La belleza del otoño
Desde hace años deseaba vivir la intensidad de nuestra Luna de los Brotes Cenicientos (otoño). Ahora que –abandonado de la angustia y el dolor de la urbe: su mercado– he vuelto con más constancia a mi comunidad, he podido abrazar en todo su esplendor el colorido amarillo / rojizo / verdeazulado de los bosques nativos de mi infancia; su aroma de humedad; su aleteo. Lloviznaban. Después, la helada nocturna los ha rodeado de agujas y de neblina que los convierte en sueños que levitan en frente de la visión cercana de la cordillera, el tenue Sol. ¡Cuánta inalcanzable belleza habita en el diálogo entre nuestro espíritu y nuestro corazón! Solitario, creo ver a la Kallfv Malen (la Muchacha Azul) aguardándome junto a la pagoda de un coigüe, mas era solamente una ilusión (seguiré esperando la posibilidad de su Ternura).
En la espera, ¿cómo no pensar en la inasible “realidad” de la Belleza, su Palabra? Las Ancianas y Ancianos de Yucatán nos dicen: “La Palabra nació por sí misma dentro de lo oscuro. La Palabra no es la voz que se dice ni el signo que se escribe. La Palabra viene de la conciencia, por eso debe ser sentida dentro para que sea espejo de sí misma”. “La conciencia / el pensamiento que es nada más el reflejo de la Naturaleza y de su infinito que nos regala el sonido de las palabras, el modo de nombrar”, dice nuestra Gente. Por eso las palabras expresan la concepción de mundo de quienes las crearon / crean / crearán en todo tiempo y en todas las tierras. Ellas revelan el modo de Escuchar de sus hablantes / gestuantes.
Como ustedes ya saben, en el idioma que nos legaron nuestros Antepasados –el mapuzugun / el habla de la Tierra– hay una palabra que nos define: Mapuche / Gente de la Tierra, por lo tanto, nuestra vida aquí no puede concebirse –nos dicen– sin la conciencia de pertenecer a ella. Nuestra Az Mapu refiere las Costumbres de nuestra Tierra. Nos reiteramos entonces: ¿es la Belleza la gestualidad –su equilibrio particular y diverso– que refleja el movimiento (el sonoro silencio) entre la interioridad y la exterioridad, y cuya pausa (que es la contemplación) corresponde a un tiempo determinado y modificado por el transcurrir del tiempo que es un Sueño? Si es así, ¿en el Meli Witran Mapu (los Cuatro Lados de la Tierra) la “representación” más explícita (inmediata) de la Belleza estaría dada en lo que corresponde al ciclo natural, es decir, las estaciones de la Vida?
¿El entendimiento estereotipado de la belleza es la fijación fragmentada –de modo siempre arbitrario (negación de la diversidad)– de la totalidad que es la Belleza? Para nuestra Gente, el arte de la Palabra sigue siendo el principio, el origen, su cúspide; la tarea es –nos dice– no olvidarnos que debemos estar alertas para que brillen siempre. Porque la Palabra pone en movimiento al universo; su luz –en lo claro y en lo oscuro– es la Belleza, pues surge de él, lo “representa”, porque recoge su dualidad en un presente que es también el “rostro” de un pasado y un futuro que puede ser –por un lado– lo concretamente previsible en lo venidero, pero también –por otro lado– el más absoluto misterio. “Las cosas no vienen y van, somos nosotros los que vamos a ellas, sólo nuestro Espíritu camina; la memoria no es ojo que se vuelve al pasado sino fuerza que nos deja ver lo que está en su esencia, fuera del tiempo”, dicen las Abuelas / los Abuelos en Yucatán.
¿Es la Belleza la posibilidad de ver lo que todos / todas ven desde diferentes perspectivas y énfasis, y aquello que los demás no ven pero nombrarán pronto / después / lejanamente? ¿Es la Belleza lo visible, pero sobre todo lo invisible, aprehendido por los ojos transparentes de nuestro espíritu y su sombra que es nuestro corazón? La Belleza está en todas las cosas, en todo lo viviente. El estereotipo es lo que nos categoriza / lo que nos pierde (como el reloj, como la brújula), nos dicen. Es la Belleza la pausa que refresca la fluidez de la sonoridad del Universo: la insondable resonancia de su Totalidad a la que pertenecemos y por eso nunca podremos asir / nombrar en su más honda significación.
(Nada nuevo hay bajo el Sol de mi otoño interior. El otoño exterior palidece ante el arribismo y la represión capitalista).
*Poeta