Elecciones en Venezuela
«El Presidente Chávez está creando una polémica que bien podría haber utilizado a su favor, procurando mostrar la realización de comicios con la mayor de las pulcritudes».
Por Francisco Chahuán
La aprobación del proyecto de acuerdo que se refiere al proceso electoral de Venezuela y el envío de senadores chilenos como observadores, ha generado en los últimos días diversas reacciones, unas más destempladas que otras. Independientemente de que algunos puedan disentir respecto del espíritu de la iniciativa, lo cierto es que contiene afirmaciones que se ciñen a hechos concretos, que pocos podrían poner en duda.
A propósito, vale mencionar aseveraciones tales como que “la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha denunciado una serie de situaciones anómalas, como la persecución judicial de opositores y periodistas, en un contexto de grave falta de autonomía e independencia del poder judicial de ese país, lo que representa un serio obstáculo para garantizar la adecuada participación política en el próximo proceso electoral”.
El texto también se refiere a las denuncias realizadas por dicho organismo y la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la OEA, por el cierre de medios de comunicación independientes, además de amenazas a los mismos, entre otras cosas. Si a eso sumamos que el gobierno venezolano no ha autorizado, desde 2002, la posibilidad de una visita de la CIDH y no pretende permitir la concurrencia de misiones oficiales de observadores para el proceso electoral, no parece demasiado raro solicitar a la ONU, la OEA, la Unión Interparlamentaria y el PARLATINO, adoptar una actitud más vigilante en torno al proceso que se avecina.
Y si bien puede haber causado la molestia del Presidente Chávez, una mínima capacidad de autoanálisis debiera llevarlo a aceptar que existen suspicacias suficientes en su contra como para haber generado preocupación para que se asegure la integridad y la transparencia, conforme a los tratados y acuerdos internacionales suscritos por Venezuela.
Declaraciones más, declaraciones menos, ha sido el gobierno venezolano el que ha puesto un manto de duda sobre el funcionamiento democrático de sus instituciones. Por lo mismo, si no existen motivos para cuestionamientos, tal vez lo apropiado sería la actitud opuesta, de abrir las puertas para despejar las inquietudes.
El presidente Chávez se equivoca al pedir a los senadores chilenos no sembrar dudas sobre la limpieza del proceso electoral. Él ha tomado esta situación como una afrenta personal, cuando en verdad de lo que se trata es de aportar y dar legitimidad a un proceso que idealmente no debiera dejar espacio a las especulaciones.
El Presidente Chávez está creando una polémica que bien podría haber utilizado a su favor, procurando mostrar la realización de comicios con la mayor de las pulcritudes. El Senado chileno nunca ha pretendido agredir ni intervenir, sino participar de una instancia que, por el bien de los venezolanos y quienes valoran la democracia, tiene que realizarse como corresponde.
Lo cierto es que, aparte del lenguaje y la falta de respeto a la que se ha llegado a partir del proyecto de acuerdo que inició esta controversia, aquí se echa de menos un rol más activo del secretario general de la OEA, quien ha declarado que nada puede hacer al respecto. Por lo pronto, le guste o no, el presidente Chávez tiene que aceptar que las confianzas se ganan y que él tiene todavía mucho camino que recorrer en ese sentido.
De verdad, el sr. Chahuán ha cuadrado el círculo, como acostumbran hacerlo. Reclama «la persecusión» judicial que el Poder Judicial de Venezuela hace de los «honestos empresarios de los medios de comunicación». Pero si acá en Chile, los abusadores jueces y fiscales han perseguido a los «care jarro», honestos empresarios de la distribución de coca. ¡Qué abuso, digo yo! Allá, como acá, los empresarios de los medios de comunicación no son honestos periodistas, sino que grupos económicos maridados con el poder fáctico y, ahora,les salió gente al camino, limitando sus acostumbrados abusos. Todo abuso repetido en el tiempo deviene en derecho…
No sé si es más peligrosa la situación en que la oposición no se presente a elecciones abiertas o si estas elecciones se predefinan entre 4 paredes en los partido, como consecuencia de un sistema espurio que sobre representa a algunos y subrepresenta a la mayoría, dejando a cerca de un 20 % sin representantes y al 40% de la población al margen de las elecciones.
Este sistema binominal, ideado por el fallecido senador guzmán («elegido» por este mismo método, pese a haber salido tercero)y abusado por la derecha pinochetista («seríamos huevones si lo cambiáramos», confesó un alto dirigente de la UDI).
Entonces que no hablen de alternancia ni de democracia, aquí o en referencia a otro país. ¿Y qué dicen de China, sin elecciones como se estiola en Occidente? Ah, noooo! es que los chinos son buenos socios en nuestros negocios de exportación…Puajjj!!! dan esco estos «demócratas», como el sr. chahuán
Sr. Chahuan lea la columna de ma´s abajo de Juan Pablo Cardenas.
Ya se ha hecho costumbre de Ud. senador, hablar con demagogia y ver la paja ajena y no la viga en el propio.
Es precisamente por ello, que su Gobierno va cuesta abajo en la roodada y sin vuelta. Los problemas deben asumirse y Uds. ofrecieron tanto (demagogia)y ahora sencillamente no tienen la capacidad para llevar adelante esos anuncios, mucho de los cuales significaban un cambio de verdad en su sector (mas demagogia)y que para quien los conoce sabe que era ir en contra de lo que siempre han predicado. No se puede pedir a los reprsentantes esenciales del statu quo cambios.
La derecha en el gobierno es extemporánea y la ineptitu demostrada hasta ahora se explica por que lo que los chilenos quieren son cambios que apuntan al modelo, ese que Ud. sólo pide revisar para épocas electorales, pero ahora en el poder sólo significan letras chicas en los anuncios porque de proyectos de ley, nada.
Sr. Chahuan, su demagogia no tiene limites. Cero credibilidad.