De pobreza e inequidad
“Atrapados por un sino incomprensible, las mujeres, los hombres y los niños que giran en el mundo de la pobreza y la desesperanza, no tienen ni ayer ni mañana, solo un ahora abrumador y gris”
Escribe Elza Fagundez
Todo Chile se estremece. Hasta el Presidente de la República acude a cadena nacional para difundir la estremecedora noticia: la pobreza en Chile ha aumentado. Somos más de dos millones y medio de pobres, hemos crecido hasta formar el 15.1% de la población. Y esto sin contar el terremoto.
Para World Vision, que trabaja con personas y no con estadísticas, esta situación es un reflejo más de la falta de equidad, de la realidad que se esconde detrás de los promedios. Porque durante estos años en que se incubaba el incremento de los pobres, el ingreso per cápita, fielmente, ha crecido. Para que el ingreso promedio siguiera ascendiendo, a pesar del aumento de la pobreza, otro grupo tiene que haber visto crecer su buena fortuna. De allí lo obvio: no solamente aumentó la pobreza sino que también la inequidad.
Pero cuando se recorren los pueblos, los campos o los frágiles cinturones que rodean nuestras ciudades y se encuentra, por ejemplo con una madre con varios hijos, abandonada, sin recursos ni preparación para la vida, se olvidan estadísticas y definiciones. La mirada sin esperanzas, el retraimiento, la falta de sonrisa dice tanto o más que el posible o imposible ingreso. Atrapados por un sino incomprensible, las mujeres, los hombres y los niños que giran en el mundo de la pobreza y la desesperanza, no tienen ni ayer ni mañana, solo un ahora abrumador y gris. No entienden de sutilezas estadísticas ni de críticas políticas. Esto está bien para los que estén al otro extremo de la inequidad, para los que viven en otro mundo. Por esto World Vision se compara a sí mismo a un puente, un puente que une a dos universos. En Chile, la institución está empeñada en una campaña de aumento de patrocinadores para que podamos, así, en forma personal y amorosa, devolver la esperanza a los que la hayan perdido, para que, además de los beneficios –refuerzo de la educación, mejoramiento de la vivienda, capacitación en actividades productivas, microcréditos– los niños patrocinados y sus familias rompan el aislamiento, traspasen esta barrera del “nosotros” y “ellos” para que los niños tengan un futuro y una voz amiga que los apoya desde el mundo desconocido de la prosperidad. Así, entre todos, World Vision, los patrocinadores y los niños patrocinados y sus familias, podemos hablar de un mañana luminoso para los niños de Chile.
Hemos perdido una batalla, pero la guerra contra la pobreza sigue, y lo invitamos a usted a unirse a esta causa.