Levantemos un Chile mejor
«Si tuviera que resumir mi impresión más fuerte en esos días y que adquiere cada vez más significación, diría que sobrepasa a todo la convicción de que es el centralismo desproporcionado, asfixiante e ineficiente el mayor mal que afecta al país».
Escribe Francisco Chahuán // Senador V Región Costa
En los días recientes, sin reponernos completamente de la fuerte impresión que nos produjo el sismo y el maremoto, intentábamos comprender la magnitud de lo acontecido y pensar en la manera de contribuir con lo mejor de nosotros a remediar el dolor y el daño de tantas personas.
Luego, al advertir donde estaba el centro real de la catástrofe, nos coordinamos para ayudar a los compatriotas de las regiones VI, VII y VIII, sin dejar de aportar más directamente en San Antonio y Juan Fernández, archipiélago que se ha convertido en el ícono de la reconstrucción.
En gran parte de nuestro país se sufrieron pérdidas de seres queridos y severos daños materiales que no será fácil solucionar. Sin ir más lejos, el Gobierno ha cifrado en 29 mil 662 millones de dólares el costo económico neto del desastre, estableciendo que la economía dejará de producir otros 7 mil 606 millones de la moneda estadounidense.
Por lo mismo, deberemos continuar aportando esfuerzos e ideas, porque es nuestra tarea directa, pero no podemos olvidar que nuestras ciudades funcionan, mientras los centros urbanos y pueblos emplazados en la zona de catástrofe aún no pueden hacerlo.
A la fecha, unos 6 mil 700 hogares siguen sin servicio eléctrico entre las regiones de Valparaíso y de los Lagos, el 71 por ciento de la infraestructura municipal en dicho territorio registra daños y lo mismo sucede en un 45 por ciento de las escuelas y colegios. Es más, las cifras del Gobierno indican que el sector educacional ha sido el más golpeado, con un saldo de 3 mil 15 millones de dólares en contra. En tanto, 62 hospitales requieren reparaciones, lo que exigirá cerca de otros 2 mil 773 millones. A esto se suman daños al sector pesquero, avaluados en 39 millones de dólares, con 27 caletas pesqueras siniestradas, 4 mil 223 embarcaciones dañadas y casi 27 mil pescadores afectados en forma directa. Los perjuicios a la infraestructura pública, en tanto, bordean los mil 458 millones de dólares. En fin, suma y sigue.
Ahora, si tuviera que resumir mi impresión más fuerte en esos días y que adquiere cada vez más significación, diría que sobrepasa a todo la convicción de que es el centralismo desproporcionado, asfixiante e ineficiente el mayor mal que afecta al país. No sólo paraliza las capacidades y la creatividad de la mayoría que vive en regiones, sumiéndolas en un abandono que quedó patente en las imágenes por todos vistas, sino que resta a Chile las fuerzas que lo podrían conducir a ser el país desarrollado que todos deseamos.
También impresionan las muestras de valor y de solidaridad. Hemos podido apreciar que es la familia antes que todo el centro de las preocupaciones, de las angustias y de los esfuerzos de nuestros compatriotas. Esa misma familia que ha intentado debilitarse desde tantos lados y de mil maneras en los últimos años y la misma a la cual deberemos cuidarle su entorno y fortalecer en los días por venir.
Junto a las muestras de solidaridad, sin embargo, aparecieron en los horas inmediatamente posteriores al sismo incomprensibles acciones de pillaje, favorecidas por la paralización de las autoridades y por la resistencia del ex ministro Bitar para decretar el estado constitucional de catástrofe, como aconsejaba la cordura y se recomendó en esos minutos iniciales y decisivos.
El fenómeno podrá ser estudiado por expertos, aunque es sabido que en los primeros momentos los impulsos egoístas se imponen a las virtudes, que como una segunda piel se empeña en construir en cada cual la humanidad en su tarea de civilización. Lo cierto es que en ello se deberá analizar el efecto de la prédica de los últimos 10 años, de unos derechos sin deberes.
Con todo, sumando y restando: solidaridad interna y externa, movilización de un país de un modo rápido y efectivo, capacidad de gestión de las nuevas autoridades y colaboración de gran parte de las antiguas que aceptaron colaborar. Reclamos menores, claramente carentes de sensibilidad y ubicación. Al final, no obstante, sólo importa el país y su gente.
Levantemos un Chile mejor que el que teníamos. Esa es la tarea y debe ser la consigna.
Disculpe señor Chauan que me refiera a otro asunto, le escuche con verdadero estupor su defensa en los conflictos objetivos de intrés en que está incurriendo el Presidente, se que Ud. es Abogado y por lo tanto sostener que más allá de que exista el conflicto de interés, las personas pueden, en base a su criterio, separar las cosas, mas parece un argumento de adolescente pillado en travesura. ¿no hay una defensa más solida?
El futuro apunta a la transparencia, se critico hasta la saciedad al anterior gobiernoi por su falta de transparencia y su gobirno lleva un poco más deun mes y quiere hacernos retroceder hasta la época de las republicas bananeras.
Para dar sermones previamente hay que dar el ejemplo y lo que hace Piñera con sus dichos y us designaciones son el ejeemplo de lo que, precisamente no hay que hacer.