voz para recuperarlo.

Aquella voz potente que se levantó otrora para defender a los más débiles de los atropellos del Estado, ya no se escucha. Es como si la falta de consenso respecto al pasado y otras cuestiones más mundanas, que hoy reina en su interior, la imposibilitaran para hablar con más fuerza.

Lo hizo bien el propio Alejandro Goic, cuando se refirió al salario ético, pero está en deuda ahora con el tema del indulto. No debiera usar sus medios de comunicación para mostrar abusivamente el tráfico hormiga, la venta al menudeo de droga o los lanzazos en el centro, sino para que los chilenos vean el otro lado, las desigualdades y la falta de oportunidades, es decir el camino para llegar la cárcel. De lo contrario, es difícil indultar al “delincuente” y los penales, especialmente en el norte, se seguirán llenando de mujeres, madres de familia, que para alimentar a sus hijos caen en la tentación ofrecida por poderosos narcotraficantes. Allí el indulto, con una base de apoyo y seguimiento, sin duda es un aporte. Pero, además, debe quedar en claro que es una sola vez y que el Estado será implacable con el reincidente que no aprovecha la oportunidad que le da la sociedad.

Los otros, aquel puñado, deben seguir cumpliendo sus penas, porque fueron muchos años de arrogancia y prepotencia, donde a la víctima no se la respetó y, además, la justicia miró para otro lado. Los familiares tardaron en conseguir algo de reparación y muchos de ellos aún no saben del paradero de sus seres queridos. Allí no hay arrepentimiento ni reflexión.

Más importante aún, sería nefasto para las nuevas generaciones que el Bicentenario, finalmente, dejara como única “obra gruesa” un indulto que favorezca a esas personas y debilite el mentado “nunca más”.

La Iglesia Católica, vapuleada por muchos costados, tiene aún la oportunidad de aclarar sus intenciones. Para ello debe levantar la voz, con la mesura de siempre y recuperar algunos de sus espacios.

Hace unos días, mientras el canal Vía X entrevistaba en el programa Cadena Nacional al sacerdote Agustín Moreira, a la misma hora, TVUC abría un estelar con un largo discurso de Bombo Fica. El mundo al revés.

2 Comentarios
  1. Flaminio Arriagada Jiménez dice

    Creo que el Sr. Francisco Martorell C da en el clavo y su comentario es muy ajustado a la realidad presente y a la realidad pasada que por desgracia la iglesia también quiere pasar la aplanadora y mas todavia cuando nos aprontamos a celebrar una fecha importante en nuestra historia patria que debe ser celebrada para traer a la luz la verdad y que no se piense en perdonar por perdonar sin tomar en cuenta el daño
    que esta gente causó a nuestra convivencia nacional.
    Creo también que la iglesia se ha tomado «atribuciones» que no son del pleno consenso de los católicos que a diario están en la iglesia o que han sufrido las consecuencias del golpe militar en carne propia y en donde muchos de ellos tienen o tenemos todavía en nuestro cuerpo y espíritu las huellas de las infamias y lesa humanidad cometidas. Ya no estamos en los tiempos en que el humilde cristiano aceptaba en forma humilde también, lo que creian era correcto por las altas autoridades eclesiásticas.
    Atte
    Flaminio.

  2. miguel angel dice

    Señor Martorell, tiene usted mucha razón.
    El gran problema de que exista una iglesia sin corazón y con una gran falta del cardenal silva henriquez, Hourton y otros, es que en este mundo al reves del que usted habla, este Chile ha perdido la memoria. Primero, eligiendo a un derechista como presidente y parte de la estructura que atropelló los derechos humanos. Segundo: los que lucharon por la democracia atropellada por la derecha, hoy se comportan como autoflagelantes, no entenmdiendo que la derecha es y será perversa.
    y, tercer punto, la iglesia de errazuriz solo le interesa la plata que va a recibir de piñera y seguir comodos y sin voz como usted dice, porque pueden perder sus privilegios. Privilegios que a hombres santos como el Cardenal Silva Henriquez (notese que los escribo como corresponde) rechazaron por estar con lo más pobres. Y esta si que era una Iglesia que tenía voz, y el pueblo la seguía. Hoy esta pseudo iglesia ni siquiera tiene sacerdotes y los que tiene o son abusadores sexuales o del opus dei.
    Gracias señor Martorell por ayudarme a sentir que algo de memoria queda. Recordar siempre que la derecha es y será siempre perversa.

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